martes, 30 de noviembre de 2010

dejar...

Abandona tu "ego" ¡que no eres tú! Deja tu "yo diminuto" y abre tu corazón profundo. ¡Cuántos "apegos" y cosas! Suelta, abre la mano y el corazón.
¿Tememos "caer" no sé dónde? Es posible. Pero no caemos... Quiero decir no hay caída, porque si soltamos, abandonándonos, caemos en Dios. Él Es Todo.
Aún dejemos "pensamientos" y "maneras", que disfraces acaban siendo, luego de tantas justificaciones y reparos. Hermosa es la caligrafía, pero terrible cuando dependemos de ella.
Busca la belleza que te eleva por encima de todo. Valoremos ese instante, el soplo, el respiro que es vida. Tal vez lo mejor no se repita, porque tiene su eco y su maravillosa transfiguración en la resurrección y en la eternidad.
El sabor del instante que no se repite tiene su gusto en la Eternidad.

Alberto E. Justo