viernes, 14 de diciembre de 2012

No temas las dificultades del momento


¿Interrogantes nuevos? ¿Sorpresas que no imaginábamos? Esta hora parece sacudirnos de mil modos... ¿Nos hemos descubiertos más débiles que ayer, que hace sólo un momento? Ahora, quizá, nos demos cuenta de ser mucho más pequeños...
         ¡Cuánta angustia en un momento! ¿Qué será mañana, o pasado? –nos preguntamos. Y así mil veces, olvidando que los embates y las pruebas, la constatación de nuestra miseria, son el paso cotidiano, que nos despierta... Sí, es la ocasión, es el abismo que llama al Abismo.
         Firmes y abandonados en mayor confianza cada vez... Aunque debamos recomenzar y renovarnos sin cesar.
         Una mirada, una aspiración (que es gracia), un silencio profundo que nos libere de lo que sea: ¡dejémonos alcanzar!

         Alberto E. Justo

a pesar de los fantasmas


Es muy posible que surjan límites donde no suponíamos. Y es muy posible también que esas fronteras aparezcan porque nuestro temor o nuestra indecisión las diseñan.
         La “asfixia” provocada por estructuras o problemas ha de ser superada siempre con valor y con la convicción de que permanentemente, a cada instante, somos llamados y elevados por un regalo inimaginable de Dios. En suma, por Él y por sólo Él, por el Único...
         A fin de reconocer esta profundidad nuestra meditación, nuestra atención, ha de levantarse en ese inefable Rayo que nos crea y recrea...
         Despeguémonos, pues, de esas suposiciones que nos ligan a máquinas y a mecanismos (de la especie que sean). ¡Somos algo más que tuercas o tornillos y valemos más que los martillos y los clavos!
         ¡Adelante, con confianza, en el vuelo del Espíritu! Con la oración directa, silenciosa, profunda, hallaremos –sin mediaciones caprichosas- la Presencia que transfigura.

         Alberto E. Justo

viernes, 7 de diciembre de 2012

Aunque sea a tientas


Recibe y asume en silencio tu propia hondura, esa que no conoces, esa misma que es intimidad tuya... ¿Qué significa “no conocer”? ¿Cómo puedo conformarme con lo que... “no conozco”?
            Y, sin embargo, esa suerte de “ignorancia docta” es signo de espacio sin confines, de apertura siempre mayor.
            Camina por la senda escondida que sólo Aquél que Es te lleva. Acéptalo.

            Alberto E. Justo

jueves, 6 de diciembre de 2012

¡Unica y Viva Llama!


El peregrino descubre su camino inmanente... Y en la profundidad asciende o desciende, siempre más allá de cuanto alguna vez imaginara. Camino escondido, secreto de Dios, secreto del Espíritu. ¡Es tan hondo que debemos sobrepasar todas las “superficies”! Cuando nos detenemos considerando haber llegado a no sé cuál límite, se enciende una luz detrás de algún muro que ahora comprobamos transparente y sutil. Y entonces sabemos que hemos de pasar también esa frontera.
         ¡Terribles límites a veces! Pero ya sabemos que en verdad no están, no son... En alas pues del Espíritu, en su respiro, que es nuestra vida y nuestra oración.
         ¡Luz siempre nueva! ¡Llama que arde más dentro y más alto, más profundo siempre y que jamás, nunca, se apaga!
         ¡”Llama de Amor Viva”: nuestra Vida!

         Alberto E. Justo

lunes, 3 de diciembre de 2012

lo que nos rodea... quizá no sea en verdad


La búsqueda de un método o procurarse un método no nos parece un camino acertado. El desengaño y el fracaso tienen, desde el inicio, una función pedagógica e introductoria, diré, que llevan al desapego, al silencio y a la convicción de ir más allá...
         No se ha de temer esa amarga desilusión, que se manifiesta luego de comprobar la falsedad de los que se tienen por buenos. El derrumbe de las ilusiones en la hora presente no hace más que confirmar la urgencia y la validez del propósito de alcanzar otra altura, aun desconocida para nuestros sentidos desorientados...

         Alberto E. Justo

jueves, 22 de noviembre de 2012

vale la pena seguir


Pero al peregrino no le faltarán oportunidades para descubrir, siempre más hondo, su destino, su misión, el sentido que ilumina su vida...
¿Por qué detenerse en una búsqueda maravillosa que no depende de los “unos” ni de los “otros”?
No es hora de apartarse, ni de olvidar esa huella que se ha tornado tan profunda.
         Aquellos que miran hacia aquí... nada ven. Ni siquiera sospechan que haya “algo” que valga la pena descubrir.
         En realidad es muy frecuente caer en los lazos de una pereza que traba las mejores intentonas.
         Sepa quien busque y lea: vale la pena insistir. Sí, vale la pena luchar por “aquello” que no alcanzamos a decir, pero que descubrimos en el secreto del corazón.
         Es curioso, lo mayor, lo más alto y profundo, nos queda sin perfiles ni definiciones. Calla, pero se comunica ¡y cómo! por un “toque” inefable...
Y seguimos nuestro camino... Seguimos, en suma, nuestro “misterioso” DESEO... Volar más allá entrando en el secreto más interior...

Alberto E. Justo

miércoles, 21 de noviembre de 2012

ora, a pesar de lo que sea


Aún puedes salir de cuanto te pesa y detiene. Lo que parece matar sólo logra despertar zonas desconocidas.
Los tiranuelos son peligrosos según las pretensiones que los mueven, pero siempre (todas ellas) son vanas, no pueden ir más allá, antes o después caen y desaparecen.
Pero el peregrino ha de estar advertido: ha de evitar a aquellos que pretenden imponerse en nombre de Dios. ¿De qué “Dios”? Es importante hacerse esta pregunta y meditar...
Eso que con porfía imagino: no es Dios, ni puede serlo nunca. No se podrá delimitar ni encerrar a Dios en normas o preceptos (menos en antojos de ideologías).
En efecto: “aquí hay Alguien que es más que Salomón”...
Ore y medite el peregrino y no se pierda en las solas exterioridades que no son, ni siquiera, imagen de ningún desierto.

Alberto E. Justo

ora en silencio


Pasar más allá o... penetrar en el bosque... Quizá regresar sin pausa a la ermita interior... ¿Se trata de “mediaciones”? No, son alusiones a la Realidad que no tiene expresión. Pero ¿cómo?
Morar en los ojos de Dios es siempre SER CONOCIDO, CONTEMPLADO y AMADO, es reconocernos en Él. Pero tampoco son suficientes estas palabras.
El peregrino sabe que su casa, su morada, es UN Corazón que no puede delimitar ni imaginar.
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Esto puede ser leído y orado escuchando, en el silencio que gesta toda palabra, “ahora mismo estás en mi Corazón.”
Y no sólo “estás”, sino ERES. Y más todavía, que no es cuestión de delimitar nada, porque el hombre no puede imaginar ni circunscribir el Don de Dios.
En suma: “Si nada eres, todo lo eres en Mí.”

Alberto E. Justo

martes, 20 de noviembre de 2012

alégrate...


Ya en el bosque carecemos de reparos. Nuestra alegría es aquello que ES. Cuando dábamos vueltas por “afuera” menospreciábamos su profundidad y su carencia de fronteras.
Una vez en su interior no recordamos las peripecias que nos detenían “alrededor”.
Es imposible hablar y describir lo de “dentro”. El ABISMO está abierto, por fin. Pero no admite que hablemos de él. Nos invita, una y otra vez, a pasar adelante, a ir más allá... “directamente” y “sin medios”.

Alberto E. Justo

no te detengas en tu angustia


El desierto, el mar, los paisajes ricos en horizontes infinitos, nos circundan en la realidad más honda, porque todos ellos nos dicen algo de la interioridad que no tiene confines.
Pero cuando el asalto de ambientes y situaciones, cuando la angustia de nuestros días se hace patente, entonces nos parece perder la dimensión vital y caer en ese subsuelo que nos aplasta y nos ahoga...
Entonces levantamos nuestra mirada a lo alto, aguardando la benevolencia de Dios, su compasión, su ayuda, para salir del apretujón, para proteger nuestra salud y nuestra vida...
Y ¿qué ocurre? Es frecuente que Dios calle y nosotros lamentemos su “ausencia”... Es frecuente que busquemos explicaciones de cualquier índole, con tal de superar nuestra impotencia... En definitiva no encontramos alivio, el alivio que suponíamos tan fácil para quien todo lo puede... ¿Por qué?
Una primera y modesta respuesta: porque nunca salimos de nuestro paisaje y nunca dejamos de ser lo que somos (o quienes somos). Una segunda respuesta: porque nuestra mirada a lo alto no es acertada. Nos volvemos a “un” Dios “enojado” y “mediado”, lejano en definitiva, a través de la “mirada” y los “rostros” de “otros”, seguramente munidos de los poderes y estilos de este mundo. “Autoridades” que pretenden identificarse con lo divino y cerrarnos las puertas de la paz.
Entonces: dejemos de lado a los arcontes, aunque vistan de lujo y empuñen bastones insospechados. Vayamos a Dios directamente y descubramos su inimaginable intimidad.

Alberto E. Justo

lunes, 19 de noviembre de 2012

conócete...


Si quieres vivir en soledad, si quieres –verdaderamente- la vida solitaria, no pongas barreras ni límites... No son las vallas las que te definen ni dibujan algún perfil... El silencio es el ámbito de la soledad...
         “Silencio” es aquí, propiamente, lo que nadie sabe (ni quizá pueda saber). Sólo el que sabe que nada sabe... Sólo aquél de quien nadie sabe nada.
No has de hallar las respuestas, ni el sentido que tanto buscas, en acciones u obras de ningún tipo. Sólo en el silencio de la intimidad del ser, sólo en la vida profunda, que no precisa determinaciones ni calificaciones de ningún tipo, encontrarás el deseo de tu corazón, más profundo que todos los abismos.
Tampoco las palabras sirven... Mucho menos las definiciones... Quizá encuentres el aviso reiterado: -no, no es por aquí...
Sucede así muchas veces cuando forzamos el camino “por afuera”. Vuelve sin cesar al Misterio y a la inmensidad escondida.

Alberto E. Justo

domingo, 18 de noviembre de 2012

meditaciones en el camino

Tal vez no sea lo más adecuado detenernos a reflexionar o a meditar simplemente en las horas del mediodía, bajo el sol o bajo la lluvia... Quizá sea más propicia la noche, quieta y recogida. Pero lo cierto es que cuando el dolor o la enfermedad nos asaltan, (o angustias, o dudas) aparece una pregunta que resulta siempre difícil de responder. Y aparece en medio de ausencias, es decir cuando no hay quien nos responda, cuando comprobamos hasta qué punto la mejor solución es la que hallamos en nuestro silencio, en nuestro discernimiento, en nuestro corazón.
Pero esa "solución" siempre necesita mucho coraje de nuestra parte... El mejor descubrimiento no se da sin esa valentía que nos prepara para hacer frente a lo que sea y, también, como sea.
¿Has de decir "sí"? ¿Has de decir "no"? En cualquier caso nuestra respuesta no puede ser vacilante... Porque la vacilación interior acaba por dañar la salud, e impide la paz que se alcanza en la conciencia.
No se detenga, pues, el peregrino en minuciosidades y escrúpulos. Si ha de callar, calle; si ha de hablar, hable: pero sin temor de lo que decirle puedan o de reacciones inesperadas.

Alberto E. Justo

jueves, 15 de noviembre de 2012

el valor tiene muchos rostros


Más de una vez te preguntarás, con angustia, acerca de tu… libertad. Más de una vez, en efecto, te parecerá hallarte en extrema dependencia de personas y situaciones que no son “agradables”. No te importe nada de ello. Tu libertad es intangible y no pretendas que todos queden contentos con tus actitudes y tu conducta. Cuando sea necesario dirás “no”. Aprende a liberar instancias. No tienes compromisos, aunque puedan, otros, ofenderse o criticar con dureza lo que dices o lo que haces.

Alberto E. Justo


sin temor, sigue adelante


Sin tanto título, escribo estas pobres líneas, en las horas difíciles del cotidiano combate. No hallo ese horizonte, que parece tan lejano...; y no termino de convencerme que está más que inmediato.
         Sigo luchando en el inmenso desierto que no se nombra ni se describe. El camino es arduo, la fatiga harto tenaz... ¿Qué son estas horas de tanto dolor y ausencia?
         No es posible expresarlo. El dolor no se describe. Amanece esta noche, más oscura y, tal vez, más luminosa, ya que no lo puedo –en modo alguno- sospechar. 

Alberto E. Justo

soledad y belleza


¡Soledad! Contemplé una vez su rostro y permanecí embelesado… ¿Qué hubiera sido de mí si no la conociera entonces? Hoy, cuando se apiñan tantas máscaras engañosas, sería imposible soportar la fealdad.

         Porque la luz, pequeña luz, surge sola en la oscuridad que precede a la aurora. Entonces el aire regala su perfume y trae los ecos del río que pasa muy cerca. No se distinguen las flores y aún las aves duermen escondidas en la noche.
         Es la hora del rostro escondido; de esa admirable faz con vocación de sol, pero que no hemos de descubrir todavía. El Oriente se levanta ya en el corazón, que es anuncio, profecía y gusto del amanecer sin ocaso.
         Es muy posible que –a veces- nos dejemos vencer por no sé qué gustos o costumbres, según la hora del día, cuando olvidamos el núcleo profundo y su esplendor.
         Pareciera que nos conquista esa seudo necesidad de algunos aplausos que se deslicen como ásperas caricias en nuestros oídos, siempre dispuestos a la premiación.
         ¡Terrible olvido! La Belleza no se percibe en ruidos ni quehaceres… Aquello que, en efecto, alegra nuestro corazón y de veras nos premia, no  será jamás encontrado en ningún torneo ni encuentro mundano. No, no se brindará si pretendemos “hacer cosas”. Sólo nos ha de susurrar en la quietud que no sabe, ni pretende nada. En la quietud numinosa, sin pretensiones de ruleta mágica.
         No se busque una “historia” diferente. Sumérjase, quien quiera, en el piélago del ser. Es el camino… Tal vez sin distancias ni engaños.

Alberto E. Justo

martes, 13 de noviembre de 2012

hay caminos... porque los trazamos

Una impresión, alguna vez... Una imagen... Una melodía tal vez. Y se manifiesta el mundo sublime escondido, numinoso, que es el pórtico del templo donde Dios quiere habitar con nosotros: secreto de soledad, inefable, que no puede describirse y sólo experimentarse (si así lo podemos decir) en abandono y confianza.
Muchas veces decimos: -quisiéramos más, sí, más evidencia al menos... Pero la abundancia es más que silenciosa y el corazón gusta de todo ello más allá de las expresiones limitadas. Lo más inmediato y real no es "lógico", ni siquiera "aceptable" en cierto sentido y según los códigos que usamos...
Pero si nos atrevemos a aceptar el "paraíso", libremente, aquí y ahora, más allá de lugares comunes o seguridades deterioradas, recibiremos nuestro bien y lo hallaremos en nuestra intimidad más real y profunda.

Alberto E. Justo

lunes, 12 de noviembre de 2012

reencontrarte...

La vocación del hombre es volver a su profundidad, a su realidad honda, al secreto de su corazón...  Pero esta búsqueda no parece acabar nunca.
Es imposible reducir lo inefable a algunas reglas y encerrar la luz en límites precisos, de fácil dominio...
Nos reencontramos cuanto más aceptamos sumergirnos en el Misterio... Y nos damos cuenta, por fin, que es hora de seguir.

Alberto E. Justo

domingo, 11 de noviembre de 2012

Paz..., a pesar de todo

Es un desafío reconocer que nosotros mismos hemos armado las estructuras que nos oprimen... Es urgente "desmontarlas" y desarmar los hierros que cubren el castillo interior que, a veces, queda muy pequeño. Y esto es posible, y muy posible, cuando quitamos fuerza a los mosquitos que vuelan o a la lluvia o al viento... Ningún mosquito tiene identidad ideológica. No nos afecta su vuelo aunque luego nos lamentemos de alguna picadura... Pero no podemos levantar una frontera a causa de los insectos.
Cuando sufrimos como consecuencia de esas estructuras (¿tantas son?) es lo mejor no hacer caso y aceptar las picaduras. Nuestra vida no cambia por ellas. Somos los que somos, a pesar de las injusticias que podamos padecer.
Desmontar, una y otra vez, esos muros. Y penetrar en nuestro castillo interior desde donde se abre todo el horizonte de libertad. Es pequeño..., pero es enorme. ¡A descubrirlo pues, sin vacilar y con confianza!

Alberto E. Justo


viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Eleva el alma?

Sabemos ya que aquí no se trata de un... antojo, ni menos de capricho alguno.
Se trata de un regalo, de un don... El alma ES elevada.
Por ello aceptemos con gozo esa realidad que nos libera, cuando en efecto nos redescubrimos en el mismo Corazón de Dios, donde somos, nos movemos y existimos.
¿Qué dirás en tu corazón? Como un niño apenas alguna cosa, pero, sobre todo, te aprestarás a escuchar, a penetrar en el corazón de ese templo incomparable que eres tú... Ten, pues, conciencia de tu realidad verdadera. Esto es: "dónde en verdad respiras"... ¿Cuál es el "aire", el "soplo" del cual vives?
Medita sin cesar estas cosas...

Alberto E. Justo

jueves, 8 de noviembre de 2012

Presencia de Dios... Siempre, a cada instante

¿Has visto hoy la Aurora? ¿Sabes que Dios habla en todas partes?
Oración primera…, camino sin rumbo y, aparentemente, sin destino. Ayer todo era más claro, más diáfano. Por lo menos veía el suelo que pisaba, la tierra que me sustentaba… Y más lejos el horizonte –tal vez lejano- pero inconfundible: era hacia allí.

         Hoy es muy difícil decir nada acerca de todo ello… Quizá lo primero, lo mejor, lo más oportuno y lo más noble sea volver al silencio más profundo, a la quietud y a la paz…
         Cuanto más se desciende al silencio y en el silencio, más se perciben los sonidos menores, por decirlo así. En estos murmullos quedos se oye más, llevan no sé qué cosa que supera en verdad y en hondura cualquier ruido de este mundo. Es como el viento que agita los árboles, como la canción del agua propia del arroyo que sigue sin detenerse, como el aleteo nocturno de algún ave que despierta, como el sonido lejano de la tempestad.
         Quédate, pues, a la lu
¿Has visto hoy la Aurora? ¿Sabes que Dios habla en todas partes?
Oración primera…, camino sin rumbo y, aparentemente, sin destino. Ayer todo era más claro, más diáfano. Por lo menos veía el suelo que pisaba, la tierra que me sustentaba… Y más lejos el horizonte –tal vez lejano- pero inconfundible: era hacia allí.

         Hoy es muy difícil decir nada acerca de todo ello… Quizá lo primero, lo mejor, lo más oportuno y lo más noble sea volver al silencio más profundo, a la quietud y a la paz…
         Cuanto más se desciende al silencio y en el silencio, más se perciben los sonidos menores, por decirlo así. En estos murmullos quedos se oye más, llevan no sé qué cosa que supera en verdad y en hondura cualquier ruido de este mundo. Es como el viento que agita los árboles, como la canción del agua propia del arroyo que sigue sin detenerse, como el aleteo nocturno de algún ave que despierta, como el sonido lejano de la tempestad.
         Quédate, pues, a la luz de la lámpara en medio de la noche, o si sales busca las estrellas. Trata de descubrir ese misterio que allí se esconde. Detente ante el silencio de las flores… Detente ante el silencio del dolor. Detente ante la pregunta que no halla ni tiene ahora respuesta… Cierra los ojos y abandónate a Dios.

El lenguaje silencioso que toca el misterio no tiene éxito… No procures el aplauso, ni el reconocimiento. Deja pasar, deja dormir. Tal vez un sueño te despierte a otro sueño en la oscuridad. Quizá ese sueño te lleve al verdadero sueño, más allá.

No te canses de soñar. No valen los estilos y los cuidados que crees tener con esto o con aquello. Rompe con esas cerrazones y sal al aire libre, al suave viento de tu corazón.
No te alcanzarán los volúmenes imaginables para escribir tus pasos de peregrino. No tienes que dejar constancia de nada de ello. Escribe en el Corazón de Dios.

Alberto E. Justo

z de la lámpara en medio de la noche, o si sales busca las estrellas. Trata de descubrir ese misterio que allí se esconde. Detente ante el silencio de las flores… Detente ante el silencio del dolor. Detente ante la pregunta que no halla ni tiene ahora respuesta… Cierra los ojos y abandónate a Dios.

El lenguaje silencioso que toca el misterio no tiene éxito… No procures el aplauso, ni el reconocimiento. Deja pasar, deja dormir. Tal vez un sueño te despierte a otro sueño en la oscuridad. Quizá ese sueño te lleve al verdadero sueño, más allá.

No te canses de soñar. No valen los estilos y los cuidados que crees tener con esto o con aquello. Rompe con esas cerrazones y sal al aire libre, al suave viento de tu corazón.
No te alcanzarán los volúmenes imaginables para escribir tus pasos de peregrino. No tienes que dejar constancia de nada de ello. Escribe en el Corazón de Dios.

Alberto E. Justo

martes, 6 de noviembre de 2012

Horas,,, que no son


¿Hay algunas que sí son?
No permitamos que las preguntas, interrogaciones y cuestiones avancen en nuestro panorama. Hemos llegado a la ribera, hemos abandonado un mundo que no dejamos de dejar... Y, entonces, partimos. Sigamos partiendo...
         Creíamos que... “partir” consistía en emprender no sé qué viaje para alejarnos rápidamente de los sonidos y estrépitos que tanto nos mortificaban, y nos mortifican...
         Pero hemos llegado a la ribera, junto al lago, y nos damos cuenta, sin lugar a dudas, que “ir a otra parte” sólo es posible, en verdad, en el corazón.
         El culto a las exterioridades ha fenecido para quien desee y busque el secreto escondido...
         Hace ya mucho tiempo que soñábamos con disfraces siempre diferentes, apostando a “seguridades” o a “tranquilidades” superestructuradas, armaduras de hierro que pretendían y pretenden proteger...
         Hoy sabemos que siempre quedábamos detenidos en el mismo lugar, quizá porque no acabábamos de distinguir el horizonte: hacia la ribera... Hacia el destino que, sin embargo, no es allá.

         Mi historia es arribar adonde nunca lo tuve como posible... Es así, aunque no se entienda el tejido escondido de semejante afirmación y pretensión.
         Adonde son tan pocos los que llegan, porque desprecian la santa locura de quien por fin emprende el camino sin más...
         ¿El camino? ¿Qué camino?

         Ningún camino de esos que están por ahí... Cuando considero que estoy: trazo una huella o mil huellas...
         ¿Camino? ¿Progreso? Pues nada de todo eso. Ni método, ni ensayo, ni plan. Aquí no más. Hacia muy adentro, efectivamente, “más allá”.

         Estarse “quieto” es “caminar”. Por no sé dónde, porque ya se está...

Alberto E. Justo

lunes, 5 de noviembre de 2012

sin título y sin porqué


Sin saber ni conocer.... ¿qué cosas? Sin haberlo sospechado así. Un buen día, quizá una tarde, cuando el ocaso encendía distintos tonos en el horizonte. ¿Qué más? Pues entonces y nada más.
         Los muros estaban vacíos, desiertas las paredes de la casa. Las ventanas sin cortinas, las puertas sin sus llaves. Nada invitaba a quedarse, porque ni hogar, ni chimenea, ni cuadros, ni flores. ¡Triste y desolado lugar!

         En la otra vertiente... ¡Dios mío, qué alud, qué derrumbe! Caían, como una plaga invasora, como aquellas nubes de langostas, personas y más personas, atropellándose unas a otras, andando tan ligero que nunca llegaban a destino...
         Mi pregunta fue inmediata: -¿estoy yo realmente aquí? En suma, cuando el rechazo y el estupor angustiante estrechan la respiración y casi la ahogan: ¿estamos en verdad allí, o venimos de otra parte, quizá desde muy lejos, o nunca nos fuimos del lugar en el cual nos hallábamos y ahora nos engañamos?
         El alma, como el ave antigua, vuela y se eleva y no tolera los sombríos sótanos de la crueldad y de la tiranía de cosas y de entrelazadas costumbres... Son las imposiciones que se generan en terribles egoísmos. Pues los más terribles son los más “justificados”. Cuantas mayores y más abundantes razones esgrima para imponerme, más lejos estaré de la “razón” que pretendo.
         El espíritu tiene, en cambio, vocación de altura... Y vuela, tal vez adonde no sabemos... El soplo, que es respiro, lo lleva, lo envuelve, lo adopta, se torna uno... No puedo justificarlo ni explicarlo. No puedo reducirlo, porque sus dimensiones no se pueden pesar ni medir. Pero lo sé, lo conozco; lo conozco sin poder traducirlo... Simplemente lo veo, como veo el corazón a través de quien señala el símbolo del corazón de carne, tal vez en su propio cuerpo.
         Y lo aprendo en esas historias maravillosas, en esas imágenes y figuras del tesoro de una tradición siempre fecunda... Por ello admiro al perro de Odiseo, único en “reconocer” al héroe.
         Esto es leer más allá o, simplemente, ver más allá, que significa “más adentro”.
         ¿Dónde estoy? Es imposible responder con categorías usadas o de  segunda mano... Es preciso, si pretendemos una respuesta veraz, atravesar las nubes y subir más allá...
         No es fácil ni placentero subir o seguir por suposiciones o con promesas... No nos conformamos con pruebas escasas... Ocurre que... dudamos ¿Entonces?
         Pero hay un tesoro escondido, un testimonio, una certeza. Sería muy vulgar difundirla o apresurarse en un discurso que no cabe en expresiones corrientes. Nada grande se resuelve en una fórmula. Por ello detenemos un tanto nuestra marcha para contemplar el paisaje.

        Alberto E. Justo

domingo, 4 de noviembre de 2012

Lejos de los ídolos...

Y también de aquellos que nos rodean y parecen aceptables y hasta seductores. ¡No nos conformemos con poca cosa y con las repeticiones de siempre! Vayamos más adelante... ¿Hacia dónde? Más adelante, más allá, que es más aquí en profundidad.
Descendamos, si es preciso, hasta recuperar nuestra vida profunda, que es nuestra "realidad". Descender o ascender... ¿qué más da? Porque somos llamados, sí -verdaderamente llamados- y elevados por Aquél que ES...

Alberto E. Justo

cuando no veo las fronteras...

Todo "desprendimiento" comporta la desaparición de los límites que nos protegen. Ya no tenemos esas "seguridades" que parecían garantizar nuestros pasos y, de un modo o de otro, darnos la razón. Ahora el Misterio ocupa el centro porque hemos partido y confiado todo... Y sabemos que el Padre, en verdad, no nos deja nunca... Cuando desaparecen las fronteras brotan las flores nuevas. Es el anuncio de ese nacimiento que siempre somos.
No son las armazones, ni los tornillos, ni las tuercas (por más ajustadas que estén)... Arrojo, pues, y paz.

Alberto E. Justo

Pero toda "senda" tiene sus riesgos

Sí, hemos de admitirlo con confianza... La llamada "senda del corazón" comporta discernimientos y decisiones que no son fáciles y que suponen renuncias y, sobre todo, cierta "inseguridad".
El camino interior carece de determinaciones y normas que nos proporcionen esas "certezas" exteriores que, aparentemente, garantizan "pisar fuerte" (digámoslo así) porque no nos vamos a equivocar...
Tantas veces dejaremos esto o nos apartaremos de aquello y quedaremos en medio de la ruta quizá aguardando...
Es claro que el abandono y la confianza en Dios cubren todo nuestro paisaje, pero no pretendamos soluciones matemáticas ni univocidades resplandecientes. La noche es noche y no pretendemos otra luz que aquella, esta, que alumbra la noche, la noche de la contemplación que es más clara que el día...
¿Vivir sin paradoja? Es imposible.

Alberto E. Justo

miércoles, 31 de octubre de 2012

La senda del corazón

Si elevas los ojos y el respiro en Dios descubrirás que lo real es el deseo de tu corazón. ¡Cuánto se oculta en este secreto del que vives y constituye tu condición verdadera! Déjate alumbrar por esa luz indescriptible... Eres ya centella y chispa del único fuego...
No puedes traducir en palabras ni en conceptos eso mismo, aquello, que deseas. Y la paradoja es que ya lo encuentras, que ya lo tienes, aunque no lo digas, aunque en medidas humanas no lo sepas.
¡Hombre celeste y terrestre! Eres un único regalo. Deja ser el ser.

Alberto E. Justo

viernes, 26 de octubre de 2012

Si elevas la mirada...

Con mucha frecuencia padecemos acontecimientos que no acertamos a explicarnos... Cuando todo estaba bien listo, cuando teníamos al alcance de la mano los elementos apropiados para no sé qué obra o trabajo, perdemos los instrumentos o la ocasión y nos quedamos perplejos en la mitad del camino...
Entonces sufrimos porque, tal vez, nos sentimos "muy pequeños", porque no podemos realizar lo que nos proponíamos o aguardábamos. Y repetimos, con mucho fastidio: -si faltan los medios ¿qué puedo yo hacer?
Claro que esto ocurre en unos ambientes donde se estima solamente el "esfuerzo" o la "acción", donde sólo cuenta el "qué hemos de hacer"...
Nos proponemos ir más allá. El valor no está donde sospechamos o donde nos dicen que se encuentra... O donde las "presiones" ahogan en tantos sentidos. No, no es allí... Elevemos pues la mirada.
Se narra de un religioso que esperaba convertirse en un gran predicador y teólogo, y que poseía condiciones y entusiasmo para ello... Pero la salud no se lo permitió y debió permanacer orante en un lugar solitario sin otra cosa... Y dio este testimonio de si mismo: -Temblé conmovido cuando vi el lugar donde posiblemente pasaría el resto de mi vida, pero me llené de alegría cuando me dije: "tú querías convertirte en un gran predicador, pero el Buen Dios te quiere un santo."
¿Qué es entonces ser santo? ¿Te has aceptado en verdad? ¿Te has dispuesto a descubrir tu secreto en el Secreto de Dios?
No pierdas el tiempo buscando lo que no encuentras, buscando siempre lo mismo... ¡Arrójate en el mismo Misterio que vives y goza con y en el don de Dios.

Alberto E. Justo

domingo, 21 de octubre de 2012

Por el Desierto

Pero no es una figura caprichosa, tampoco un ídolo... El Desierto es... mi "paso", más allá de las determinaciones o de las ilusiones del tipo que sean.
Oremos pues. Lo que parece no estar en verdad está...
Son, tal vez, los más solitarios y olvidados los que pueden levantarse sobre la barbarie o el salvajismo imperante. Son dos condiciones que se requieren: una, la soledad y el olvido (abandono) y la otra, el coraje de ser diferente.

Alberto E. Justo

miércoles, 17 de octubre de 2012

oremos así

¡Señor! Que Tu Silencio descienda en mi corazón. Que tu respiro me de tu Vida... Que, con prontitud, la oración más simple surja en mi como el sol de la aurora inundando todo el paisaje.

Alberto E. Justo

Cuando no se ve ni se supone

Ante los interrogantes tengamos presente que no lograremos nunca imaginar lo mejor para nosotros. Las preguntas que brotan en nuestro corazón tienen su respuesta en el Corazón del Señor. No son nuestras consideraciones o pretendidas soluciones los efectos verdaderos y lo más seguro es que nos equivoquemos tejiendo lo que sospechamos ha de ser.
Lo seguro es que nuestra invocación: ¡ABBA, PADRE! nos eleva inmediatamente a Dios y a nuestra realidad. Esta plegaria, que es nuestro verdadero respiro, ha de repetirse con entero abandono y confianza.

Alberto E. Justo

domingo, 14 de octubre de 2012

¡Quédate más allá!

Ese camino maravilloso que creo perder... Esa senda que parece no tener fin y que dejo esta vez... Todo eso no está allí sino en mí. Y nadie lo puede quitar ni arrebatar...
 Esto es simple e inmediato. No sufre discusión ni cuestión...
Todo se transforma y renace en un nivel más alto. Sube, pues, asciende y goza de la Belleza...

Alberto E. Justo

viernes, 12 de octubre de 2012

De nuevo: no temas

Sonríe y abandónate. La oración es siempre fecunda aunque padezca distracciones y terribles arideces. No te mas. Deja que el Espíritu ore en tu corazón. Esto no se aprende..., se sabe, se gusta, se goza... Aún cuando nada sientas, aún cuando te parezca que nada ocurre. Es entonces cuando la confianza y el abandono deben alcanzar sus más altas cimas. Abre la puerta de ti jardín, de tu oratorio interior y escondido, respira el aire que nunca has dejado de respirar... No has empezado ayer, ni en fecha alguna. Tu vida está escondida con Cristo en Dios desde siempre. No hay fórmulas. De tu parte: arrojo y confianza. Despréndete de tus cuidados y déjate elevar donde no sospechas.

Alberto E. Justo

No temas

Es palabra y anuncio de Dios. Sobre todo, no te dejes aprisionar por multitudes ni te conviertas en "uno más" por nada del mundo. El Señor te ama "personalmente", y -ciertamente- no como "uno más". Sí, ciertamente, como UNICO. No hay, ni habrá nunca nadie como tu. Sé fuerte y valiente...

Alberto E. Justo

Quizá, sorprendidos

En tantas ocasiones quedamos sin respuesta... Tal vez porque lo que cuadra y es prudente es decir que NO.
Téngase en cuenta que sabemos muy bien qué cosa es discernir y lo que importa el valor de mantener una decisión aunque ésta comporte un desafío. Porque las más de las veces esa respuesta sorpresiva es el silencio, es callar, es "dejar" y puede comportar "abandonar" aún aquello que amamos o que creemos amar. El discernimiento al que nos referimos es resultado de la oración (aunque sea árida) y de la madurez. Durante mucho tiempo se ha "conservado" a los... "educandos" en la adolescencia, precisamente en la inmadurez, por no advertir que es necesario, según las situaciones, decir que NO.
Hoy, seguros de la urgencia de un camino interior y profundo, hemos de fortalecernos en nuestra conciencia y no dejarnos arrastrar ni por presiones, ni por "consensos", ni por "decisiones" arbitrarias.
El silencio será siempre el arma más eficaz. El silencio y la ausencia cuando sea necesario. ¡Bendita soledad que nos enseña a ser fieles a la conciencia y a esa decisión escondida que aparece diáfana en el corazón.
Luchemos pues en esos parajes que no aguardados "normalmente", porque la "hora" tiene sus características y no adoptaremos actitudes mediocres. Y esto no se refiere a las gruesas noticias o novedades "periodísticas" ( lo diremos así ), sino a lo más cotidiano, donde y cuando el hombre ha de manifestar su verdadero y auténtico perfil.

Alberto E. Justo

miércoles, 10 de octubre de 2012

¿regresas otra vez?

La pregunta se reitera y no se responde más. No se va ni se viene. Quien ha hallado su corazón y su centro no sabe si regresa y no sospecha si se aleja por los andurriales de una peregrinación pletórica de vida y de misterio...
No, no somos lo que vanamente se nos adjudica. No somos lo que aparece y nada más. No constituye nuestra vida el disfraz o la máscara que manos atrevidas pretenden imponernos. No somos "eso", tampoco aquello... En el corazón, en la hondura, hallamos la libertad.
¿Aunque lo perdamos todo? Y yo pregunto también: ¿qué podemos perder, qué quiere decir "perder"? No valen las "posturas", cuenta siempre la sinceridad y la transparencia. Hemos dejado "ideologías" y "manías". La discreción, el discernimiento luminoso nos guía... Es hora de confiar.

Alberto E. Justo

¿tristeza?

No dejes que te invada la tristeza de lo aparente. Cuando todo calla... calla tu también. El silencio no tiene tarjeta de presentación... Siempre es apertura.
No aguardes hacer esto o aquello ahora por "sentirte mejor"... Es un error refugiarse en los "premios" inmediatos o impactantes... No hay resultados buenos en esos parajes.
Cuando todo parece callar, aunque tengas angustia y perplejidad, piensa que "todo" comienza en nueva aurora. La aurora no es un tratado, ni un libro, menos todavía una reunión, menos un festejo... No insistas forzando ocasiones o lo que fuere: que tu lema sea siempre: "Deja ser el Ser"... Felicítate de la hondura y en la hondura que es tu morada. Ella es siempre tuya. No precisa "andadores" ni apoyos de ninguna especie...
¡¡Busca de una buena vez, en tu corazón, y respira tu Bien!! Que lo que necesitas no está ausente. Está en silencio, simplemente eso. No conoce lenguaje vulgar.
Si estás en tu casa, permanece en ella, si has de viajar, viaja; si tienes que ir por esos andurriales, ve... En realidad no estás ni aquí, ni allí: estás donde no sospechas estar. estás desde luego en tu corazón y en tu Centro si así lo quieres. Dios no falta. Él lo es Todo. No hay más.
Quizá debas insistir en tu propio bosque. Allí donde (como decía San Bernardo) los troncos y las piedras te enseñarán lo que no te dirán nunca los maestros.

Alberto E. Justo

martes, 9 de octubre de 2012

El gozo de caminar... la paz

Es seguro que en mil ocasiones toparás con actitudes que no esperas ni resultan agradables. Sea que la torpeza es una "realidad" humana o que no todos están agraciados con el don de responder con delicadeza. Es, la delicadeza, una virtud sublime. Y tiene una relación profunda y secreta con la magnanimidad. Piensa en esto y medita, y considera cuánto más allá te encuentras de polémicas, preguntas, respuestas, exámenes, exigencias ¡y tantas, tantas tonterías, que el hombre pergeña para asentar su vano poder y justificar su envidia!
Por tanto: ¡a otra cosa! Que tu camino y tu andar sean un gozo por encima de las amenazas (generalmente aparentes) que se multiplican a los costados... Basta ahondar, basta volver a meditar y desprenderse de los apretujones y circunstancias.
Piensa, una vez más, en la dulzura y delicadeza de María, nuestra Madre. Considera esta quietud, este silencio que sólo se manifiesta en la apertura del corazón y, sobre todo, en el respeto. Quizá no halles respeto ni urbanidad entre los bárbaros que asaltan las ciudades y los pueblos para dominar de las maneras más sutiles, aunque torpes.
Vuelve a tu silencio. Nadie puede quitarte tu bien aunque lo declare en desagradable modo. ¿Quién es quién?

Alberto E. Justo

contemplar el Cielo

Cuando te aturden los gritos y los gestos de este mundo... ¡recuerda! estás llamado al Cielo. El Señor urge para que preparemos esa vida futura y definitiva... Esa vida que comienza YA, en cuanto eres consciente de ella, en cuanto despiertas del sopor que te ahoga... El desprendimiento te lleva al Cielo. Lo que no ocupan las otras "cosas" lo invade el Cielo, la vida del Cielo... DIOS.
Asume esta verdad y no dejes que nada la empañe... ¿Esperabas otras reacciones u otras respuestas? ¿No sabes que "eso" es pura ilusión? ¡Despierta, pues, de nuevo, a la Verdad y a la Vida! No eres tú quien vive sino Cristo quien vive en ti... La Vida escondida con Cristo en Dios... No es necesario hablar, sino callar y recogerse en el Silencio más alto que es el lenguaje del Cielo.

Alberto E. Justo

lunes, 8 de octubre de 2012

Aprender todavía hoy

No basta una instante para aprender a vivir en desapego. El "desprendimiento" precisa de la Providencia y de la Gracia... Por ello hemos de contar con nuestra condición y con nuestra realidad para perseverar en un camino que no se revela de un solo golpe.
Ser "separado", despegado de todo lo perecedero, requiere tiempo, constancia y cultivo perseverante del "asombro". Es curioso: cuanto más avanzamos en el plano del "abandono" más despiértase la admiración por lo maravilloso, por lo sublime. ¿Hallamos la profunda verdad de las cosas cuando les decimos "adiós"? Quizá sea así. Pero lo esencial es que las poseemos cuando las dejamos o cuando no nos empeñamos en apropiarnos de ninguna de ellas.
Descubrir el "ser esencial" presente, es decir nuestra "vocación espiritual y celeste", nuestra condición de hijos del Padre... quitando, desde luego, cualquier impedimento, pero atendiendo siempre a la luz que no se apaga en nuestro interior.

Alberto E. Justo

domingo, 7 de octubre de 2012

¿Regresas ya?

¿Adónde? Misterio grande es este de los viajes... A veces resulta doloroso pensar en ellos o enfrentar las complicaciones que se siguen; otras veces, por el contrario, son fuente de gozo y de esperanza... Ocurre que en este mundo o, por lo menos en los niveles que estamos habituados a transitar, hay siempre una suerte de bloqueo que nos limita y nos impide "ver más allá". Por ello es preciso regresar trascendiendo, superando, hallando el nivel más alto o más profundo donde en verdad estamos y no las apariencias que dibujan nuestros ruidos o ilusiones...
No sé adónde voy... ¡Magnífica conclusión! El viaje es otro y las "honduras" otras también...
Pero cuando todo se "despeja" y se "despoja" dejando ese vacío aparente que tanto nos asusta, entonces aprestémonos a la gran y única novedad... Donde nada hay, aparentemente, podremos hallar todo.
Quizá todo esté "cerrado" y no consigamos en el mercado lo que creemos urgente o necesario. Tal vez. Pero todo está ya en el corazón y la honda meditación nos entrega lo insospechado. Busquemos con confianza y ¡Adelante!

Alberto E. Justo

sábado, 6 de octubre de 2012

el misterio de lo numinoso

Cuando la luz aparece no hemos de apagarla o disminuirla, sino dejarla brillar. Cuando nuestro corazón es alcanzado por esos destellos que revelan el ser profundo, aun inesperados o incomprendidos, hemos de respetar, aprender a recibir lo que nos excede y nos eleva.
¿Quién se atreve a describir la respuesta que percibimos en nuestro interior ante una pieza musical sublime? Y sin embargo nos damos acabada cuenta, somos plenamente conscientes, de su realidad y de su virtud.

Alberto E. Justo

viernes, 5 de octubre de 2012

¡cuidado con las imágenes!

Dios no es como lo imagino... Es necesario desapegarse de esos perfiles que no son otra cosa que proyecciones nuestras, de nosotros mismos... Dios es siempre más y más allá: trascendente e inmanente, inefable... Cualquier pretensión de comprensión nuestra nos arroja fuera del camino, nos aleja, hasta puede encerrarnos en nosotros mismos...
Es oportuno pasar más allá y rechazar esas figuras que nos fijan en parajes tan limitados, muchas veces a imagen de nuestro "ego" y exiliados de la Realidad.
¡Consuelo grande éste! Dios no es así...
El Amor no se encierra ni se guarda en casilleros... Se nos antoja muchas veces descubrir al Espíritu Santo como una especie de conductor de hilos que mueven para aquí o para allá, generalmente según parece conveniente para nuestros planes... Pero no es así. Cuando queramos "imaginar" despojemos al Santo Espíritu de todo "plan" y de todo artificio... El Espíritu es Puro Amor y, antes que nada viene a nosotros porque nos ama...

Alberto E. Justo

oración y silencio

A pesar de "no decir nada"... ¿Cómo no dices nada? Es que... quizá lo digo todo. Estoy, con toda el alma, donde no sospecho, porque el nivel de mi pobre presencia es otro del que habitualmente creo... Dios levanta  y nos habita. Él es el Principio.
Por eso el silencio es siempre fecundo. Nos animamos a dejar a Dios todo el lugar. Es el misterio y el secreto...

Alberto E. Justo

busca la verdad

Ya sabes que, de alguna manera, buscarla es encontrarla. Transparencia y sinceridad, constancia y perseverancia... Sin temor.
La Verdad habita en el corazón. Es preciso despejar el campo, abrir puertas y tener lo imposible por posible, porque para Dios no hay "imposibles".
Pero rompe los esquemas de vana y aburrida repetición. No digas lo que simplemente oyes por ahí o por aquí. Trata de vivir en hondura y transparencia.
No porfíes cuando no tienes o no dispones de conocimientos suficientes. Es urgente hablar menos y buscar más. Fíjate que los errores se repiten y sobre todo esos juicios apresurados acerca de la historia, cuyas falsas conclusiones es tan difícil remover...
La clave es el amor a la Verdad, el coraje de la Verdad, el coraje de ser. Esto, desde luego, ennoblece una vida.
Queda en paz, que Dios es hoy Presencia y Él nos visita sin ahorrar tiempo.

Alberto E. Justo

martes, 2 de octubre de 2012

No quieras averiguar lo que no te compete

El silencio verdadero supone mortificar las curiosidades que, si bien no son siempre maliciosas, por lo general dañan la vida del alma. No, hermano, no quieras enterarte ni cultivar noticias, no quieras franquear las fronteras de tu silencio y las del silencio de los "otros". La información no es sabiduría. En la mayoría de los casos es ruido y nada más. Calla y sigue. No te apegues ni adhieras a lo que no es.

Alberto E. Justo

Perspectivas y renovadas

Es probable que, por diversos motivos, nos detengamos en recuerdos o planteos acerca de lo que quizá debimos hacer ayer o de lo que conviene hoy para cubrir errores pasados...
Se trata aquí de una trampa nada pequeña, tal vez del enemigo, tal vez de nuestra porfía o inseguridad, tal vez de nostalgia o de melancolía, según los temperamentos...
Proponemos alejar y abandonar estos pensamientos que no nos entregan lo que realmente constituye nuestro deseo profundo, nuestra mejor intención (de ayer y de hoy), sino que nos obliga a descarrilar y a apartarnos del camino del corazón.
La obra escondida, por llamarla así, no se manifiesta hacia afuera, sino que está celada hasta la hora oportuna que no siempre llega cuando suponemos.
Caminar por el desierto requiere un tiempo, y ese período nos parece infecundo y equivocado en tantas ocasiones.
Abrir nuevas perspectivas es aceptar lo que, por ahora, no nos es plenamente conocido y no puede ser encerrado en fórmulas definitivas. El fin es Dios. Él ya está y en Él lo tenemos todo. Pero no podemos abarcar ni racionalizar el gran secreto que sólo se conoce en el Amor, esto es "Más Allá" de mi estilo.
El peregrino lleva su tesoro y su secreto pero no puede hablar de él.
No hay, pues, seguridades. Hay, sí, una conciencia a la que hemos de ser fieles desde luego. Pero dejemos que el gran Misterio nos adopte, sin angustia y sin apresuramiento. Dios nos da todo en su Paz.

Alberto E. Justo

lunes, 1 de octubre de 2012

¿Un medio adverso?

Y, sin embargo, muchas de las cosas que aparecen como meditaciones, recomendadas en y por el silencio, han sido pergeñadas o escritas en momentos de tensión y de ruido... Esto es así y es necesario prepararse. Pero no dejarse sumergir en un mundo extraño, ni en caos alguno... Mientras meditamos sabemos que estamos en "otra parte", en un nivel que no puede ser alcanzado por los rumores o fatigas de este mundo... No se trata de pretender cambiar el ambiente o juzgarlo favorable para lo que no puede darse en él. Se trata de reservar el corazón y la vida en el nivel verdadero que, a pesar de las alternativas, nadie nos puede quitar.

Alberto E. Justo

Cuando se abre el horizonte...

No dejes de arrojarte más allá de los límites y de las medidas... La hondura es inacabable (por decirlo así), no acabarás nunca tu camino. Este es un gran secreto. A pesar de las incomprensiones, a pesar de los ruidos, el silencio está en tu alma y tu descubres su abismo cuando no lo puedes abarcar.
Deja, deja y sigue que esos límites que se te antojan terribles en realidad no existen.

Alberto E. Justo

domingo, 30 de septiembre de 2012

silencio en el dolor

Sí, es así: "Vino a los suyos y éstos no lo recibieron". ¡Misterio cuyo eco resuena en toda la historia! ¡Cuántas incomprensiones, cuántos olvidos, cuántos desprecios! Sobre todo en la hora de la "poca atención", cuando el hombre se siente desatendido, marginado, postergado... Esto halla su sentido (aunque la distancia sea muy grande) en el "Descenso" y "Abandono" de la Cruz.
¡Cuántas veces sufrimos ciertas injusticias de pequeña o grande medida y no sabemos hacia dónde mirar, hacia donde partir o cuál es el sentido de lo que nos hiere y nos derrota!
Sólo la Mirada Única del Señor, sólo la Bondad inefable de sus Ojos siempre abiertos para nosotros en la noche del Huerto, en ese Getsemaní de nuestras horas y de nuestros días. Porque Él está aquí.
Muchos son los que gritan y agitan aires y aguas para ser tenidos en cuenta, para acentuar la "importancia" de sus opciones, de sus sufrimientos, de sus luchas...
Pero es el silencio de la Oración el que en realidad reconforta.
¿Qué más decir? ¿Que estamos solos? ¿Que, tal vez, carecemos de defensa? Todo esto es posible, pero esta soledad es garantía de una Presencia infinitamente más alta...
¡Ah, dolor! ¡Quisiéramos despedirte de una vez por todas! Pero aún es preciso orar en el silencio de la Noche.

Alberto E. Justo

Desierto y libertad

Los espacios sin confines de una maravillosa geografía, los paisajes que a nuestra observación carecen de fronteras, el mar, evocan -sin embargo- otra cosa: nos recuerdan que son reflejo o símbolo dichoso del "desierto interior". ¿Espacio interior? Tengo que decirlo de alguna manera... Quizá "espacio de libertad creado por Dios para nosotros, para cada uno de nosotros. Cuanto más cerca de Dios más libres, cuanto más en Él más "habitantes" de un Desierto inefable, morada florecida en el corazón.
Una atención, tal vez, a una situación que puede quedar soslayada. Tengamos, hoy y siempre, la convicción y la conciencia de hallarnos en otro "nivel". Esta vocación a la trascendencia comporta saber que nada ni nadie nos puede apartar de ella, si nosotros mismos no lo queremos.
Pero estamos en "otra parte". Por encima de las formas, de las figuras o de las instituciones del estilo que sean. Aquí entramos en el Misterio, que es nuestro porque es de Dios, de la "contemplación sin medios". De la relación directa, de la Gracia dada sin contornos, incluso más allá de nuestras sospechas.
¡Inmenso espacio que trasciende todo espacio! Es nuestro verdadero tesoro. Siempre con nosotros, porque Dios no nos abandona jamás.
No sirven deducciones ni razonamientos vacuos... Abre grande los ojos de tu corazón y verás. Eso sí: ten piedad, compasión y misericordia... Comprende y acepta, vive del Amor que te es participado. Entonces, nos dirá el Señor, cuando le preguntamos dónde mora: "ven y verás."

Alberto E. Justo

sábado, 29 de septiembre de 2012

sin embargo es posible

En efecto, nada es imposible para Dios. ¿Podemos acaso imaginar límites a su Bondad? Entonces nunca dudemos que cuando queremos oramos en verdad. Es el Espíritu Quien ora en nosotros. No necesitamos palabras ni actitudes superfluas... Todo es posible y "todo lo puedo en Aquél que me conforta." Esto debemos repetirlo y debe ser así nuestra conciencia, seguros del Don divino. Insistir en esta verdad es fundamento de alegría y de paz...

Alberto E. Justo

liberación sencilla

No te fijes en las miradas que te circundan... ¡Despréndete! No son los rayos que cruzan los caminos los que nos interesan... Los "costados" quedan donde están. No, no dependes de esto o de aquello, no te quedes atado en supuestas o no supuestas valoraciones opresoras... No son interesantes,  nada dicen aunque griten y endurezcan el entrecejo. Detente y reposa en la Mirada de Dios... ¡Ojos que llevas en las entrañas!
Tampoco dependas de lo que te parece que otros de ti piensan. Deja toda distracción sin sentido. El "abandono" se descubre y se aprende poco a poco en las cosas más pequeñas, más simples y más directas. No busques "quedar bien". Más bien eleva tu alma en plegaria...nada más.

Alberto E. Justo

mil caminos de oración

Los que llevamos y los que deseamos. El Señor bendice nuestro deseo de unidad que Él mismo siembra en nuestro corazón. Los reclamos exteriores no son, en realidad, para distraernos sino, por el contrario, para despertar más nuestro deseo.
Ahora bien, es necesario no copiar, no repetir así no más. Estamos invitados a arrojarnos en nuestro silencio, a descubrir el hogar de la paz  en el corazón. Ese lugar es el lugar de Dios... No lo vamos a definir ni a explicar, vamos a seguir y a confiar...
Una imagen se renueva para nuestro gozo: el nacimiento de Dios en el alma...

Alberto E. Justo

viernes, 28 de septiembre de 2012

el tiempo que parece vacío

Es un "desafío", sin duda. Lo que nos parece callado y en exceso retirado es lo más cercano, es lo inmediato y lo más fecundo. Abandono de lugares y de métodos para dejar a Dios todo el lugar. De esto se trata cuando nos toca sentir esas ausencias que nunca son tales...
El orante es un "confiante". No se detiene en su decisión de escuchar... Ese es el contemplativo... Y conviene no olvidarlo en los momentos de la aridez.

Alberto E. Justo

Orar comporta escuchar...

Es este capítulo uno de los más fundamentales en la vida de oración. A pesar de la tentación y de la duda, a pesar de la impresión de "perder el tiempo", la actitud primera, la más fecunda en el orante, parte del silencio y de la atención. Es receptividad, acogida y abandono. Siempre en la Fe, con la conciencia de la Presencia que no desaparece jamás.
Es posible que veamos más allá... No interesa tanto esto cuanto la sencillez de la apertura fecunda del corazón. Es preciso regalar a Dios aún lo que tenemos por inútil... Es preciso callar aunque no resuenen los ecos soñados... ¿qué son esos "ecos"? La Ausencia aparente encierra un maravilloso secreto que es la plenitud (digámoslo así) de una Presencia inefable.
 Seguir, pues, de camino y acoger el Don de Dios. El Espíritu ora en nosotros y nos regala su paz...
Todo es ahora. La oración es YA. No es mañana, es ahora. El silencio siempre está y el corazón ora si nosotros así lo deseamos.

Alberto E. Justo

jueves, 27 de septiembre de 2012

Lo de ayer...

Desde luego que vivimos hoy, ya, ahora... Pero hay un "pasado" (que en cierto sentido ya no es) que es vida y que es historia. Historia sagrada, lenguaje de la Providencia, lenguaje de Dios. No para anclarnos sino para ir más allá... La "tradición" nos moldea, por decirlo así, esa que es vida nuestra. Y aunque vivamos hoy y ya, aquellas lecciones son escuela de prudencia y discernimiento.

Alberto E. Justo

miércoles, 26 de septiembre de 2012

el gozo de caminar

Al "abandono confiado" se añade la alegría del camino. Porque todo el Bien está en y con nosotros... ¿Parece esto demasiado ingenuo? Sin embargo la conciencia de una ausencia fecunda es siempre luminosa. Ausencia fecunda: quiere decir que cuando juzgamos que "nos falta" en realidad se hace presente todo. La pobreza llama a la riqueza como un abismo llama a otro abismo. Es indudable que el desafío de nuestro tiempo es la virtud teologal y heroica de la Esperanza... Pero ¿qué sería de nosotros si no confiáramos en Dios? Tal vez hemos olvidado que nunca estamos solos y que hay un arrojo que nos permite pasar más allá. Este ha de ser nuestro testimonio... Muy difícil, desde luego, en un mundo que sufre y del cual participamos el misterio del dolor...
Pero esta conciencia ha de llenar de luz nuestros días. Es Gracia. ¡Adelante, pues! Sí, a pesar de las falaces promesas y de los apretujones de las jornadas que seguimos.

Alberto E. Justo

martes, 25 de septiembre de 2012

peregrinos siempre

En efecto, hace muchos años que busco un... libro "definitivo". Algo que me guíe infaliblemente entre tantos vericuetos y senderos como los que hay por esos andurriales... También, con frecuencia, busco un autor. Sí, un autor que -simplemente- me lo diga todo y me libre de tantos aprietos... ¡Cuánto nos gusta descubrir estos amigos que -juzgamos- nos dicen la verdad!
Pero el desengaño es permanente. Acabamos diciendo, con San Juan de la Cruz, "no me mandes ya más mensajero, que no saben decirme lo que quiero"... He aquí esa gran verdad: los mensajes no bastan en absoluto. Nos damos cuenta, tarde o temprano, de que queremos otra cosa... No interesa cuál... Es otra.
Entonces volvemos al Único que nos da lo que queremos. No son los libros, ni los mensajes, ni las imágenes, ni nada. Es otra cosa... Es siempre más. Y seguimos peregrinos por donde Él nos lleva o llegamos a ser "peregrinos en Él"... ¡Misterio grande! Porque no hay definiciones.
Volvamos  a casa. Estamos demasiado acostumbrados andar por ahí. Volvamos a casa. Sólo en Casa tendremos la sorpresa. Pero ¿qué es "volver a casa"?... ¡¿Y tú eres doctor en Israel y no sabes esto?!
Valora y quédate. En tu corazón están las realidades mayores... Ahora calla y atiende... La respuesta llega en el silencio...

Alberto E. Justo

¿Esperabas algún premio?

Este es un problema más que frecuente: "aguardar un reconocimiento inmediato o mediato y quedarse conforme con ello"... ¿Reconocimiento de quién? Despréndete de todo lo que comporte festejos, sobre todo de los que mandan... Libérate de toda dependencia y crecerás. No te importe quedar bien (ni mal). Sólo Dios es Dios

Alberto E. Justo

lunes, 24 de septiembre de 2012

siempre más allá

El peregrino no ha de reparar ni detenerse en fantasmas o figuras amenazantes... ¿Las hay, no las hay? No es cuestión de discutir acerca de estas cosas sino de olvidarlas o, por lo menos, no considerarlas ni valorarlas más allá de los límites de la prudencia y de un buen discernimiento. El espíritu tiene virtud y fuerza para levantarnos por encima, más allá, de tantas angustias, de tantas sombras falsas o no tan falsas. Lo que importa es esto: aprender a remontar vuelo en las alas del alma e imperar, confiando siempre ne la gracia, sobre los lastimeros acentos de cuestiones y preocupaciones.
Respira hondo, vuelve una y otra vez al respiro profundo... ¿Somos solamente nosotros? ¡No! Descubramos la verdad escondida de una Vida que nos supera y se nos da con ternura infinita.

Alberto E. Justo

también más allá de las "fórmulas"

Siempre pretendemos "formularlo" mejor, pero el secreto no halla expresión adecuada... ¿Para qué? La carencia de "sistemas" es una buena noticia para abandonarnos a una suerte de silencio creador... Dejemos que advenga en el corazón esa novedad permanente que es nacimiento y aurora. No pretendamos ningún título ni habilidad especial. No hay normas sino "regalos" de Dios.
Déjate mirar y contemplar, que en esos ojos que te ven tu mismo ves...

Alberto E. Justo

domingo, 23 de septiembre de 2012

la confianza en el "lugar verdadero"

 En efecto, no siempre nos hallamos en los lugares que suponemos... Haciendo camino nos damos cuenta de que vamos más allá de nuestro pasos, que nuestras "rutas" se suceden no unas después de otras sino en distintos niveles... Quiero decir que, sin advertirlo mucho, trascendemos nuestras "situaciones" y, tantas veces, en un instante, pasamos más allá...
No cabe definir qué cosa es ese... "más allá". Nuestra vida es un incesante regalo. Sólo Uno labra en verdad la realidad, lo profundo. Pero no como quien talla por que sí una estatua ni su destino, sino como quien se empeña y compromete (por decirlo de algún modo) en la obra que nunca puede serle extraña o ajena. Porque nuestra vida le es "propia" (también por decirlo de alguna manera).
Superar el "lugar" aparente despegándose de toda apariencia... Sabernos siempre más allá de sueños o de ilusiones, más allá de mil cosas. La clave es no identificarse con ellas, estar -como decía el Maestro Eckhart-  no en ellas sino cabe ellas.
La persona no puede ser sometida o esclavizada por ninguna instancia, siempre estará más allá, aún de lo que más cree amar.
El "lugar verdadero" es secreto, como aquella habitación secreta de la que habla Nuestro Señor, cuando nos dice de orar en lo secreto. ¿Somos capaces de vivir el "secreto", ese mismo que se renueva, aparece y desaparece de mil modos, pues es don que nos trasciende?
Desafío de la oración y del silencio, desafío de la Realidad. ¡Alabado sea Dios!

Alberto E. Justo

siempre renovados en la esperanza

Después de ¡tantos días! seguimos meditando en el corazón y descendiendo en los parajes escondidos del paisaje de Dios. Más presente que nunca, más actual que siempre, más "ahora", rechazando toda duda y dejando todo reparo en luminoso y fecundo abandono.
Cuando el Señor nos lleva en Su camino, cuando todo es ahora... ¿qué podemos temer? Descubramos en silencio y esperanza ese YA! luminoso que nos levanta en las rutas del Desierto...

Alberto E. Justo


miércoles, 16 de mayo de 2012

En medio de la noche...

Cuando nos parece ver menos...
Los caminos de este día son penosos. ¡Cuánto deseamos aquel paraje silencioso y amable!
Pero hay, por las sendas de este mundo, no sé qué fieras de material desconocido, que no se sacian fácilmente. Son los terribles gigantes de la raza de Goliat que devoran para estructurar, limitar y someter, para modelar figuras a su gusto y servicio.
Son como el gigantesco pez... Siempre pronto y dispuesto a engullir. Pero, lo sabemos, no es tan poderoso como parece y se presenta. A pesar de su antojo de triturar a los viandantes y someterlos en su estómago, téngase la confianza y la certeza que desde allí o allí mismo adviene la resurrección y la vida nueva que nadie puede quitar. Ni siquiera los que se consideran poseedores de toda verdad... Tampoco pueden los que esgrimen argumentos o levantan pretensiones... Eso, todo eso, es la noche... Ah, noche...
La estructura y el programa, el proyecto y la asamblea, tienen perfil de pez alado de duro metal. Ascienden, se levantan, asustan... y ya no pueden más. Necesitan del ruido y de esa oscuridad, que nada tiene que ver con la amable noche de la plegaria, sino del ansia y de un movimiento tempestuoso.
La tormenta, sin embargo, puede ser ocasión de maravilloso aprendizaje. Es verdad que Goliat duele o asusta, pero una pequeña piedra (¡¿la piedrcita blanca?!) brindará la victoria y el gozo de la paz...
En la noche también corre el río y brota en la purísima Fuente que NO SE VE.
¡Abre los ojos, lechuza contemplativa, y en el silencio de la noche asistirás a la Aurora que no conoce ocaso!

Alberto E. Justo

martes, 15 de mayo de 2012

Esta Flor brota nueva cada vez...

Una condición nueva y más alta... El desierto parece no saber de flores... El desierto evoca la aridez (al menos para algunos). Pero el desierto es límpido y abierto como el mar. Y como no tiene determinaciones forzosas es capaz de tornarse fértil y abrir todas las flores...
Por eso ¡tantas cosas aparecen en el desierto! Entonces ¿es posible que todas ellas se conviertan en impedimentos para lo esencial? ¿No dicen los maestros espirituales que no caben dos en el mismo sujeto y que es necesario vaciarse para acoger la presencia de Dios?
Leamos con sencillez... Muchas, son muchas las melodías que resuenan en nuestros oídos y todas ellas, como poesía, permanecen en nuestro interior... ¿Las haremos callar? Dicho de otra manera: ¿podemos, así no más, silenciarlas? ¿Cuándo son verdaderos impedimentos que no dejan abrirse al alma?
Entrega lo que tienes, es decir CONSÁGRALO ofreciéndolo... Nunca destruyas, consagra todo a Dios. Tienes en tu espíritu la virtud de la transparencia, de hacer todo transparente. Atraviesa la flor, atraviesa el paisaje, ve más allá de ese templo y déjate levantar por sobre él... Deja que el desierto se transforme y florezca. Tú eres eso. En ti está el sentido que buscas por todos lados. Ve por los bosques y las montañas, ¿no se ha hablado del "Mar" de la Deidad? Sumérgete entonces, y -sobre todo- no temas.
El Señor también te invita a velar con Él en el Huerto: con Él y en Él.
Dios está presente en modo inefable... ¡Descúbrelo!

Alberto E. Justo

lunes, 14 de mayo de 2012

Pero...¿no tendré dificultades?

Rápidamente podemos decir que es lo "normal". En efecto, esa contrariedad indefinible que choca una y otra vez, reduciéndonos o deteniéndonos no sé dónde...
Y sin embargo es infinitamente aprovechable.
Primera respuesta nuestra, y a ejercitarse en ella con esta pregunta: -¿En qué y cómo puede esto servirme o favorecer mi vida espiritual?
Pongamos por caso que suena el timbre del teléfono o el de la calle. Es necesario entonces no precipitarse en ningún sentido, sino tomar conciencia de que suena esa campanilla (molesta o no) y nada más. Hay una saludable distancia que puede fructificar en una congrua preparación para evitar la sorpresa... Llama el teléfono, pero no tiene tanta importancia. Puede aguardar un tanto... lo que sea. Hay cosas mayores y no tengo por qué pensar en ningún problema. Claro que evitando el apresuramiento alejo el volumen de una posible alternativa antipática o dañina...
Esa solicitud mecánica no tiene inicialmente ningún rostro. No es cuestión de atribuirle gratuitamente ninguno. Y, si en cambio tuviera una feroz máscara, de aquellas que siembran pavor o amenazan infortunios, una vez más: siempre hay algo mayor que oponer a esa desgracia y que acabará por vencerla. Como el águila volemos alto y contemplemos desde arriba. Es para nuestro bien y para el bien de todos. Es preciso ir más allá siempre... No pertenezco a las rabias de los ansiosos... Las cuestiones son muy pequeñas. ¡Ah, paradoja! por eso dañan tanto.
El sufrimiento que aprieta nos empuja hacia arriba cuando, en efecto, hemos aprendido a sonreír. ¡Y a compadecer!
Para ello es preciso desprenderse, soltar amarras y no pretender poderes, que eso es totalmente necio...
Deja que el agua corra en paz y presta atención a su melodía. Acepta lo más bello y descubre en tu alma todos los secretos. No te conmoviera jamás esa pieza maestra de música si no la llevaras, si no la tuvieras tú mismo en tu interior.
Y no te apabullen las circunstancias. Si en conciencia te toca defenderte... ¡defiéndete! Si es lo propio: resiste. Y nada más. Porque el Señor quiere participarte Su Gozo.Vive pues en Él, tú que de Él todo lo esperas...

Alberto E. Justo

domingo, 13 de mayo de 2012

¿Cuál es nuestro camino?

Interesante pregunta, porque todos quisiéramos pertenecer a esto o a aquello... ¿Quién no busca sus "banderas" o muestra diplomas o esgrime "dependencias"? Y es cierto que en un nivel esto es propio y nos sabemos miembros de esto o de aquello.
Pero aquí intentamos señalar el horizonte más profundo (y también más real) que atañe al "secreto" que el alma tiene con Dios y que no puede traducirse en clasificaciones de ninguna especie.
¿Hemos hecho alguna vez la prueba de dejarnos "mirar" por un icono santo? Lo primero, lo más real, es esta "mirada" de Dios en nuestro corazón. Y es más de lo que pueda decirse o imaginarse porque, precisamente, "brotamos" de esa inefable Mirada...
Y esto es lo primero y lo que constituye fundamentalmente nuestra oración: digámoslo por ahora solamente así: -Alguien nos ve. Y nuestra vida está en esa misma fuente.
Y queda claro para nosotros que es mirada de Amor Infinito, no como lo suponemos. No hay allí distinciones. Hay una Presencia que hace nuestra vida.
Gocemos en Ella... El camino sólo puede brotar y constituirse en esa intimidad sin nombre. Pero que, precisamente, porque no tiene nombre es la más real y verdadera.

Alberto E. Justo

siempre en camino del corazón

A pesar del tiempo y del espacio, a pesar de los fantasmas y, quizá, de los engaños que nuestra misma porfía engendra... En suma: a pesar de lo que sea, seguimos el camino del corazón que toda valla y toda frontera atraviesa.
Sólo el silencio nos entrega la palabra, la palabra que, de otro modo, no llega. La palabra que no halla cabida en las estructuras tan duras de esta tierra. Camino del corazón a... por el silencio que todo lo dice, que todo lo expresa, que todo lo canta, que todo lo recibe... Silencio que es perpetua sonrisa, silencio que sabe de lágrimas también de dicha, silencio -sin duda- que nos llama y nos eleva...
En pos de la vida nueva que cada día nos engendra, aunque no percibamos su presencia.
Es muy bello sabernos de camino "más allá". Bueno es aceptar imágenes inauditas sin escepticismo. Mirar el Cielo con confianza porque, en realidad, está aquí, en el alma.
A pesar de lo que parezca no estamos lejos. Algún día nos asombraremos ¡¡tanto!! al comprobar que estábamos demasiado cerca... Son lecciones que no hemos de olvidar...
Por eso, despréndete de cuanto te aprisiona. Con confianza, suéltate. Que si tanto y mucho te aferras quedarás irremisiblemente atado sin pasar la frontera.
¿Pasar la frontera? ¿No será que ya estás del "otro lado" y no acabas de darte cuenta?
Fíjate, mucho hemos caminado, pero no es cosa de cantidad. El descubrimiento es una aurora que no conoce ocaso...
Sabiendo estas cosas, meditando sobre todas ellas, respire el corazón el Soplo de Dios que nunca se ausenta...

Alberto E. Justo

miércoles, 15 de febrero de 2012

El Silencio, de mil maneras y de una sola...

Nada más elocuente que el Silencio... Pero, ¿dónde está? ¿Cómo hacer cuando los ruidos parecen cubrirlo? Todo es cuestión de ejercicio y de práctica. Ahora bien, prestemos atención a cualquier espejo del alma... ¿música sublime? ¿Pintura, poesía, paisaje? Aceptemos que todo lo que nos conmueve es imagen de algo mucho más hondo... Y quitemos de nuestro horizonte cualquier determinación o condicionamiento. Tomemos conciencia de que somos llamados desde nuestro interior, indefinible e inexpresable... Que en nuestro Fondo hay silencio (el verdadero) y que es allí donde siempre deseamos volver. Allí hay sentido, todo el sentido, porque es templo viviente para Dios. Vivamos la Presencia... Sin definiciones. Con entera confianza y simplicidad.

Alberto E. Justo

Abriendo camino...

Y proseguimos abriendo el camino... ¿Es necesario "imaginar" el desierto?
Como se percibe una melodía en la memoria es posible aspirar, una y otra vez, el aire puro de lo inmenso.
Una figura, la más modesta, puede aproximarnos a su propia superación. El viajero lo hace "a través". También el paisaje puede ser horadado para pasar más allá...
¡Más allá! Confía y pasarás. Quizá ya te encuentres del otro lado y no aciertes a darte cuenta...

Pero ¡cuántos aullidos en la frontera! Allí gritan para confundirte y para que no vayas a lo profundo. Por eso te "llaman": para que te creas todavía de este lado y no más allá, que es tu destino. Para el enemigo es un gran triunfo detenerte en lo que no es. ¿Es posible? Como es posible la ilusión o el espejismo.
"Lo que no es"... ¡Qué fuerza poseen ciertos fantasmas! Al menos cuando les prestamos cierta atención.
Lo cotidiano parece una muralla, un velo, un tejido de fantasmagorías que cubre el horizonte... Es urgente horadar los muros con confianza... Y no caer en la frontera, sobre todo cuando ya hemos pasado los límites caprichosos...
Sabemos, entonces, que estamos más allá... Pero los diablos gritan cada vez más fuerte (ellos, claro, no pueden pasar) y asustan... Semejantes gritos se hace eco en los pensamientos. Esto lo sabían muy bien los Padres del Desierto, que tanto lucharon con todo ello.
El engaño que pretende el enemigo es mostrar lo que no es como si fuera real y poderoso.
El secreto es confiar totalmente en Aquel que nos sostiene, en quien somos, nos movemos y existimos, en el Único...

Alberto E. Justo


Variaciones acerca de la Soledad

Vaya esta cita, a la hora de valorar nuestra condición y peregrinación:
"...Nos referimos al sabio taoísta. No es la soledad física. Es la soledad del que se siente incomprendido, o mejor diríamos fuera de lugar, como encerrado en una abarrotada celda de castigo. No hay mayor soledad, ni más angustiada, que la del que no está solo..." (I. Preciado "Las enseñanzas de Lao Zi" Barcelona 1998, pp 76-77).
¿Sin esperanza? De ninguna manera. Hay "aperturas" insospechadas e insospechables en el camino más oscuro. Pero sólo se abren allí...

Alberto E. Justo

martes, 14 de febrero de 2012

¿quién soy, dónde estoy?

¿Quién soy? ¿Dónde estoy? De Dios vengo y a Dios voy... Pero ¿todo es así, tal cual lo veo ahora?
Dejemos todo apresuramiento y recordemos nuestro doble origen: celeste y terrestre. El "sentido", la vocación y la vida profunda, lo recibimos de lo alto... No sólo ayer, sino a cada instante. Es presente, es ahora, es "ya"... No hemos de aguardar hasta mañana: vivimos y somos ya.
Alguna vez sospechamos que estaremos "formados" (!) o "dispuestos" para no sé cuándo... Nada de eso. Crecemos en madurez cuanto más nos descubrimos en el presente, en el ser.
¿Quién soy? Ese "tú" que pronuncia Dios... ¿Dónde estoy? En el Corazón de Dios.
No temamos, no. Recibamos, simplemente, lo que no tiene condiciones. El Amor de Dios no se compra, desde luego.
Pero no temamos el sufrimiento, el dolor. Es una escala que lleva muy alto. Nos lleva adonde no sabremos decir... No temamos la incomprensión, o el desprecio, o la torpeza que -tantas veces- daña nuestros días. Hay quienes no comprenden NI PUEDEN COMPRENDER. No interesa esto ahora. Es verdad que hay sed de poder en los caminos que cruzamos y esto hace mucho mal a todo viandante.
¡Coraje! También es necesario combatir. La vida es una lucha espiritual y hay muchos que juegan como enemigos. Pero no nos hallamos en campo alguno, ni en escenarios, ni en estadios (mucho menos)... Repito, nuestra morada es el Corazón de Dios y somos esa luz, ese "tú" que, incesantemente, pronuncia Dios.

Alberto E. Justo


Vocación esencial

¡Un clamor asciende desde lo profundo de nuestra alma! Es claro que no lo podemos ignorar... Tampoco lo podemos definir ni explicar y, mucho menos, reproducir. Es una llamado, una vocación que no tiene nombre... Se trata de esa "trascendencia" que tanto tenemos olvidada; de esa vida esencial cuya puerta está cubierta por las "cuestiones" que nos rodean y que pretenden ensordecer.
Pero ¡¡atención!! no estamos, ni somos, ni vivimos en las "cuestiones" que rodean y asfixian. Siempre nos hemos de reconocer más allá de rumores y urgencias que pretenden acaparar la atención y la vida. Ahondemos en nuestro interior, vayamos a lo más profundo para hallarnos en verdad... Eso que el "mundo" nos dice, eso es precisamente lo que no somos, lo que no puede -en ningún caso- absorber nuestros días.
Descubramos, insisto, nuestro "ser" profundo, que, tantas veces, no tiene nombre. El nombre que nos interesa es un secreto en Dios y en nuestro corazón. Nada ni nadie nos puede apartar del Centro. En esos valles y montañas, en aquél mar sin fronteras, no hay mandones ni reglas.
¿Nos animamos a seguir siempre y sin definición precisa? ¿Nos animamos a llamar, en verdad, "Padre" a Dios?
No son buenas las "mediaciones" hueras y manoseadas por los decires de los hombres. La "moda" es hablar demasiado. Nada de eso, nada de eso. Silencio y Paz. Que brille la Belleza Divina en sus auténticos testigos...

Alberto E. Justo

miércoles, 8 de febrero de 2012

Que Dios ore en nosotros

En el silencio, que no tiene confines, reencontramos una palabra... Ella brota de una incomparable Presencia. En nuestra peregrinación reaparece la hondura siempre nueva, con todos sus secretos, con todas sus maravillas.
Lo que importa es arrojarse en el secreto y orar sin aguardar "definiciones."
Avanzamos pues, aunque esté nublado. Hay Luz encendida en el corazón: hay Luz en el corazón.
Nos animamos y nos exhortamos a aventurarnos abriendo grandes los ojos en la oración que no se interrumpe.

Alberto E. Justo

viernes, 6 de enero de 2012

¿Un nuevo silencio, más hondo?

Cada día presentimos esa maravillosa apertura que no acaba más. Es el Misterio que constituye nuestra realidad más honda... Y nunca se cierra. Por el contrario se abre, se brinda...
Perseverando en esa "elevación", que es gracia, y que nunca deja de elevarnos, si nos ocupamos en verdad de ella. Nuestro andar, nuestra peregrinación, ya no sigue en los caminos dificultados por las sombras, en las tierras de "abajo", sino que vamos sostenidos arriba, sobre toda "temporal creatura levantados" como decía San Juan de la Cruz.
Es así, sin duda, pero es ESCONDIDO, OCULTO, SECRETO...
Estas "elevaciones" nos son objeto de publicidad, como no lo es el "Desierto interior" ni ninguna "soledad".
¿Estamos dispuestos a... callar? ¿Descubrimos ya lo sublime que no sufre manoseo alguno?
Es un desafío y es hora de meditar acerca de ello.
Víctimas de "esto" y de "aquello" nos detenemos siempre a mitad de camino. Ahondemos pues y adelante, en confianza siempre renovada en Aquél que Es nuestra vida.

Alberto E. Justo