domingo, 28 de marzo de 2010

¡Ven Señor Jesús!

Dice el Señor: "Ya mismo, ámame como eres..., porque único eres tú. No hay otro. No hay razón para temer, mi Mirada y mi Corazón jamás se apartan de ti... Sólo Yo te conozco... Confía en Mí... Medita en silencio y contempla todas las cosas como ordenadas para ti y para tu bien... Nunca estoy lejos..."

miércoles, 24 de marzo de 2010

El Silencio

Recomiendo a los amigos lectores tres videos del querido Padre José Fernández Moratiel, de la Orden de Santo Domingo, fundador que fue de la Escuela del Silencio. Pueden acceder a ellos en "dominiquesmanresa", en Youtube, poniendo en el buscador correspondiente el nombre del Padre, "José Fernández Moratiel". Los tres se titulan así:
"Vive el Silencio"
"Vete al Silencio"
"El Misterio del Silencio"
Que el Señor conceda a todos su bendición.

Alberto E. Justo

lunes, 22 de marzo de 2010

la senda siempre más honda

¿Por qué afincarnos en innúmeras complicaciones, persiguiendo "seguridades" estrechas y ámbitos con aire acondicionado? Un nuevo desasimiento se impone cuando los pensamientos propios y los cuidados o prejuicios ajenos obstaculizan, de un modo o de otro, el andar más simple y más directo.
No estamos invitados a dar vueltas y vueltas. Estamos llamados a responder y a arrojarnos en el mar inmenso del amor divino... ¿Dudamos? Pareciera, a veces, que reclamamos más pruebas, que no nos conformamos así no más. Y esto es un error.
Cuando acontece esa "separación" o "desprendimiento" de todo lo perecedero, de todo lo que fabricamos para encerrarnos más y más... Cuando nos descubrimos libres, sobre todo de nosotros mismos... Cuando percibimos ese silencio que porta, escondida, la vocación, la voz del Señor que llama... Entonces... ¡es tanto lo que descubrimos que no podemos escribirlo aquí ni en ningún lugar!
Entonces no buscamos la... "soledad" sino al SOLO, al Único... Porque es Él mismo Quien viene y habita en el corazón...
¡No te pierdas en los arroyuelos, ni en los caminos laberínticos que se abren seductores! No quiero arroyos, ni estanques pequeños... ¡Quiero el Mar!

Alberto E. Justo

domingo, 14 de marzo de 2010

sábado, 13 de marzo de 2010


No es lo que piensas

Quizá los peregrinos sufran, a veces, algún sobresalto inesperado cuando andaban confiados haciendo camino...
¿Diremos que... "no importa"? Es claro que hay "enemigos" sueltos por ahí y que la necedad del mundo no es poca... Pero es mejor meditar en otra clave...
La vida verdadera es extremadamente simple. No tiene etapas forzosas y, tarde o temprano, abre ese secreto de su abismo que no tiene definición.
Estamos llamados al sosiego y la paz adviene cuando no topamos con "nada". ¿Cómo puede ser? ¿Pensábamos en "otras" complicaciones nuevas? No hay complicaciones, porque no hay nada. Soli Deo honor et gloria.
No tropecemos con los intermediarios postizos que se han tornado harto soberbios. "Tienen ojos y no ven, orejas y no oyen..."
Silenciosamente tornemos al corazón. Cuando encontremos a alguien tengamos en cuenta su corazón y no sus documentos o sus papeles o si me sirve o no me sirve o si queda bien en mi rompecabezas...
Quememos los papeles, los informes y no oigamos las murmuraciones...
La Contemplación es una apertura en serenidad que no pretende obtener resultados... Las agendas no me sirven para la vida que en realidad interesa...
¡Ah, hermanos míos, lo propio del viento -alguien ha dicho- es ser oído, no calculado!

Alberto E. Justo

lunes, 8 de marzo de 2010

confianza renovada

Seguimos de camino. Que brote del corazón esa confianza que el Señor llama. Es el signo de esta hora: un abandono que me atrevo a calificar como "heroico", una consagración (diré) siempre renovada en esta entrega, siempre sonriente, a los Ojos de Aquél que no deja de sonreír y de venir cada vez más cerca... ¿Cerca? ¡Qué insuficientes son las palabras, esos vocablos que apenas, apenas, alcanzan a señalar alguna cosa!

A. E. Justo

viernes, 5 de marzo de 2010

"La paz os dejo, Mi paz os doy"

Y no es palabra vana. Desde luego. Ahora bien ¿Es necesario alterar la quietud propia del hombre con la ansiedad y la angustia del "qué cosa hacer"? Terrible sentencia ésta del... "hacer" y terrible afán el de creer que... "hacemos". Porque, en efecto, no nos conmueve ni nos advierte suficientemente la palabra divina. Seguimos dudando y porfiando una paz ilusoria que imaginamos originada por los perecederos bienes de esta tierra...
La Paz que el Señor nos da brota del Corazón de Cristo y tiene por destinatario permanente el corazón del hombre... Es una realidad, es verdad que se nos otorga, que la recibimos si queremos acogerla en lo profundo. Aquí está la clave: en lo "profundo".
No ayudan la paz, ni la vida espiritual, las inquietudes de unos y de otros, alterando con novedades, reuniones y presiones (las que se quiera) el andar cotidiano de los peregrinos, que -en calma contemplativa siempre- logran descubrir su fin y su derrotero. El hombre se ha tornado infecundo en el camino espiritual por el exceso de distracciones, de cambios, de encuentros, de informaciones, de noticias de todo tipo. Tenemos derecho a reclamar silencio y a que se respete la psicología del viandante y su salud.
Esta lucha es un imperativo y no dudamos que se pueda librar sin perjuicio y en ayuda de esa honda paz que es permanente don del Señor.

Alberto E. Justo

martes, 2 de marzo de 2010

Las "soledades" inéditas

Nuestros pasos gozan de una asombrosa "originalidad." Lo que no aguardábamos ayer, aparece hoy y, tal vez, de un modo diferente a cuanto hubiéramos podido sospechar. ¿Por qué nos detiene esta consideración? Quizá porque aún no alcanzamos a ver o a distinguir bien la profunda "estabilidad" de ese "Fondo" inefable, que todo lo trasciende.
La clave de la solución está, desde luego, en el "desasimiento" tantas veces invocado; pero también en abandonar la reiteración de una indiscreta mirada nuestra hacia los costados, hacia los lados o hacia no sé dónde, buscando apoyos y seguridades de toda índole, aquí y allí, cuando son pura ausencia. Nos apegamos a lo que no es y pedimos a las cosas lo que ellas, por ellas, no nos pueden dar.
No hemos de aguardar, con tensión (o sin ella), ninguna aprobación... Los exámenes se dan una sola vez y no es cuestión de buscar con solicitud dar nuevos o de nuevo, a cada rato. Nos corresponde el peso de la responsabilidad y el discernimiento...
Tampoco nos ha de turbar no oír nuestro bien... ¡Tantas son las palabras vanas que se derraman sin pudor por todas partes! Será frecuente topar con necedades o con expresiones que no nos son ciertamente gratas.
Pues nada. Es cuestión de seguir sin desviar la mirada, ni la consideración... Es hora de soledades, porque es el desierto el que nos garantiza con su silencio, con nuestra plegaria y con la fidelidad, tantas veces solitaria, la certeza de un camino que brota de la Fe.
Por ello invitamos a todos a orar con Nuestra Madre Santísima, diciendo al Señor, como Ella, "que se cumpla, en mí Tu Palabra."

Alberto E. Justo