Ya sabes que, de alguna manera, buscarla es encontrarla. Transparencia y sinceridad, constancia y perseverancia... Sin temor.
La Verdad habita en el corazón. Es preciso despejar el campo, abrir puertas y tener lo imposible por posible, porque para Dios no hay "imposibles".
Pero rompe los esquemas de vana y aburrida repetición. No digas lo que simplemente oyes por ahí o por aquí. Trata de vivir en hondura y transparencia.
No porfíes cuando no tienes o no dispones de conocimientos suficientes. Es urgente hablar menos y buscar más. Fíjate que los errores se repiten y sobre todo esos juicios apresurados acerca de la historia, cuyas falsas conclusiones es tan difícil remover...
La clave es el amor a la Verdad, el coraje de la Verdad, el coraje de ser. Esto, desde luego, ennoblece una vida.
Queda en paz, que Dios es hoy Presencia y Él nos visita sin ahorrar tiempo.
Alberto E. Justo