martes, 2 de enero de 2018

¡Aprendiera yo de mis padres...!

Una "ley" constante de esta vida de peregrinos es aprender siempre. Sea que nos ejercitemos en recordar, sea que retengamos, en profundidad, lo que alguna vez supimos o recibimos. Sí, hay tesoros que llevamos sin prestarles demasiada atención... Es preciso ser y estar atentos...
 Nada es superfluo en estos días... A nuestro lado se perciben presencias poco menos que indeseables, que exigen un discernimiento y un empeño de nuestra parte. Entonces es urgente pasar "más allá". Pero no son las "distancias" lo que aquí interesa, sino el rumbo, el arrojo y la perseverancia fuera de un mundo "en fuga"

Alberto E. Justo