Vamos de camino, portando una ermita pequeña, que custodia el mayor de los secretos. Lo más pequeño puede llevar a lo más grande, porque nos adentramos en un misterio que abre siempre más nuestras perspectivas y supera cualquier deseo... La fidelidad a la oración pequeña... Una sola palabra, tal vez cargada de lágrimas, esas mismas que se derramaron en los pies del Señor... ¿Por qué no? Entrar y no quedar fuera, es lo mismo que abrir las puertas y regocijarnos por Su Presencia en casa, donde Él tiene sus delicias en estar en y con nosotros.
¡Oración pequeña, cargada de silencio! En medio del desierto, en medio de la vida, en medio de una peregrinación que no conoce confines... Una palabra puede er LA Palabra... Si el corazón está abierto ¿quedará el Señor afuera?
Vacía, pues, la casa. Y ábrela, ya que Él llama, está a la puerta y llama. Y nada ni nadie puede apartarte de Él.
Alberto E. Justo