miércoles, 27 de julio de 2016

¡Señor! ¿Dónde moras?

No nos admire repetir esta pregunta... Es lo propio insistir, como con la oración, hasta llegar a algo más que una respuesta.
El Señor repite: -no te detengas en frases o sentencias de lo que "se dice". Abraza, sin vacilar, mi Palabra... Abrázame a Mí.
Mi morada es ahora tu corazón. Es un secreto sublime: tú en Mí y Yo en tí... La vida contemplativa no es para "otra cosa". La vida contemplativa Soy Yo.
¿Qué puedes añadir? La vida contemplativa no consiste en lo que haces sino en la Vida que recibes.
Tu oración es Mi oración... No quiero tus "obras", te quiero a ti...
Sumérgete en mi Misericordia y no temas.

Alberto E. Justo