jueves, 16 de julio de 2015

altura escondida

He salido y salgo de cualquier lado... Pero mis pasos me llevan a "otra parte" que era (y que es) más que lugar. Salí, pues, de donde estaba. Al parecer "salir" comporta partir hacia afuera. Pero aquí se trata de partir hacia "adentro". Un "adentro" que es mayor que cualquier espacio... Porque ayer salí hacia otro lugar y hoy salgo de donde sea para adentrarme en el corazón. Ayer partí hacia afuera, hoy parto hacia adentro...
Camino que supera toda imagen, camino admirable y único, que es profundidad y no se percibe desde afuera, que es silencio, que es soledad.
¿Una nueva montaña a escalar? Sólo un pequeño instante y apenas una mirada. Lo que parece lejano es -con frecuencia- lo más inmediato... Cuando no pienses estarás más allá...
¡Cuánto aspira y suspira el hombre por superar las fronteras! ¡Cuánto ahogo en esos ámbitos estrechos, aquí y allá!
Aprende, en cambio, a contemplar en la rosa el cielo, en el instante la eternidad.

Alberto E. Justo


donde Dios nos encuentra

Las horas que pasan
son las horas que quedan...
El corazón que clama
más allá de sus fronteras...
Vivimos, en realidad,
donde no nos parece "estar",
donde nadie sino Dios
en verdad nos encuentra.
Corazón que ahonda
en profundo abismo...
Corazón que Es abismo y fuego...

Alberto E. Justo

lunes, 13 de julio de 2015

sufrimiento inexplicable

¿Aceptar lo inaceptable? Es propio del peregrino trazar su sendero y abrazar el misterio que lo esconde... ¡No rechazar jamás el "misterio"! Bendecir con convicción lo que no logra abarcar... Nada tan sublime como bendecir... Aunque deba "resistir", según su vocación, en pruebas y luchas insospechadas...
El "misterio" es voz y es armonía en un silencio que no tiene confines.
No importa dónde se encuentre el peregrino, tampoco han de detenerle los tropiezos o las incomprensiones...
Las "aprobaciones" del mundo comportan alejamiento de Dios... El mundo no está ahí para justificar nada, y menos para aplaudir a nadie. Por el contrario, aunque no se manifieste así, lo propio del mundo es "rechazar" y engañar.
Vuelva, el peregrino, incesantemente al corazón. Aunque no pueda explicar ni explicarse...

Alberto E. Justo


el rostro verdadero

El que no vemos ni se ve... Es la faz de dentro, que se descubre cuando todo calla, cuando inunda el silencio brotado del corazón...
Cuando no hay nada... ¿Se atreve el peregrino a hendir nuevas sendas en pos de una plenitud que no puede sospechar?
Una después de otra desaparecen figuras tal vez soñadas. Una y otra vez nos hallamos ante lo que no podemos abarcar, ni definir, ni medir, ni pesar... Pero es allí donde todo se abre. Es allí donde resuena la "música callada", allí se revela la honda realidad...
¿Es necesario hacer algo, o acelerar no sé cuál proceso para obtener algún resultado? Es seguro que no. Lo propio es dejarlo todo en reposo, en ese desprendimiento fecundo que acontece "más allá."
Reposo y encuentro inefable en la Mirada de Dios... El Ojo de Dios que nos ve es el mismo con el que nosotros lo vemos... Así el Maestro Eckhart, así el secreto admirable de todos los días y de todas las horas...

Alberto E. Justo

a pesar de la necedad...

La "aurora" no está "retrasada" porque acontece más allá. No son las falsas "visiones" ni las ilusiones las que nos entregan la luz auténtica... Nos parece, en tantas y en tan variadas ocasiones, que es allí o más allá, que es necesario y urgente corregir esto o aquello, pero lo que "parece", simplemente, no es...
¿Se trata, entonces, de inventar "otra" fantasía para oponer a ésta que hoy nos falla?
La clave está escondida pero es verdadera y no engaña. ¿Puede, el peregrino, separarse, desprenderse de su propio antojo o admitir que cualquier ocurrencia, justificada como sea, carece del valor imaginado?
Nosotros "aguardábamos"... Sí, sí, porque siempre resuena aquello de que "mi poder" está justificado, o el de otros, que lo mismo da.
La clave está en "despegarse", soltar reparos o ideologías que tuercen o fuerzan la realidad... ¿Es posible "forzar" la realidad?
Lo más profundo se halla en lo... "profundo", no en la superficialidad del "activismo" de moda.
La respuesta es: SILENCIO. El hombre ha perdido el gran "poder" de "callar", de no intervenir "desarreglando". El gran poder, en suma, de desaparecer de las lides inútiles a fin de sumergirse en la verdad del corazón, siempre más hondo, siempre más real.
Es claro que la "prudencia" necesita de la "historia" y que la ignorancia causa infinitos males...
Por eso el silencio, la meditación y la plegaria son el respiro del bien obrar y la mejor respuesta a la necedad y a sus argumentos.

Alberto E. Justo