lunes, 26 de diciembre de 2016

silenciosa salmodia

que se perpetúa en el corazón. Oración constante según el latido y el respiro, según la vida. ¿Hay tanto que pedir? Sí, sin duda, pero no limitemos plegaria alguna, porque lo que el Señor nos da es más que todo lo que podamos soñar.

Alberto E. Justo