Pero ¡¡atención!! no estamos, ni somos, ni vivimos en las "cuestiones" que rodean y asfixian. Siempre nos hemos de reconocer más allá de rumores y urgencias que pretenden acaparar la atención y la vida. Ahondemos en nuestro interior, vayamos a lo más profundo para hallarnos en verdad... Eso que el "mundo" nos dice, eso es precisamente lo que no somos, lo que no puede -en ningún caso- absorber nuestros días.
Descubramos, insisto, nuestro "ser" profundo, que, tantas veces, no tiene nombre. El nombre que nos interesa es un secreto en Dios y en nuestro corazón. Nada ni nadie nos puede apartar del Centro. En esos valles y montañas, en aquél mar sin fronteras, no hay mandones ni reglas.
¿Nos animamos a seguir siempre y sin definición precisa? ¿Nos animamos a llamar, en verdad, "Padre" a Dios?
No son buenas las "mediaciones" hueras y manoseadas por los decires de los hombres. La "moda" es hablar demasiado. Nada de eso, nada de eso. Silencio y Paz. Que brille la Belleza Divina en sus auténticos testigos...
Alberto E. Justo