lunes, 26 de diciembre de 2011

Santa y Feliz Navidad

Peregrinos de la Santa Navidad... Peregrinos en búsqueda de la Luz en la Noche... Peregrinos llamados a la Luz en medio de la Noche...
Y sin embargo nos descubrimos (aparentemente) solos. ¡Misterio de Soledad y de Silencio en la Noche sin posada. Noche en un portal. El portal de nuestra vida, sólo fecunda y real en Él.
Llamamos y golpeamos las puertas de la confianza, suplicando sin vacilaciones el Don de la Fe.
Poco es lo que podemos decir y mucho lo que llorar. ¡Lágrimas que son plegaria, verdadera plegaria, en esta Noche!
¿Quizá "vemos demasiado"? ¿Qué descubrimos en esta Noche?
"Del Verbo Divino
"la Virgen preñada
"viene de camino
"Si le dais posada." (atr. S. Juan de la Cruz)

¿Dónde está esa "posada"? ¿No es, acaso, nuestro corazón? Y no digo más...

Alberto E. Justo

domingo, 4 de diciembre de 2011

Vuelve a la "pureza original"

Cuando suena "aquella" voz sin melodía... Tal vez sufrimos el apremio y no sé qué distracción impertinente. Llaman y tejen... E imponen... Los consejos vulgares siempre ahogan. También se oye el "grito" de los horizontes oscuros, desencajado, fuera de lugar y de tiempo. Estrépito que viene y va...
¡¿Pero qué estamos diciendo?! Quizá busquemos describir, y mal, lo que no sabemos ni nos toca saber...
Pero hemos aprendido que no somos eso y que no estamos donde nos parece estar. ¡Sí, el espíritu vuela, es ave maravillosa y siempre va más allá! El tejido no nos detiene... Quedó allí con tantas y en tantas contingencias, condicionamientos y accidentes.
Y tú, amigo mío, quita y deja lo que te ata y condiciona. Vuelve a la "pureza original", levanta tus ojos al Cielo, porque tus ojos se vuelven cielo y el cielo, tus ojos.
¿Sabes? Tu corazón descubres cuando todo es silencio, cuando descubres el silencio en tu corazón.

Alberto E. Justo

sábado, 3 de diciembre de 2011

Orden y sentido

Nuestra meditación se detiene, a veces, en las extrañas sorpresas de lo "cotidiano". En efecto, el tejido de sucesos nos rodea y es difícil desatender ciertos reclamos que parecen determinantes, aunque no lo son...
Volver a lo esencial (que no significa menospreciar nada) comporta redescubrir nuestra condición profunda, el "fondo del alma", es decir: la vida del Espíritu.
Nuestra vida auténtica y honda, no está "condicionada" por desvelos exteriores (los que sean), sino que es descubierta cuando precisamente quitamos, de algún modo, los accidentes que nos distraen.
Ahora bien: esos "accidentes" no son solamente los que tenemos por tales apresuradamente... Lo que nos distrae y nos deja inermes es el "apartamiento" de la "vía directa", cuando nos quedamos veranear en los "medios" y olvidamos el íntimo valor y ordenación de todas las cosas.

Alberto E. Justo