domingo, 27 de junio de 2010

El don del cielo

¿Has pensado que todo acaba y se consuma en "aquella" imagen? ¿Te parece que esta o esa figura son... inútiles?
Mira, detente, hay una "emoción" indestructible en tu corazón. Eso te habla y te dice de Dios más que todos los conceptos que pretendas almacenar o considerar...
Dios "aparece" en modo "encendido", sin palabras. Quizá una melodía inesperada que levanta el corazón o se levanta en él... Sin modo, sin manera, pero en todos los modos y maneras...
¿Cómo es esto? ¿Acaso la Causa Primera no es más presente en los efectos que las causas segundas? Y hay mucho más.
Siempre llega Dios con anterioridad a lo que sea. Siempre está antes, siempre ES antes. Percibe esa "palabra" incomparable que repite y te repite: YO SOY.
Nada sabes de aquella sonrisa si no aciertas a descubririla, a redescubrirla, en su causa y en su sentido. Nada sabes de esos ojos, de aquella mirada, de ese canto, si no los rescatas ahondándolos en Aquél que es la Belleza, el Amor y la Vida.
¡Detente! ¡Asómbrate ante tantas maravillas y tanto esplendor! ¿Qué es un coro de niños en la Noche Buena?
Entonces calla, no definas ni expliques nada. ¿Te molestan tantas "sinrazones"? ¡Ya es algo!
Dios es Padre y Maestro de ternura y de fidelidad eternas.
Vuelve sin cesar a tu corazón y repite, una y otra vez, lo más simple e inmediato y ESCUCHA...
Si pronuncias el Nombre de Jesús con la frecuencia de la plegaria, aprende a oír, a escuchar en verdad, el Nombre que supera y es más que todo nombre en el silencio esplendoroso de tu corazón...
Aprende a llorar... El prado está lleno de flores, a un lado las montañas, al fondo el mar inmenso, como arriba y aquí mismo está el cielo.

Alberto E. Justo