sábado, 21 de marzo de 2009

Interrogantes

En efecto, en muchas ocasiones el "fin" nos parece muy distante y corremos el riesgo de abandonar nuestro camino y nuestro propósito. Sin embargo no olvidemos nunca que quien se puso en marcha, de alguna manera, llegó a destino. Pero más profundamente es urgente redescubrirlo todo desde Dios. Hemos recibido un don... No es necesario procurarse lo que ya se posee. Es, eso sí, imprescindible, descubrirlo. Quizá no hemos meditado suficientemente...
La perspectiva es indudablemente otra cuando vemos en Aquél que nos ve o desde Él. Cuando nos dejamos sumergir en Su misterio que es nuestro también. Por eso nuestro andar es siempre confiado, aunque no abarquemos lo que nos abarca... ¿Para qué? El hondo respiro cotidiano hecho oración y elevado sin cesar a la intimidad en el Corazón de Dios. No es una acrobacia. Es lo que se nos da, si realmente lo queremos así. Es lo que poseemos cuando lo recibimos en el corazón. Es como la misma vida, que nadie puede asir a su antojo y, sin embargo, la poseemos y nos posee sin más.