viernes, 23 de julio de 2010

Mira hacia lo alto

Amor a la Verdad. Si de Ella te enamoras hallarás mil sentidos a tus pasos. No son los planes, ni los zócalos, ni los rumores, ni siquiera las noticias... Deja cada cosa en su lugar y contempla el Cielo. Prepárate para lo más alto ya que invocas a tu Padre del CIELO. Vendrán, sí, vendrán a buscarte a la misma puerta de tu casa. No lo imaginamos, no nos hacemos idea.
Enamórate de la Verdad, descansa en Ella. Habita su Corazón... que, de alguna manera, es el tuyo...
Y si te parece que no logras los éxitos que aguardabas según las claves de este mundo, ten la certeza de que hay para ti otras esferas insospechadas y más altas, que no teserán arrebatadas.... "María eligió la mejor parte QUE NO LE SERÁ QUITADA."

Alberto E. Justo

jueves, 22 de julio de 2010

La vida ya está en el Cielo

No es cuestión de urgencias ni de angustias. Todo se ordena -¡qué paradoja!- a conducirnos a la paz más real y profunda. Nuestra tarea es mejorar la relación con acontecimientos, sucesos y cosas: una actitud fundamentalmente contemplativa de todo en la raíz de la Fe. No estamos desprovistos ni expuestos sin más, no estamos indefensos. Por el contrario, la meditación nos debiera introducir en la realidad y llevarnos a una acción sana y siempre serena.
Que esto exija, más de una vez, el exilio, la incomprensión y el desprecio circundante no debe admirar ni extrañar: la vida presente del peregrino comporta precisamente eso.
Nunca será suficientemente dicho que no se halla el "sentido" donde apresuradamente lo buscamos, sino más allá de las determinaciones usuales y de la terrible lógica humana. "Nada se pierde"... Hay que insistir en ello. Nada se pierde. El "tesoro" está "escondido", pero, en verdad, ESTÁ.
Cuando los lazos se estrechan con determinaciones caprichosas, cuando nos ahogan con estructuras y otras yerbas, es cuando somos (o debemos sabernos) más libres, por encima y más allá (o más aquí) de cualquier servidumbre. La Palabra de Dios no está encadenada y nuestro espíritu vive de la Gracia y puede remontar por encima de nubes y montañas. Y más allá, siempre más allá o más aquí.
No importan las aparentes cadenas de este mundo. Ellas mismas pueden ser muy útiles. Es necesario aprender a trascenderlas cuando están ahí. Si no estuvieran no acertaríamos en nuestro camino. Esto no quiere decir que nos conformemos con ellas. Esto comporta convertirnos de verdad en peregrinos que tienen su vida ya en el Cielo.

Alberto E. Justo

viernes, 16 de julio de 2010

Faz escondida

¡¡Esos ojos!! ¿Cómo hay quien pierda el tiempo en caminos y estructuras banales, de por aquí y de por ahí, cuando llevamos esos ojos en las entrañas?
Ahondar en el Espíritu que ora... Y llegar al "desierto interior", como decía San Juan de la Cruz: "Esta sabiduría mística tiene propiedad de esconder al alma en sí. Porque, demás de lo ordinario, algunas veces de tal manera absorbe al alma y sume en su abismo secreto, que el alma echa de ver claro que está puesta alejadísima y remotísima de toda criatura; de suerte que le parece que la colocan en una profundísima y anchísima soledad, donde no puede llegar alguna humana criatura, como un inmenso desierto que por ninguna parte tiene fin, tanto más deleitoso, sabroso y amoroso, cuanto más profundo, ancho y solo, donde el alma se ve tan secreta cuando se ve sobre toda temporal criatura levantada." (Noche, 2, 2, 17).

¿Te quedas aún con las migajas? ¡Atención! Si te quedas, si no quieres ese horizonte sin confines, no impidas ni detengas el camino de "otros". ¡Deja, no impidas la música!

Alberto E. Justo

Desierto inexplorado

En esta hora difícil, con el Señor en sus pruebas, vamos por el desierto inexplorado... Su primera característica es que se trata de un paraje imprevisto e insospechable... No podíamos suponerlo así. No cabe en nuestros sueños, es mayor que todos ellos. Vamos por un desierto que ya no es simplemente de arena o de piedra. Nos hallamos en sus profundidades en abismal soledad. Parecía que no estábamos solos y que se nos negaban mil posibilidades. Y sin embargo hemos descubierto esta senda que no sufre descripciones ni análisis...
Porque nuestra vida, nuestra "conversatio", está ya en el Cielo y nada ni nadie nos puede separar del Corazón de Cristo-Jesús.
El desierto es penoso, pero padeciéndolo, nos damos cuenta de que vamos infinitamente por encima, más allá o "más aquí", y que nuestra vida está "escondida con Cristo en Dios."

Alberto E. Justo

miércoles, 14 de julio de 2010


martes, 6 de julio de 2010

A pesar de los límites de hoy

Trazas los caminos, tus caminos, caminos, desde luego, del Señor. Él ha venido a tu corazón y a tu vida. Tú, persevera, no dudes y ten confianza.
Se agolparán muchos interrogantes, sobre todo con referencia a los propósitos de ayer, que no parecen cumplirse. El tiempo corre y las oportunidades pasan, dejando no sé qué sinsabor. Y los ambientes oprimen porque no dan, no permiten, todo lo que aguardábamos en las que juzgábamos horas mejores.
Se manifiesta en la historia y en la vida la desilusión y la crudeza del desengaño... Entonces -nosotros- caemos en el escepticismo demoledor o torcemos la dirección que llevábamos hasta ayer. Nos decimos: "esto ya no."
Sin embargo no es así como hemos de actuar ahora, ni nunca. La "hora" presente trae muchas sorpresas, porque estamos adormecidos en la dimensión espiritual, que es la decisiva y la primera. Si no podemos viajar, en estos días, a la Tebaida tenemos un corazón tan grande que supera con creces a todas las soledades imaginarias o deseables. ¿Quieres partir? Viaja en tu interior realmente. El verdadero solitario lo es en sí mismo y nadie lo conoce como tal. El ermitaño no precisa graduación ni título alguno. Y tampoco el "mártir en el corazón", que el sacrificio y la ofrenda son para Dios y el Padre que ve en lo secreto lo acepta y lo recibe en verdad. Lo regala, lo da y lo recibe...
Aprecia este secreto y vive en su ámbito escondido. Nunca desfallezcas, que el Señor es el único que conoce tu corazón y tus obras... Y Él sabe cómo han de fructificar.

Alberto E. Justo

domingo, 4 de julio de 2010

Diálogo inconcluso y sorpresivo

-¡Hola!¡Tanto tiempo! Me alegro de encontrarte... ¿Cómo van tus cosas?
-Bien...
-Yo no me puedo quejar, ja, ja. El éxito em sigue sonriendo y mis tareas me brindan más de lo que pueda aguardar de ellas... ¿Y tú? ¿Salió adelante aquél propósito y proyecto del que me hablaste una vez? Supongo que sí... Un hombre capaz y preparado como tú...
-No mi amigo, no; las cosas han ido en sentido inverso y debo conformarme hoy con un puesto muy modesto y marginal... Los "directores" no apreciaron mi trabajo, es la dura verdad, y yo me quedé medio en la calle, aunque me desempeño en niveles inferiores bastante bien.
-¡No deberías conformarte con ello! ¿Cómo puede ser? ¡Un hombre como tú! ¿Qué dejas para tus hijos? ¿Vergüenza?
-No lo creo. Les dejo honestidad y coherencia...
-Son palabras...
-No, no son palabras. Hay una grandeza, también, en la... "derrota..."
-¡Por favor! Ya estamos cansados de esas heroicidades sin sentido.
-Tú sabes que descubrimos la verdad en un sufrimiento que es asumir el "peso" de nuestra humanidad, como Cristo llevó el peso de todo en la Cruz...
-Sabía que saldrías con eso... Pero si así eres feliz y tapas los agujeros...
-No es así. La lucha empeñada y no reconocida puede ser mayor, infinitamente mayor, que la del éxito que tanto seduce. Es una lucha que tiene por destino y por victoria un "más allá" de todo, que supera la hora presente, porque acaba en la Vida Eterna. Creo y vivo eso por gracia de Dios. De modo que el resultado, aunque sea escondido, tiene un eco infinito. No hallo nada tan pleno como el Misterio de la Cruz...

Alberto E. Justo

viernes, 2 de julio de 2010

cosas de todas las horas

Aquél hombre está caído, de espaldas y en tierra, derribado por su contrincante y vencedor, que lo aplasta con fuerza contra el suelo. El caído no puede moverse, es cierto; pero tampoco el otro, su pretendido vencedor, que permanecerá esclavo de su posición y de su tensión para sujetarlo...
¿Quién pretende ganar?

No hay que alarmarse por ausencias o por presencias. Se es... como se quiere ser...

"Buscar"... sí, buscar. Pero es necesario poseer la decisión de encontrar.

Esperanza... es siempre más. ¿Quién puede dudarlo?

Los ruidos molestos asaltan por todas partes... Pero sólo afectan al oído exterior. Todas las obras "interiores" se hacen una sola y pueden transformar la angustia y la desazón en verdadera esperanza.

No es verdad que éstos o aquéllos sean tan poderosos. Por el contrario, temen más que nosotros.

La "soledad" no es tiniebla opresora sino incesante amanecer.

No nos instalemos presuntuosamente en lo efímero.

¡Dios nos libre de lo "parecido"!

La ilusión de no desilusionarse es vana. Es más conveniente la desilusión por no ilusionarse... ¡Coraje!

Alberto E. Justo

jueves, 1 de julio de 2010

Te veo cuando me miras

¡Sendas interiores, que no tienen confines! Vamos de camino, con confianza...
Detengámonos ante el icono del Salvador, ante sus ojos que, en realidad, nos miran desde nuestro corazón.

No pude escuchar respuesta
¡y bien poco importaba!
que todo vine a saberlo
¡cuando Tú me mirabas!

Noche que ya es amanecer,
claridades de madrugada,
que el ojo descubrir no puede
y son ya gloria en la esperanza.

Cuando todo está sosegado
y en Tu vida la vida hallada
¿qué vanidad ambicionar?
nada ya queda y todo es nada.

Amén: es oración y es vida,
sí: es la música callada,
dejar que obres Tú: son mis obras;
Te vi: cuando Tú me mirabas.

Alberto E. Justo