domingo, 30 de junio de 2013

permanece en tu morada: todo lo hallas allí

Nos hemos internado, en el bosque, más allá de todas las apariencias. Ante el ruido ensordecedor de la tarde, bañada de calor y de excesiva luz, de tensiones, de augurios y expectativas, logramos escapar más a lo hondo y descubrir el bosque amable y su silencio.

            Pero ¿quién se ha “internado” en el bosque? ¡Menuda cuestión! Porque no acabamos de asegurarnos que “ese” mundo ruidoso y clamoroso sea algo nuestro. Nada de ello nos pertenece y cada día nos descubrimos más lejos... Entonces: ¿quién se atreve a desafiar lo que no puede comprender?

            Entonces, entonces: CALLAR. ¿Qué es lo primero que encuentras en el bosque? Yo diría, así no más: Silencio. La pregunta se desliza entre árboles, pajarillos, flores, insectos viajeros, infinidad de plantas y signos admirables de vida... El bosque es una esplendorosa manifestación de vida. Pero es SILENCIO. Nada responde ni pretende responder a las inquisiciones habituales... Nada.

                  Venimos de “otro” (horrendo) nivel. Nuestras espaldas cargan terribles curiosidades e infinitas cuestiones. Nudos, nudos y más nudos. Que si esto, que si aquello. Bolsas de basura. ¡Hasta “reglamentos” que torturan nuestro cuerpo!

                  ¿Cómo llegamos al bosque? Pues caminábamos rápidamente, esquivando mil multitudes, temiendo caer aplastados por esos empujes sin razón ni dueño. Mujeres de cualquier perfil hablaban y hablaban en voz muy alta, profiriendo vocablos soeces. Prisas de todo tipo, quizá angustias veladas, dolorosas todas ellas... Hasta que cruzó un niño pequeño: miró y  sonrió... 

                  No es posible explicar... ¿Para qué? La trascendencia queda revelada en la pureza y en la sonrisa de un pequeño. Cuando la percibes, en verdad, no es necesario que vuelvas a preguntarte nada. La sonrisa... no pide nada, ni puede retribuirte nada. Allí está escondido el “camino del bosque.”

                  Ve, pues, simplemente ve y en silencio. Y despierta a las aspiraciones de tu corazón. ¡Magnífica pregunta asoma en el horizonte!

                  Tú vivirás las aspiraciones de tu corazón. Aquello eres tu mismo: el respiro del SOPLO y el deseo profundo sembrado en tu alma... Eres ese Rayo de Luz que brota del Corazón de Dios.

                  Y, sin embargo, todavía voy penando por esos caminos... ¿Qué ocurre? ¿Estoy tan lejos? ¿Sigo dando vueltas y vueltas sin aproximarme? Porque a veces creo errar tanto que no sé hacia dónde voy...,
         Pero, te acercas. Te acercas y llegas una y otra vez cuando sabes que sigues, cuando sabes que lloras, cuando –a pesar de todo- ni aquí ni allí te quedas...

                  ¿Todo es Misterio? ¿Por qué tanta fatiga? Calla, calla y no pienses ya. Deja esa razón tranquila en su casa y apacigua el ego y los pensamientos que te ahogan lejos de tu casa.


               Alberto E. Justo