No te detengas en palabrejas ahora. No seas, esta vez, profesor de filosofía sino filósofo... Sólo abandónate en tu camino sin titubear. Tú haces ese camino tuyo en Aquél que te guarda y te lleva en Su Corazón. No temas, ni vaciles; no dudes y no pienses... Lejos de todo y de todos, muy cerca, inmediatamente, de Dios.
Alberto E. Justo
sábado, 23 de mayo de 2015
A pesar de las confusiones
Y no son tantas... Porque a pesar de contrariedades y oscuridades existe, en todo, una sencillez originaria que, en todo caso, es el auxilio y la guía para todo discernimiento.
Oímos y vemos, se dice y no se dice... ¿qué más da? ¿Quién "tiene" que comprender? ¿Los que suben, los que bajan, los que van, los que vienen?
Hay una luz que no se apaga, una llama que siempre arde, una hoguera que no se consume, un fuego que no se apaga... Todo ha llegado silenciosamente, constituyendo nuestra morada.
¡Despréndete pues de todo, no te detengas en este paraje! El paisaje no tiene fronteras, el Cielo tampoco conoce límites...
No importa esto, no importa aquello. El Espíritu es nuestra vida y nuestra morada. Sumérgete en el Silencio... Paz.
Alberto E. Justo
Oímos y vemos, se dice y no se dice... ¿qué más da? ¿Quién "tiene" que comprender? ¿Los que suben, los que bajan, los que van, los que vienen?
Hay una luz que no se apaga, una llama que siempre arde, una hoguera que no se consume, un fuego que no se apaga... Todo ha llegado silenciosamente, constituyendo nuestra morada.
¡Despréndete pues de todo, no te detengas en este paraje! El paisaje no tiene fronteras, el Cielo tampoco conoce límites...
No importa esto, no importa aquello. El Espíritu es nuestra vida y nuestra morada. Sumérgete en el Silencio... Paz.
Alberto E. Justo
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