jueves, 9 de noviembre de 2017

Si Tú me recibes ¿quién podrá rechazarme?

Esto es más que seguro, simple y directo: aún prisionero y despreciado por las intrigas y los redobles de tambores lejanos; hoy percibimos la furia de la mentira y del engaño. sin dejarnos apabullar por todo ello... Preguntamos, también nosotros: ¿Porqué nos engañan de este modo miserable? ¿Nos dejamos engañar como infelices nacidos de las ruinas de nuestros pueblos?

Volveremos sobre todo ello...

Alberto E. Justo