domingo, 30 de septiembre de 2012

silencio en el dolor

Sí, es así: "Vino a los suyos y éstos no lo recibieron". ¡Misterio cuyo eco resuena en toda la historia! ¡Cuántas incomprensiones, cuántos olvidos, cuántos desprecios! Sobre todo en la hora de la "poca atención", cuando el hombre se siente desatendido, marginado, postergado... Esto halla su sentido (aunque la distancia sea muy grande) en el "Descenso" y "Abandono" de la Cruz.
¡Cuántas veces sufrimos ciertas injusticias de pequeña o grande medida y no sabemos hacia dónde mirar, hacia donde partir o cuál es el sentido de lo que nos hiere y nos derrota!
Sólo la Mirada Única del Señor, sólo la Bondad inefable de sus Ojos siempre abiertos para nosotros en la noche del Huerto, en ese Getsemaní de nuestras horas y de nuestros días. Porque Él está aquí.
Muchos son los que gritan y agitan aires y aguas para ser tenidos en cuenta, para acentuar la "importancia" de sus opciones, de sus sufrimientos, de sus luchas...
Pero es el silencio de la Oración el que en realidad reconforta.
¿Qué más decir? ¿Que estamos solos? ¿Que, tal vez, carecemos de defensa? Todo esto es posible, pero esta soledad es garantía de una Presencia infinitamente más alta...
¡Ah, dolor! ¡Quisiéramos despedirte de una vez por todas! Pero aún es preciso orar en el silencio de la Noche.

Alberto E. Justo

Desierto y libertad

Los espacios sin confines de una maravillosa geografía, los paisajes que a nuestra observación carecen de fronteras, el mar, evocan -sin embargo- otra cosa: nos recuerdan que son reflejo o símbolo dichoso del "desierto interior". ¿Espacio interior? Tengo que decirlo de alguna manera... Quizá "espacio de libertad creado por Dios para nosotros, para cada uno de nosotros. Cuanto más cerca de Dios más libres, cuanto más en Él más "habitantes" de un Desierto inefable, morada florecida en el corazón.
Una atención, tal vez, a una situación que puede quedar soslayada. Tengamos, hoy y siempre, la convicción y la conciencia de hallarnos en otro "nivel". Esta vocación a la trascendencia comporta saber que nada ni nadie nos puede apartar de ella, si nosotros mismos no lo queremos.
Pero estamos en "otra parte". Por encima de las formas, de las figuras o de las instituciones del estilo que sean. Aquí entramos en el Misterio, que es nuestro porque es de Dios, de la "contemplación sin medios". De la relación directa, de la Gracia dada sin contornos, incluso más allá de nuestras sospechas.
¡Inmenso espacio que trasciende todo espacio! Es nuestro verdadero tesoro. Siempre con nosotros, porque Dios no nos abandona jamás.
No sirven deducciones ni razonamientos vacuos... Abre grande los ojos de tu corazón y verás. Eso sí: ten piedad, compasión y misericordia... Comprende y acepta, vive del Amor que te es participado. Entonces, nos dirá el Señor, cuando le preguntamos dónde mora: "ven y verás."

Alberto E. Justo

sábado, 29 de septiembre de 2012

sin embargo es posible

En efecto, nada es imposible para Dios. ¿Podemos acaso imaginar límites a su Bondad? Entonces nunca dudemos que cuando queremos oramos en verdad. Es el Espíritu Quien ora en nosotros. No necesitamos palabras ni actitudes superfluas... Todo es posible y "todo lo puedo en Aquél que me conforta." Esto debemos repetirlo y debe ser así nuestra conciencia, seguros del Don divino. Insistir en esta verdad es fundamento de alegría y de paz...

Alberto E. Justo

liberación sencilla

No te fijes en las miradas que te circundan... ¡Despréndete! No son los rayos que cruzan los caminos los que nos interesan... Los "costados" quedan donde están. No, no dependes de esto o de aquello, no te quedes atado en supuestas o no supuestas valoraciones opresoras... No son interesantes,  nada dicen aunque griten y endurezcan el entrecejo. Detente y reposa en la Mirada de Dios... ¡Ojos que llevas en las entrañas!
Tampoco dependas de lo que te parece que otros de ti piensan. Deja toda distracción sin sentido. El "abandono" se descubre y se aprende poco a poco en las cosas más pequeñas, más simples y más directas. No busques "quedar bien". Más bien eleva tu alma en plegaria...nada más.

Alberto E. Justo

mil caminos de oración

Los que llevamos y los que deseamos. El Señor bendice nuestro deseo de unidad que Él mismo siembra en nuestro corazón. Los reclamos exteriores no son, en realidad, para distraernos sino, por el contrario, para despertar más nuestro deseo.
Ahora bien, es necesario no copiar, no repetir así no más. Estamos invitados a arrojarnos en nuestro silencio, a descubrir el hogar de la paz  en el corazón. Ese lugar es el lugar de Dios... No lo vamos a definir ni a explicar, vamos a seguir y a confiar...
Una imagen se renueva para nuestro gozo: el nacimiento de Dios en el alma...

Alberto E. Justo

viernes, 28 de septiembre de 2012

el tiempo que parece vacío

Es un "desafío", sin duda. Lo que nos parece callado y en exceso retirado es lo más cercano, es lo inmediato y lo más fecundo. Abandono de lugares y de métodos para dejar a Dios todo el lugar. De esto se trata cuando nos toca sentir esas ausencias que nunca son tales...
El orante es un "confiante". No se detiene en su decisión de escuchar... Ese es el contemplativo... Y conviene no olvidarlo en los momentos de la aridez.

Alberto E. Justo

Orar comporta escuchar...

Es este capítulo uno de los más fundamentales en la vida de oración. A pesar de la tentación y de la duda, a pesar de la impresión de "perder el tiempo", la actitud primera, la más fecunda en el orante, parte del silencio y de la atención. Es receptividad, acogida y abandono. Siempre en la Fe, con la conciencia de la Presencia que no desaparece jamás.
Es posible que veamos más allá... No interesa tanto esto cuanto la sencillez de la apertura fecunda del corazón. Es preciso regalar a Dios aún lo que tenemos por inútil... Es preciso callar aunque no resuenen los ecos soñados... ¿qué son esos "ecos"? La Ausencia aparente encierra un maravilloso secreto que es la plenitud (digámoslo así) de una Presencia inefable.
 Seguir, pues, de camino y acoger el Don de Dios. El Espíritu ora en nosotros y nos regala su paz...
Todo es ahora. La oración es YA. No es mañana, es ahora. El silencio siempre está y el corazón ora si nosotros así lo deseamos.

Alberto E. Justo

jueves, 27 de septiembre de 2012

Lo de ayer...

Desde luego que vivimos hoy, ya, ahora... Pero hay un "pasado" (que en cierto sentido ya no es) que es vida y que es historia. Historia sagrada, lenguaje de la Providencia, lenguaje de Dios. No para anclarnos sino para ir más allá... La "tradición" nos moldea, por decirlo así, esa que es vida nuestra. Y aunque vivamos hoy y ya, aquellas lecciones son escuela de prudencia y discernimiento.

Alberto E. Justo

miércoles, 26 de septiembre de 2012

el gozo de caminar

Al "abandono confiado" se añade la alegría del camino. Porque todo el Bien está en y con nosotros... ¿Parece esto demasiado ingenuo? Sin embargo la conciencia de una ausencia fecunda es siempre luminosa. Ausencia fecunda: quiere decir que cuando juzgamos que "nos falta" en realidad se hace presente todo. La pobreza llama a la riqueza como un abismo llama a otro abismo. Es indudable que el desafío de nuestro tiempo es la virtud teologal y heroica de la Esperanza... Pero ¿qué sería de nosotros si no confiáramos en Dios? Tal vez hemos olvidado que nunca estamos solos y que hay un arrojo que nos permite pasar más allá. Este ha de ser nuestro testimonio... Muy difícil, desde luego, en un mundo que sufre y del cual participamos el misterio del dolor...
Pero esta conciencia ha de llenar de luz nuestros días. Es Gracia. ¡Adelante, pues! Sí, a pesar de las falaces promesas y de los apretujones de las jornadas que seguimos.

Alberto E. Justo

martes, 25 de septiembre de 2012

peregrinos siempre

En efecto, hace muchos años que busco un... libro "definitivo". Algo que me guíe infaliblemente entre tantos vericuetos y senderos como los que hay por esos andurriales... También, con frecuencia, busco un autor. Sí, un autor que -simplemente- me lo diga todo y me libre de tantos aprietos... ¡Cuánto nos gusta descubrir estos amigos que -juzgamos- nos dicen la verdad!
Pero el desengaño es permanente. Acabamos diciendo, con San Juan de la Cruz, "no me mandes ya más mensajero, que no saben decirme lo que quiero"... He aquí esa gran verdad: los mensajes no bastan en absoluto. Nos damos cuenta, tarde o temprano, de que queremos otra cosa... No interesa cuál... Es otra.
Entonces volvemos al Único que nos da lo que queremos. No son los libros, ni los mensajes, ni las imágenes, ni nada. Es otra cosa... Es siempre más. Y seguimos peregrinos por donde Él nos lleva o llegamos a ser "peregrinos en Él"... ¡Misterio grande! Porque no hay definiciones.
Volvamos  a casa. Estamos demasiado acostumbrados andar por ahí. Volvamos a casa. Sólo en Casa tendremos la sorpresa. Pero ¿qué es "volver a casa"?... ¡¿Y tú eres doctor en Israel y no sabes esto?!
Valora y quédate. En tu corazón están las realidades mayores... Ahora calla y atiende... La respuesta llega en el silencio...

Alberto E. Justo

¿Esperabas algún premio?

Este es un problema más que frecuente: "aguardar un reconocimiento inmediato o mediato y quedarse conforme con ello"... ¿Reconocimiento de quién? Despréndete de todo lo que comporte festejos, sobre todo de los que mandan... Libérate de toda dependencia y crecerás. No te importe quedar bien (ni mal). Sólo Dios es Dios

Alberto E. Justo

lunes, 24 de septiembre de 2012

siempre más allá

El peregrino no ha de reparar ni detenerse en fantasmas o figuras amenazantes... ¿Las hay, no las hay? No es cuestión de discutir acerca de estas cosas sino de olvidarlas o, por lo menos, no considerarlas ni valorarlas más allá de los límites de la prudencia y de un buen discernimiento. El espíritu tiene virtud y fuerza para levantarnos por encima, más allá, de tantas angustias, de tantas sombras falsas o no tan falsas. Lo que importa es esto: aprender a remontar vuelo en las alas del alma e imperar, confiando siempre ne la gracia, sobre los lastimeros acentos de cuestiones y preocupaciones.
Respira hondo, vuelve una y otra vez al respiro profundo... ¿Somos solamente nosotros? ¡No! Descubramos la verdad escondida de una Vida que nos supera y se nos da con ternura infinita.

Alberto E. Justo

también más allá de las "fórmulas"

Siempre pretendemos "formularlo" mejor, pero el secreto no halla expresión adecuada... ¿Para qué? La carencia de "sistemas" es una buena noticia para abandonarnos a una suerte de silencio creador... Dejemos que advenga en el corazón esa novedad permanente que es nacimiento y aurora. No pretendamos ningún título ni habilidad especial. No hay normas sino "regalos" de Dios.
Déjate mirar y contemplar, que en esos ojos que te ven tu mismo ves...

Alberto E. Justo

domingo, 23 de septiembre de 2012

la confianza en el "lugar verdadero"

 En efecto, no siempre nos hallamos en los lugares que suponemos... Haciendo camino nos damos cuenta de que vamos más allá de nuestro pasos, que nuestras "rutas" se suceden no unas después de otras sino en distintos niveles... Quiero decir que, sin advertirlo mucho, trascendemos nuestras "situaciones" y, tantas veces, en un instante, pasamos más allá...
No cabe definir qué cosa es ese... "más allá". Nuestra vida es un incesante regalo. Sólo Uno labra en verdad la realidad, lo profundo. Pero no como quien talla por que sí una estatua ni su destino, sino como quien se empeña y compromete (por decirlo de algún modo) en la obra que nunca puede serle extraña o ajena. Porque nuestra vida le es "propia" (también por decirlo de alguna manera).
Superar el "lugar" aparente despegándose de toda apariencia... Sabernos siempre más allá de sueños o de ilusiones, más allá de mil cosas. La clave es no identificarse con ellas, estar -como decía el Maestro Eckhart-  no en ellas sino cabe ellas.
La persona no puede ser sometida o esclavizada por ninguna instancia, siempre estará más allá, aún de lo que más cree amar.
El "lugar verdadero" es secreto, como aquella habitación secreta de la que habla Nuestro Señor, cuando nos dice de orar en lo secreto. ¿Somos capaces de vivir el "secreto", ese mismo que se renueva, aparece y desaparece de mil modos, pues es don que nos trasciende?
Desafío de la oración y del silencio, desafío de la Realidad. ¡Alabado sea Dios!

Alberto E. Justo

siempre renovados en la esperanza

Después de ¡tantos días! seguimos meditando en el corazón y descendiendo en los parajes escondidos del paisaje de Dios. Más presente que nunca, más actual que siempre, más "ahora", rechazando toda duda y dejando todo reparo en luminoso y fecundo abandono.
Cuando el Señor nos lleva en Su camino, cuando todo es ahora... ¿qué podemos temer? Descubramos en silencio y esperanza ese YA! luminoso que nos levanta en las rutas del Desierto...

Alberto E. Justo