"...Nos referimos al sabio taoísta. No es la soledad física. Es la soledad del que se siente incomprendido, o mejor diríamos fuera de lugar, como encerrado en una abarrotada celda de castigo. No hay mayor soledad, ni más angustiada, que la del que no está solo..." (I. Preciado "Las enseñanzas de Lao Zi" Barcelona 1998, pp 76-77).
¿Sin esperanza? De ninguna manera. Hay "aperturas" insospechadas e insospechables en el camino más oscuro. Pero sólo se abren allí...
Alberto E. Justo