viernes, 26 de diciembre de 2014

paisaje y panorama verdadero

¿Qué es lo que vemos, qué es lo que oímos, en este "mundo" circundante que asalta y amenaza? En realidad: poco y nada. Hay dos dimensiones: una primera: las "cáscaras" y otra detrás: las "desilusiones". Las coberturas sombrías son las que "aparentemente" nos tocan, las segundas, las tristezas, son las consecuencias de prestar atención a las primeras...
Entonces: ¿educar los sentidos? ¿Para no ver, para no oír, para no tocar? ¿Por dónde comenzar si tal fuera nuestra tarea ascética, a fin de vencer la terrible acedia propia de esta hora?
Todo ha de comenzar por una "educación" de la MEMORIA. Las falsedades exteriores llegan a un terreno bien dispuesto por las evocaciones harto frecuentes de una memoria no sujeta...
Si percibo un sonido, inmediatamente lo asocio con "recuerdos" mortificantes, con sufrimientos o carencias del pasado, que he retenido dolorosamente en mi "cuerpo", en todas las células de mi cuerpo.
¿Cuál es el primer "paso" de la memoria? Tener presente, en cualquier circunstancia la Palabra de Dios: "Yo Soy el que Soy". Es decir la misma realidad, mi vida verdadera, el hecho de que no soy yo sino Él, esto es: soy en Él y Él vive en mi.
Ahora bien: ante la certeza de que Él vive en mi y mi vida está escondida con Cristo en Dios, los asedios del mundo, aún los más cercanos, aún los que se despliegan en los "lugares" tenidos por "santos y buenos", se esfuman porque no son "reales", son sombras de prueba o surgimientos de una suerte de caos que está debajo y que reaparece en ciertos pasos del tiempo y de la historia.
Por tanto: "más allá" que siempre puede ser "más aquí".
Elevemos nuestro pensamiento y nuestra meditación al Crucificado y a cuanto Él oye y sabe de nuestro pecado y de nuestra necedad. "Señor JesuCristo, Hijo de Dios Vivo, ten piedad de mí, pecador."

Alberto E. Justo

jueves, 25 de diciembre de 2014

a cada instante: asomo de la Eternidad

Desde siempre, desde el primer instante de la Aurora...
Y a cada instante la Aurora que no tiene ocaso...
Soplo inefable, rayo de Luz que surge desde lo más profundo.
¿Cómo nos atrevemos a hablar, a decir... "alguna cosa"?
No lo sé. Es hora de aceptar lo que siempre está más allá...
¿Por qué? Porque es lo más inmediato.
Lo más íntimo, a veces, aparece "lejos". Es curioso porque es lo que está más cerca... ¡Y tan cerca! Que no hay palabra que lo diga,
ni pensamiento que lo contenga...

Alberto E. Justo


Ven, Señor Jesús


incomprensión...

¡¡Feliz y santa Navidad!! ¿Es posible "comprender" la hondura de tantos acontecimientos que se escapan cada día? No es posible esa "manera" de "abarcar", que tantas veces echamos de menos.
Sin embargo recibamos de Dios lo que no alcanzamos (¡qué paradoja!) porque en el Misterio, que es nuestra vida, podemos adivinar cuánto más grande es el patrimonio del silencio...
En la Noche llena de estrellas. "En el silencio y la esperanza está mi fortaleza" (Is.30,15).

Alberto E. Justo


viernes, 19 de diciembre de 2014

A pesar de lo que veas...

Hay una vida que ignoras, que quizá olvidas o soslayas... Es la vida verdadera que corre más alta, por encima de los sentidos o más hondo que todas las noticias...
¡Vida verdadera, inimaginable! No acertamos a expresar nuestro bien. Quedamos atados a un carro que nos arrastra y nos miente, porque suponemos demasiado o pretendemos razonar tanto que todo lo perdemos en la vorágine de inquietudes y de angustias...
Acepta lo que no logras circunscribir ni encerrar en ninguna parte. Acepta que lo mejor esté por encima de ti, pero profundamente en ti. Acepta que el Señor te regale, aunque por el momento no puedas descubrirlo para "usarlo".
No se trata de "usar", tampoco de "aprovechar". Tampoco de ganar o de perder y, mucho menos, de comparar... De nada te apoderes, deja que el agua se deslice mansamente...

Alberto E. Justo

jueves, 4 de diciembre de 2014

A pesar de lo que sea... levántate y camina

¿Temes lo que pueda advenir? ¿Temes lo que no es (ni puede ser)? La excesiva información, el movimiento constante sin paz, atan al hombre y lo enlazan sujetándolo en las "vueltas" y "revueltas" del camino... La pobre "fantasía" gime volando de un lado para el otro, porque hasta ella misma teje amenazas y diseña peligros...
Y, sin embargo, el horizonte está despejado. En efecto, está dentro, en nuestro interior. Suponíamos que tantas cosas acaecían fuera, por allí, sin reparar que lo que acontece está aquí y depende de nuestra conciencia... ¿Ignoramos la "fuerza" de la "adhesión" del corazón?
Tras los gemidos, detrás de esas murallas frágiles de papel, sigue sin pausa la melodía que trae el silencio y siembra la paz.
¡Espléndido amanecer! ¡Aurora sin par que sólo nace en la soledad! Entonces -me dices- me voy a la soledad... Y te olvidas que a la soledad no se va porque desde el principio estamos en ella.
Somos, en efecto, ermitaños desde siempre. Es ésta la realidad profunda que nos cuesta descubrir... Las distracciones son tantas y tan variadas que acabamos seducidos por lo que no es...
Algunos pretenden poseer "misiones", otros se ufanan de abarcar dominios varios o gozar de "poderes" (en realidad de chocolate, más vacíos que un mal bombón). Búscase el barullo que está siempre fuera...
Pero es posible volver a casa. El Padre abre su Corazón... "No temas, María... No temas José..."

Alberto E. Justo

martes, 2 de diciembre de 2014

contradicciones sutiles...

¿Contradicción o persecución? Quizá debamos recurrir a la expresión más fuerte a fin de decir algo acerca de la hora de la prueba. Es el momento de la oración angustiada, del dolor que no tiene calificativos... Más allá de suposiciones y "esperanzas" la torpeza y la necedad manifiéstanse en las acciones de los sitiadores que violan, sin rubor, los altos valores que aún sostienen nuestro andar cotidiano. No hay explicaciones. La "barbarie", de la cual somos testigos, no puede apelar a razón ni sentido alguno: simplemente es torpeza infinita.
¿Por qué sutil?  Porque es muy difícil trazar perfiles y descubrir su historia (si la tiene). Se impone y avasalla sin acciones nobles y definidas... En vez de armas emplea la mentira y las trampas más vulgares. 
Los "mediocres" pedían que el Señor descendiera de la Cruz, sus insultos (no sabían lo que hacían) resuenan aún hoy como la vergüenza de la historia. La cobardía de Pilato (eterno ejemplo del mal juez) se reproduce en los que entregan lo más preciado "por un plato de lentejas."
Sólo el "abandono" del Señor en la Cruz puede darnos la respuesta y el "sentido" que ansiamos en la hora de la incomprensión y del dolor.
Sin embargo Él ha vencido al mundo...

Alberto E. Justo



viernes, 28 de noviembre de 2014

"No temáis, Yo he vencido al mundo."


el triunfo está celado

Las "horas difíciles" no parecen detener su curso... Cada día una nueva contrariedad asoma su perfil amenazante detrás de sierras y nubes... ¿Por qué? ¿Qué es esto?
Lo hemos visto ya: no puede haber proporción alguna entre la Pasión del Inocente y su impar pureza... Las mayores pruebas, los caminos más empinados, hallan hondura y sentido en el Misterio de la Cruz y, también, en la Resurrección y en la Ascensión gloriosas.
El "horror" de lo inaceptable puede transfigurarse aunque su imprevisible manifestación se revele insoportable...
Sin embargo detrás de sombras y gemidos, más allá de cualquiera de nuestros lamentos y lágrimas, resplandece la única Luz, que es nuestra vida y nuestra dicha... ¿Qué sentido encontrar en la vía de la cruz de cada día? El mayor sentido consiste en que, él solo, supera totalmente nuestra lógica y nuestra imaginación.
La "hora", en realidad, está escondida. El "dolor" resulta demasiado "claro"... Por ello apela a una trascendencia que va más allá que las explicaciones que nunca conforman ni satisfacen. El triunfo está celado, pero el secreto, el secreto del Padre, es nuestra vida...

Alberto E. Justo


jueves, 27 de noviembre de 2014

velar con Él y en Él


recibir...

Quien es capaz de recibir... Abrir el corazón a la vida que es comunicada, participada...: gozo en la Verdad...
Sabemos que el Misterio es nuestro "ámbito" y que, en efecto, recibimos, con la gracia, la Presencia inefable. Esto no puede circunscribirse en explicaciones ni definiciones (¿para qué?), y es, sin embargo, fuente de gozo y de salud...
Quizá parezca algo "irreal" y aún "débil", pero es la mayor fortaleza y precisamente lo "real".
Tal el Don de Dios, que no tiene modo ni medida. Pero resuena en clave hondísima y las "distracciones" de este mundo, terriblemente finito, no pueden alterar ni impedir.
¡Recibe y acoge -pues- lo que no sospechas y es permanente sorpresa de infinita magnitud! No sabes cómo llegaste a la vida, no lo puedes recordar ahora y, desde luego, no interesa. De la misma manera, ahora y siempre, llega la Vida desde lo alto y tampoco puedes explicártelo con tu lenguaje... Es secreto maravilloso y es silencio que todo trasciende...

Alberto E. Justo

viernes, 21 de noviembre de 2014

No oigo otra cosa...

El amor profundo, encendido por la gracia divina, aparta y deja en olvido, allá en medio de lodazales y ciénagas, el ruido de tentaciones y engaños...
La fuerza de la atención iluminada abre horizontes siempre nuevos, aún cuando en esta hora (y en cualquier otra) el asalto del enemigo pretenda vencer y obtener sus resultados malignos...
Hay en el corazón una virtud singular que viene de lo alto y desde lo alto, en lo más íntimo, traza el derrotero que nos lleva más allá.
¡Incomparable siembra de Dios en el desierto florecido!
No atiendas otra cosa que el suave paso del Señor en el silencio. Los ruidos de por ahí o por allá no hacen otra cosa que cosquillas. Tu los aguardas y por ello se vuelven potentes. Cuando no aguardas ni atiendes otra cosa que lo que eres o ya tienes o acontece en tu corazón, el singular ataque no logra su objetivo...
Educar es crear hábitos y tu puedes crear hábitos de silencio, mayores que la necedad de este mundo o de cualquier otro.

Alberto E. Justo

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Algo más acerca del "secreto"

Porque la Encarnación indica, revela, el inmenso y oculto misterio de todas las "maneras".
Suponemos que ha de ser así... ¿Cómo? Pues del "modo" que soñábamos suponiendo... Porque hay sueños que no serán jamás "supuestos"... Pero ¿no nos dice San Bernardo que el "modo" de amar a Dios es "sin modo"? ¿Qué lugares y qué maneras acabo por idear sin descubrir las más profundas, que son secretas, y que sólo dejan ver un signo que todo supera?
El "silencio" no es un simpático vacío. Es un abismo que no tiene perfiles hechos. No conoce contornos, pasa siempre más allá. Tal vez el silencio verdadero aparezca y se muestre después de no sé cuáles contradicciones...
Sin paradoja no hay "pensamiento", sin paradoja, no hay silencio...

Alberto E. Justo


domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Dónde está la respuesta?

Repetimos una pregunta, ésta pregunta... Pretendimos una solución definitiva, que nos procurara esa "paz" difícil de alcanzar. Lo que observamos, lo que nos rodea, es (así lo juzgamos) inadmisible, inaceptable. Una suerte de indignación invade hoy a quienes aguardan al menos el "ejercicio" del "sentido común" en los sucesos cotidianos... Lo que se aguarda no sólo no llega: aparecen cosas peores que nos asaltan y mortifican.
El mundo, el demonio y la carne se dejan adivinar potentes a cada paso... ¿Entonces?
El camino de la salvación y de la sabiduría, el camino de la "elevación", de la deificación, adonde estamos permanentemente llamados, pasa por Getsemaní y por el Calvario... Cada vez que lo inaceptable, lo inadmisible, presenta sus "perfiles" en nuestras horas, cada vez que no vemos ni solución ni respuesta, levántase el velo del secreto incomparable, indecible, con la invitación a VELAR con ÉL al menos una hora... Así, inmediatamente, nuestra plegaria obtiene la RESPUESTA, le única que todo lo sobrepasa, "HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO".
Sí, a pesar de todo, a pesar de nuestra debilidad y del pecado, a pesar de lo que sea, a pesar de no haber logrado edificar, en esta ciénaga en que vivimos, ese claustro de piedra de nuestros sueños, después de todo ya débil sospecha del Paraíso que se nos dará en sobreabundancia en el "tiempo de Dios".

Alberto E. Justo

viernes, 14 de noviembre de 2014

Tal vez más allá

Nuestros caminos siguen particulares derroteros, con frecuencia fuera de lo previsto o proyectado. Más allá de los espacios "pensados" hay lugares y zonas que superan nuestra imaginación.
No está todo escrito en los manuales al uso. El peregrino deberá estar avisado y dispuesto para esos discernimientos de conciencia verdaderamente insoslayables.
Pues bien, esos espacios o acontecimientos tejen un Desierto singular. La vida del "desierto interior" no está trazada en ningún plan... Seguir por el Desierto requiere valor y audacia, porque más de una vez, el peregrino, el solitario, deberá avanzar sin brújula y sin guía, con confianza y abandono, según su conciencia, en gracia de Dios...

Alberto E. Justo


Lugar esondido

Lugar y destino escondidos en el secreto incomparable que sólo es de Dios... Decía Unamuno de Don Quijote: (...) "Puede el héroe decir: 'yo sé quién soy', y en esto estriba su fuerza y su desgracia a la vez. Su fuerza, porque como sabe quién es, no tiene por qué temer a nadie, sino a Dios, que le hizo ser quién es; y su desgracia, porque sólo él sabe, aquí en la tierra, quién es él, y como los demás no lo saben, cuanto él haga o diga se les aparecerá como hecho o dicho por quien no se conoce, por un loco." (Vida de Don Quijote y Sancho, Madrid 2004, p.189).
¡Admirable realidad del secreto y gloria de lo que "no se conoce"! ¡Esplendor y ocaso de una vida y de una peregrinación secretas, que no quedan sometidas al juicio apresurado de nadie!
¡Quién puede adivinar la hondura de los caminos inéditos que se abren en los horizontes, más allá de límites y de fronteras!
Pero ahí están, aquí -no más- se despliegan, sin necesidad de publicidad alguna, sin otro eco que la propia belleza del acontecimiento y del instante. 
No precisamos ruido ni tempestades, ni fuego, ni ventoleras... Levantemos nuestra mirada: el Cielo está abierto ya mismo, en nuestro corazón...

Alberto E. Justo


miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Dónde hallar raíces nuevas?

¿Las "raíces" han de ser nuevas? Pregunta extraña. Es verdad que toda madurez supone largo tiempo y que, por ello, las verdaderas raíces son siempre antiguas. Nuestro problema, hoy, se da cuando estas mismas no han existido...
En efecto, cuando la vida monástica no ha abierto el surco de la historia, cuando la experiencia de los monjes no ha iniciado un particular "estilo" de existencia..., entonces se hace muy difícil una vida consagrada profunda que anime a la comunidad cristiana.
El monje es un icono, heredero del mártir, un testigo directo del Absoluto, del primado del Amor de Dios. El monje enseña con su vida lo que acontece en el interior de cada persona.
Quizá podamos hallar nuevamente en el ejemplo de los Padres del Desierto ese "centro" que tanto activismo huero nos ha hecho soslayar.

Alberto E. Justo

¿Tempestad en el desierto?

Vientos y sacudones de todo tipo... También ruidos y lamentos, llanto y risa, gemidos de un tiempo que no halla fácilmente respuestas... Por lo general parece que los observadores quedan perplejos, sin palabras (a pesar de la abundancia de tantas de ellas), en realidad: "sin palabras adecuadas a las situaciones"...
Pero, una vez más, ¿olvidamos la realidad de "dentro"?
 Es verdad que soplan los vientos, pero nada hay que no podamos superar con la Gracia de Dios. ¿Desesperar por lo que acontece aquí o allá? Es ese el peor camino para lo que sea.
Acepta la tormenta y cúbrete. Aprovecha la visión escondida que llevas en tu corazón... ¿No puedes llegar de un salto a ese valle incomparable que, más que verlo una o dos o tres veces, es imagen permanente e inalienable de tu interior?
La brisa silenciosa de la soledad no se pierde ni se olvida. Navegas en silencio más allá del estrépito del mundo: estás en el mundo pero no perteneces al mundo. Y este "no-pertenecer" es la clave y el punto de partida. Tú no eres eso que turba y espanta... tú eres más allá, infinitamente más allá.
Tu morada es el Corazón de Dios... ¿lo has olvidado? Aunque se desencadenen batallas inesperadas...
Vuelve al Huerto y vela con Él. Su silencio es lo más elocuente que existe... La tempestad en el desierto es el "peso" de una humanidad que huye de su centro y pierde su sentido. Pero Él vela en Getsemani y tú con Él...

Alberto E. Justo

sábado, 8 de noviembre de 2014

¿Aprender a escuchar?

La "atención" precisará siempre de un horizonte que atraiga y eduque. No hemos de prestar atención a todo lo que presentan nuestros sentidos. Por el contrario esto ha de ser harto prudente y selectivo.
Por lo general dejan esos datos heridas en nuestra conciencia, las cuales no cicatrizan lo rápido que sería de desear. Purificar la "atención" es un camino ascético que comporta una separación y un ejercicio de valor y de coraje, sobre todo con respecto a cuanto caprichosamente nos rodea hoy.
Purificar la atención comporta, antes que nada, una purificación del deseo, una mortificación de la curiosidad, aún en aquello que nos sorprende en momentos de pasividad y que, ciertamente, no hemos buscado.
No se trata sólo de no salir a buscar. Se trata de no dejarse atrapar por lo que nos asalta. La "atención" juega un gran papel en esas ocasiones, cuando el arribo de lo que no aguardábamos resulta inevitable.
Ejercicio y valor, pues. Sin preocuparse nunca de qué cosas dirán por ahí a raíz de actitudes nuestras.
Abramos el horizonte límpido y transparente que el Señor nos regala a cada paso y no atendamos lo que es exterior o extraño al vero camino de nuestra peregrinación.

Alberto E. Justo

jueves, 6 de noviembre de 2014

Secreto de oración y de silencio

La oración secreta y silenciosa es el respiro de nuestra vida. El Espíritu, que ora en nosotros, nos eleva y adopta en su intimidad. Es este un secreto porque no puede traducirse de ninguna manera. Sin embargo nos gozamos en tanto bien... Y el gozo es más grande cuando no podemos circunscribir la realidad que nos eleva. 

Alberto E. Justo


surge la santidad en la tragedia

(Esteban) lleno del Espíritu Santo, miró al Cielo y vio la Gloria de Dios y a Jesús en pie a la diestra de Dios, y dijo : Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la diestra de Dios. Ellos, gritando a grandes voces, tapáronse los oídos, y se arrojaron a una sobre él. Sacándole fuera de la ciudad, le apedreaban (Hechos 7, 55-58).
En la "tragedia" se da un grande Misterio, ya que en el centro y en medio de las sombras brilla, inmaculada, la Luz.
No investigamos detalles ni pretendemos otra cosa que señalar una secreta armonía entre la contemplación y la tragedia...

Alberto E. Justo


¿Qué tengo que hacer?

Pues nada. Nada más que abrir tu casa y morada a Aquél que viene, que ya está...
Una suerte de frenesí acapara a los incautos que creen crecer en la vida a fuerza de "hacer cosas". Y desesperan, porque enseguida comparan sus máscaras y figuras, sin salir más allá...
Ante tanta insatisfacción y vacío con "obras propias" es preciso levantar los ojos al cielo y buscar una altura nueva y fecunda, que sólo viene de Dios.
Descubrir un horizonte más grande, un panorama renovador que sólo se alcanza en la contemplación y en el silencio. El estudio y la meditación son un respiro necesario para remontar vuelo...
Es claro que no hallaremos excesivas compensaciones, de esas que quiere, a toda costa, el "ego" inquieto. Pero se nos brindará una fecundidad no posesiva, no proyectada ni artificial, sino real y verdadera.
Testigos, pues, desbordados por el amor de Dios...

Alberto E. Justo

miércoles, 5 de noviembre de 2014

no llevas máscaras

Es así: la vocación contemplativa, la vocación profunda no lleva máscaras. A pesar de los sacudones o de los lejanos murmullos de las calles y plazas, el peregrino ha de vivir sin máscaras ni mentiras, aunque oculto a la curiosidad insana del mundo.
Porque la REALIDAD resplandece en el secreto silencio.
En silencio y paz te abandonas. Sí, a pesar de los riesgos e incomprensiones; a pesar de las agitaciones y de las tormentas. Porque todo eso que resuena no existe...
Tú y tu secreto, tú eres más allá. O ¡tan inmediato! si prefieres. Tan YA y AHORA.
Quédate, reposa siempre en mayor sosiego. Dirás el Nombre cada vez más adentro. Abrirás la puerta que no distingues muy bien. Pero ¡quédate y afírmate en Aquél que crees que duerme ahora! No ejecutes esto o aquello, no te desvíes por lo que dicen por ahí...
Mira la Luz que arde en lo alto y en lo profundo, es tu mismo Corazón. No sabremos expresarlo ni explicarlo, pero "es".

Alberto E. Justo


En medio de la tempestad

¿Te animas? Porque el caos que impera en estos días y en estas horas evoca una tempestad en medio del océano...
¿Alzaste los muros de tu jardín? Parece más fácil que conducir una débil embarcación en el mar agitado...
El huero activismo de nuestro tiempo es más inaceptable, desde luego, que un "mar agitado"...
¿Dejar que la tormenta pase? ¿Pasará la tormenta?
Lo más terrible es que hay quienes aman esas tormentas, sin darse cuenta que, tarde o temprano, quedarán ahogados en el abismo.
Quien camina sin rumbo, por el sólo afán de andar, perdido el norte y el sentido, no halla refugio ni puede encontrar nada. Sólo tiene ese ego enorme que lo aprisiona y lo empuja por aquí o por allá. ¡Y qué terrible cuando la persona dispersa y confundida pretende justificarse con "misiones" o fundamentos gestados en el engaño o en la mentira!
¿Quieres huir de los enemigos que ´"pueblan los aires" y sólo quieren el mundo por ambición y por envidia? Es muy difícil responder con eficacia ante el asalto en la noche obscura... En el reino de las sombras impera la confusión más extrema...
Sólo Uno puede salvar. Ahora mismo parece dormir en la barca agitada por el viento... Pero no está ausente. Aún podemos aferrarnos a Él...

Alberto E. Justo

lunes, 3 de noviembre de 2014

Levantar los muros del jardín

Sin alzar las fronteras, sin elevar los muros que circundan nuestro jardín, caemos víctimas de invasores y cazadores furtivos que rodean "como leones rugientes" nuestra heredad.
Arte maravillosa y defensiva, harto necesaria en los días que corren. Porque el sitio o el asalto a nuestro alrededor es más tenaz y furioso que nunca.
Incluso dentro de monasterios, en los lugares de recogimiento, en retiros o en valles y montañas, llegan los gritos y las porfías de los merodeadores, generalmente todos armados de buenas razones y de excelentes títulos...
-¿Cómo, no te enteras?- oímos con frecuencia bajo una mirada de desprecio. O el dolor por un rechazo o una burla que el mundo propina según la ambición o el gusto del poder buscado.
No, no es posible caer sin más. Lo propio del fuerte es resistir, saber resistir con las armas de la Gracia y de la experiencia, para que su ámbito no sea ultrajado por estilos o maneras a la moda...
Nada ni nadie puede violar la soledad... ¿Hay, acaso, mayor fuerza que la mirada de Cristo Jesús elevada al Padre en la Pasión? ¡Mirada transparente, absolutamente sincera, en abandono ejemplar!
Los muros del jardín se elevan en la misma medida en que nos desprendemos o desapegamos y dejamos correr o pasar lo que ni es ni cuenta. Pero aún cuando quedáramos empeñados, por caridad, en tantas ocasiones, la soledad interior es inviolable como es inefable la mirada de Dios.

Alberto E. Justo

domingo, 2 de noviembre de 2014

panorama abierto

La "memoria" trae a la conciencia un paisaje libremente elegido: extendido, bajo el cielo, abierto en el mar, sin medidas... Estas indudables aperturas interiores otorgan un gran gozo cuando nos hemos ejercitado en ellas, buscando, más allá de sus límites, horizontes que, tal vez, ya no tenemos delante.
Pero "aquello" que alguna vez contemplamos o logramos crear en nuestro interior está presente en nosotros y es símbolo de realidades más profundas. Porque ningún paisaje acaba en sí mismo y siempre es mensaje de liberación.
Pero lo mismo acontece con una obra de arte, cualquiera sea. Entonces lo recibido por nuestros sentidos nos dice que hemos de pasar más allá.
Días pasados hablábamos de un "bello claustro"... Podríamos decir lo mismo de esos instantes de silencio y de paz que, a veces, se suceden en las jornadas de nuestro camino. Se trata de un apertura hacia lo alto que puede actuarse también en las horas de dolor.
Es indudable que un bello claustro evoca inmediatamente un género de vida que se orienta a la bienaventuranza eterna. Son los acordes primeros de una obertura que, poco a poco, abre otras puertas hasta llegar a la realidad inefable e inexpresable.
¿Qué decir de los ojos transparentes y orantes, que pintó el Greco, en la imagen del Salvador portando la cruz? Ojos elevados al Padre, como en el "Expolio", por encima de esa terrible multitud ruidosa y opresora que lo despojaba de todo...
Sea el orante testigo y consciente de esta tragedia... Y eleve decididamente su espíritu sobre la necedad y torpeza circundantes. Insisto en que ha de ser posible, sobre todo cuando suplicamos, nosotros con Él, al Padre la gracia del silencio y de la paz.

Alberto E. Justo

sábado, 1 de noviembre de 2014

quizá dudamos demasiado

No faltan los momentos cuando el dolor o la incertidumbre ensombrecen las jornadas... El "mundo circundante" teme y contagia temores y sobresaltos...
Con toda convicción y deseo es nuestro camino vivir y exhortar la mayor confianza en Aquél que es Presencia y Misericordia...
Es verdad que nuestra fragilidad se apodera de nuestros pensamientos y géstanse representaciones de todo tipo velando las horas mejores y turbando la paz.
Es preciso hablar y pensar menos. Callar las impertinencias cuando sacuden el camino y hacen temblar la tierra que pisamos...
Que la oración cotidiana sea un oasis de paz. Que la leve y suave brisa acaricie todos los instantes. La fortaleza en una resistencia elevada brota de la Gracia. Confianza en la Aurora...
"Señor JesuCristo, Hijo de Dios Vivo, ten piedad de mi pecador."

Alberto E. Justo

sosiego y lucha, lucha y sosiego...

El "mundo" levanta olas inmensas de todo tipo para que los viandantes y peregrinos descarrilen y caigan. Sobre todo para que permanezcan caídos o detenidos por luchas o polémicas, en infinitas discusiones acerca de lo que se debe hacer y de lo que no...
En tantas ocasiones nos vemos casi obligados a cubrir las brechas abiertas en la nave para evitar un naufragio... Y el tiempo perdido es mucho, porque la línea horizontal es implacable.
Sin embargo, lo acentuamos una vez más, esa dimensión no es la nuestra. Hemos sido llamados hacia esferas más altas, a pesar de que no cesan los ecos y noticias que provienen del otro lado de la frontera.
Tal vez porque la oración en la noche oscura (y también agitada) nos da algo que no podemos alcanzar de otro modo...
La soledad no se puede "perder". Se crece en ella aunque los factores exteriores pretendan otra cosa.
Percíbense los truenos de tormentas lejanas... Es verdad que nos mienten para que las sintamos harto cercanas. La mirada serena, la adhesión plena a la presencia más  alta en el corazón son nuestro camino y nuestra realidad.

Alberto E. Justo


miércoles, 29 de octubre de 2014

¿Cómo reconocer mi ermita interior?

¿Se trata de imaginar, así no más, simplemente? No, no es exactamente eso. Pero está el "eco" de los pasos del peregrino que, dejándolo todo, halla más hondamente su bien. Para "olvidar" es necesario "aprender". En el camino más elevado nos damos cuenta que el desprendimiento no es una "anulación" sino una "superación". ¿Es posible explicar esto? Desde luego que no, ya que se trata de una experiencia profunda.
La "ausencia" se convierte en "presencia", y lo que ayer necesitábamos representar o que se nos manifestara de esta o de aquella manera, hoy lo percibimos (por decirlo así) connatural, más allá de límites y de fronteras.
El descubrimiento supone el abandono. Pero con él, de un modo inesperado, reaparece con perfiles nuevos lo que fue recibido en el tiempo, en las jornadas de nuestra peregrinación y de nuestra vida. Nada da Dios en vano. Aún lo que juzgamos como... "nada".
Persevera en la "Noche", en la Luz más plena...

Alberto E. Justo

martes, 28 de octubre de 2014

El "otro" lugar...

 Percibimos la pregunta de Dios: -Adán ¿dónde estás, dónde te has escondido? Y, lo sabemos, nuestras respuestas pueden ser múltiples y hasta reiteradas...
Pues bien, en vez de plantearnos, con temor, un "escondite" en este mundo o en cualquier otro, nos atrevemos, invitados por Aquél que nunca miente y nunca desengaña, a dejarnos levantar a dimensiones más altas...
¿Dónde estás? La oración secreta nos eleva y arrebata SIN RUIDO. Esto es fundamental: quisiéramos sentir un fuerte empujón o viaje que nos lleve a un lugar mejor, a un lugar de los que, con justicia, llamamos "habitable". Pero no nos levanta Dios con sonoridad alguna, nos recibe "simplemente" en silencio y oración.
El "lugar" (que es más allá de cualquier lugar) está más alto y no tiene apariencias engañosas. Sólo la oración y la meditación asiduas lo van descubriendo en quietud inigualable, a pesar de asaltos y molestias exteriores.
Ese "lugar" existe. La dimensión del desierto no es una quimera. Es el camino al Cielo a cada instante. Y si "otros" conspiran, hasta nosotros mismos víctimas de tentaciones y de ilusiones lo hacemos, basta ese instante de luz y de adhesión para volver a la realidad profunda.
Fíjate dónde quieres habitar. Nadie te quitará tu morada verdadera que ya está en los Cielos (conversatio nostra in coelis est) escondida con Cristo en Dios.

Alberto E. Justo

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Silencio y no-silencio?

¿Qué es aquello que contradice al silencio? ¿Qué oponemos al silencio? ¿Se trata del ruido, de los clamores, de la palabra, de las inquietudes o angustias, de reclamos y pareceres, de mensajes y de mil cosas más? ¿Se trata de excesivas luces o imágenes y figuras demasiado invasoras, que no respetan los límites de otras presencias?
Nada de todo esto puede estar al nivel y a la profundidad del verdadero silencio. ¿Puede "cubrir" al silencio una canción o un murmullo? Desde luego que para cualquier oyente: sí. Pero aquí nos queremos remontar un tanto más arriba...
El silencio es algo así como el lenguaje primordial o el ámbito que envuelve y acompaña al respiro y a la vida. Sin duda alguna está más allá de las alternativas de una existencia agitada o animada por esto o por aquello. El silencio es desapego y siempre está más alto, superando las consideraciones y, desde ya, los conceptos...
El silencio es inesperado. No se fabrica, no se puede fabricar. Sólo un signo ha de bastar para entrar más allá y descubrirlo de nuevo. El silencio no se manifiesta de un vez para siempre. El silencio se redescubre en situaciones a veces harto penosas o donde menos lo podemos sospechar...
A pesar de la severidad de la hora puedes sumergirte en el silencio verdadero. Porque viene de lo alto, porque siempre está...

Alberto E. Justo

domingo, 19 de octubre de 2014

el viajero no pierde su origen

A pesar de los infinitos pasos que se suceden, nunca dejamos la fuente que nos nutre. Lo hondo del corazón, ese "fondo" que no precisa certificados ni certezas o pruebas, en suma: la intimidad verdadera, no está a merced de nada. Porque el Amor de Dios no cambia ni deja de elevarnos, ni de vivificarnos...
Nuestra morada no se altera ni se pierde. Nada ni nadie puede quitarnos lo más grande que nos posee. Dios nos posee: ya, ahora y siempre.

Alberto E. Justo


el asalto

El "asalto" de los enemigos (el mundo, el demonio, la carne) es hoy harto sutil, porque los peregrinos se hallan distraídos, no están advertidos, a raíz, en parte, de una información excesiva. Porque "saber de todo" es, al fin y al cabo, conocer muy poco en profundidad.
Por ello es imposible el camino espiritual sin una seria ascesis, sin una "lucha" que procure la defensa necesaria en el Señor. El recogimiento es propio de toda la persona, sobre todo de sus sentidos...
Pero es la imaginación la primera que debe ser auxiliada, con silencio y con paz.
Si amas la música, asciende por la más alta. El camino del cielo precisa de la belleza, porque quien no "juega" a hallarse en su destino, no arriba jamás.
Un santo abad afirmaba que cuando debía elegir el lugar adecuado a una fundación monástica optaba por el mejor paisaje... Y un Prior dominicano fue llevado al Cielo por haber edificado un bello claustro...
Quien quiera entender... que entienda...

Alberto E. Justo

sábado, 18 de octubre de 2014

nueva consideración acerca de lo inaudito

En efecto, nuestras jornadas nos deparan innumerables sorpresas. Sorpresas que no quisiéramos de ninguna manera y contradicciones que nos dejan perplejos. No aguardábamos tal o cual respuesta... Nos parece imposible éste o aquél fracaso... Pero ahí está no sé cuál adversidad que se apodera de nuestras horas y nos deja en un insospechado silencio.
Una vez más percibimos el Misterio que nos enseña que la vida no se agota en nuestras medidas ni en nuestras ilusiones. Otra vez el desengaño actúa como lanzamiento para una búsqueda nueva (aunque tenga la tonalidad de siempre) y un empujón que nos abre a la esperanza...
No es el camino así. Ni éste, ni aquél. Simplemente todo es mayor y no abarcamos nada o esas medidas que trazamos o imaginamos son muy pequeñas.
¿Andar con los ojos cerrados? No, no es eso desde luego. Pero sí andar "abandonados" y desprendidos de las promesas y premios del mundo, que nunca son lo que ilusionaba ayer...
Limpidez y transparencia en la Presencia de Dios. Sin fatiga seguir los senderos que nos llevan a lo alto, aunque parezca que no llegamos o que no nos sirven ya.
Todo sirve y es útil según la fidelidad y adhesión de ese corazón que no dejará de latir...

Alberto E. Justo


viernes, 17 de octubre de 2014

hora de paz

¿No será una "contradicción" hablar de paz en ...la guerra? ¿Se oponen o se excluyen sin remedio la lucha y la paz?
Tal vez el mayor secreto en estas cuestiones que nos afligen sea lograr un "desprendimiento", soltar -en suma- las amarras que, en la tempestad, nos atan a las piedras de una costa sacudida por vientos y tormentas... Quizá. Tal vez navegando no nos estrellemos en las peñas y en las sombras... ¿Quién puede decirlo? ¿Quién responder?
El "desapego" nos libra de toda sujeción sin sentido. "Desprendimiento" es "paz". Paz en Aquél que parece dormir en la nave, pero que está presente, que es Presencia, que es nuestra Vida... Meditemos esto... Seguramente podremos aprender más...

Alberto E. Justo


el silencio que ilumina

El Señor nos invita al silencio. Su Pasión fue un ejemplo de silencio, de vida que bulle, escondida y fecunda.
Sigue y no temas perder el bien incomparable que recibes. La vida contemplativa no comporta necesariamente la ausencia de problemas sino la adhesión honda y transformante, que es don de lo alto. Y esto está por encima de todo, de cualquier "alarma", de lo que la fantasía, asustada, vuelca en nuestras jornadas...

Alberto E. Justo


Lo inaudito

Se ha dicho, se nos invita -por medio de sabias voces- a aceptar lo inaceptable... Veamos, pues, de qué se trata...
El primer paso, que aquí nos interesa, es juzgar acerca de lo que ayuda o no en la vida contemplativa. Padece, el peregrino, innumerables pruebas y sufre grandes contradicciones porque aguardaba "otra cosa". Dios mismo calla (por decirlo de alguna manera) y un silencio angustioso responde a sus reclamos...
¡Claro! Sabemos (lo intentamos) soñar... Pero lo cierto es que ¡tantas veces! los "troncos y las piedras", de las que hablaba San Bernardo, no están. Por ello descendemos al corazón.
Pero más profundamente el altar de la Cruz nos habla de una altura y de una dimensión que no acabamos de descubrir en toda su gloria. El Señor fue "levantado" en la pasión más terrible de la historia humana. Fue víctima de la mayor de las injusticias y Su abandono es misterio que se abre en la Resurrección y en la Vida.
Cuando el peregrino viene por los caminos hacia los suyos y éstos no lo reciben y no lo reconocen y no lo comprenden... ¿se aleja de su vocación contemplativa o vive plenamente en ella? ¿Fue "aceptable" la cruz, según el criterio humano? ¿O lo inaudito abrió las puertas de la Vida, de la Única Vida?
Descubramos en silencio y soledad la presencia de la Resurrección en la misma Cruz, la Luz escondida en el secreto inviolable, en suma, la Luz en la noche... ¡Porque la Aurora está muy cerca, aunque los necios y los torpes claven y planten la Cruz!

Alberto E. Justo


jueves, 9 de octubre de 2014

Sigue, en el desierto sin confines...

Quizá no tengamos otra expresión... Quizá existan tantas que desconocemos... El "Desierto" está siempre ahí o aquí y siempre más allá. No es necesario hurgar abstracciones o revisar conceptos y otras cosas... El Desierto está y lo trazan nuestros pasos y el deseo ardiente de seguir adelante... Pero no lo podemos definir. Ni lo podemos buscar entre autores o poetas, en los cánticos que resuenan tan lejos o donde sea. Porque el Desierto es como el Silencio.
El Desierto no carece de bosques ni de montañas. Sus oasis no saben de confines: siempre desembocan en un horizonte mayor que se aleja y se acerca, invitándonos a seguir... ¿A seguir? ¿Hacia dónde? Seguimos huellas sublimes que no se doblegan ante ninguna determinación...
El Desierto de nuestra peregrinación está en todas partes o en ninguna de esas que podemos imaginar. El Desierto es profundidad, es esperanza y es libertad. 
¡No pretendamos encerrarlo en estructuras de ninguna especie!

Alberto E. Justo

miércoles, 8 de octubre de 2014

El misterio del lugar

¿Extrañas o te has "fijado" en un lugar que no olvidas y no quieres dejar? ¡Qué hermosos son esos "rincones", esos "caminos" o sendas, que se abren en paisajes o ciudades, cuya aparente lejanía no puedes aceptar!
Pero has olvidado una noticia que es fundamental y esencial. Eso que tanto aprecias y que ubicas a tu alrededor no está en realidad fuera de ti, en los caminos que recorres, sino que se halla en tu interior. Aquello que tanto quieres no es un conjunto de cosas o lugares, "aquello" está en ti. Ciertamente no te gustara ni llamara tu atención si no estuviera en tu interior... Llevas tu tesoro escondido y los paisajes nada dicen si no son los paisajes del alma... ¿Por qué te conmueven esas montañas y la infinitud del mar? Porque están, antes que nada, en ti, y reconoces sin darte cuenta lo que en realidad llevas en tu corazón.
El peregrino no viaja por esas sendas que cree descubrir. El viaje verdadero es interior. Es un misterio, pero la verdad es que lo mayor, lo más grande, está en ti.

Alberto E. Justo


martes, 7 de octubre de 2014

desde lo alto y hacia lo alto

Si mucho te detienes en contemplar los lados del camino o te desvías por esos andurriales... Si tus días quedan absorbidos por "preocupaciones" paralelas... Si pretendes quedarte en los "niveles" periféricos de un "psiquismo irredento"... Así poco lograrás y no llegarás a descubrir el campo y el tesoro en él escondido.
No son los cálculos o los "conceptos" los que te darán lo que buscas. Tu corazón se abre hacia otros derroteros que no sospechas y que serán siempre una dichosa sorpresa...
El espíritu viene de lo alto... No se trata de una deducción ni de una noticia "científica" garantizada por nada.
El espíritu es dado. Es el "fuego" que enciende la mecha de la lámpara. La lámpara de bronce es tu cuerpo, el aceite: tu alma. Pero sin el fuego que enciende la mecha quedas a merced de la sombra. Dicho así en el antiguo Egipto. Aún hoy lo repetimos para recordar, para volver al corazón, para descubrir que la vida viene de lo alto y a lo alto regresa a cada instante, cuando se abre al Misterio.
Vuelve a la trascendencia. La vida está allí, le vida es misterio y nada tiene de cálculo caprichoso. Torna a la Fuente... Y no temas.

Alberto E. Justo


sábado, 4 de octubre de 2014

¿Qué puedo hacer?

Esta pregunta se agolpa con tantas otras en las jornadas de nuestro andar de peregrinos... No es hora de responder esto o aquello, sino de atender, en el corazón, lo que allí habita desde siempre.
Ahora mismo surge lo que aguardábamos sin sospechar nada.
En suma: "¡Alégrate!"... Alégrate una y mil veces aunque nada veas a tu alrededor, aunque todo lo cubra el silencio, aunque el desorden de la hora presente acabe por asustarte...
A pesar de lo que fuere todo está, todo se da, la respiración profunda ni desfallece ni puede desfallecer.
¿Es necesario insistir tanto en que todo lo tienes o todo lo recibes? Es tiempo de verdad y de realidad profunda... Si no hay ruidos ni estrépitos, si nadie garantiza con sellos y documentos: NO IMPORTA. La vida late, el corazón late. Dios regala y ES Presencia.
No temas. Aunque te sientas en soledad, aunque te halles solitario en las sendas de este mundo o de cualquier otro. No, no temas. Nada especial tienes que hacer. Calla y reposa. Recibe con gozo. Allí nace la oración y la vida. Quien ora todo lo tiene. La oración abandonada y sincera, la más simple, es el decoro y respiro de tu vida.
¿Puedes imaginar alguna cosa o plantear una "situación" más profunda o más fecunda? Nada tan hondo como la vida en Dios o la vida de Dios... ¿Qué más decir? Aloja la oración en tu respiro: da todo a Dios cuando expiras y recibe a Dios solo cuando inspiras...

Alberto E. Justo

jueves, 2 de octubre de 2014

¡Eleva tus ojos, levanta la mirada!

Es grande la tentación de fijarse en los lados y tornarse curiosamente hacia los sonidos y colores que bordean el camino. Y es grande, también, la fuerza que a veces tienen esas figuras indeseables que atraen y pretenden nuestra atención...
El contemplativo ha de optar decididamente por el "azul del cielo", más allá de los reclamos y de las modas... Lo que es, "es", y lo que no es: "no es". Es hora de batir alas y volar, más allá, que es, siempre, "más aquí".
Poco importan los dolores, los dolores de cabeza y las molestias, cuando la "altura" nos redime y abre una perspectiva nueva. Es la hora y la hora de la paz aunque parezca que hay guerra... ¿Es "real" la guerra? En gran parte depende de nosotros si sabemos encontrar el silencio escondido tras rumores y otras cosas. Porque así como el cielo despejado está sobre las nubes, así el silencio y el secreto están presentes en el corazón, en el reino del espíritu, en la realidad profunda.
Es un ejercicio digno de llevarse a cabo. Vale la pena intentar. Es una respiración nueva..., y esta respiración es el ámbito adecuado de nuestra vida que, incesantemente, recibimos de Dios.
No se descorazone el peregrino...

Alberto E. Justo


martes, 30 de septiembre de 2014

deseo de descubrir y de ir más allá...

Este deseo se manifiesta con harta frecuencia y no sabemos muy bien de qué se trata. El Señor llama, golpea delicadamente la puerta de nuestra morada, de nuestro corazón; y no acertamos a responder adecuadamente porque no nos atrevemos a verlo sin más, con suma simplicidad, presente ( y más que presente ) en nuestra vida.
La explicación de tantas inquietudes y sufrimientos está en este secreto que todo lo llena... No nos damos cuenta de la Realidad mayor, del regalo y de la misma presencia del Señor... No podemos describir, ni definir, ni tratar... Dios está aquí para cada uno y en cada uno, en modo inefable, en "modo sin modo", en una plenitud que supera cualquier figura o imagen o lo que se quiera.
Nada falta, nada falta. Porque todo es en Él y porque Él nunca falta y está presente en todo y siempre. No pretendo definir ni explicar, ni hacer más "claro". Basta dejarse alcanzar y unir en el corazón. Que esta música sublime, "que es de todas la primera", no se nuble por culpa y responsabilidad de una errónea atención nuestra a las falacias de esta mundo que pasa... Nuestra vocación y nuestra vida es la Eternidad, y ya la hemos recibido en sobreabundancia. Por eso repetimos el Nombre Santísimo: "Señor JesuCristo, ven Señor Jesús...

Alberto E. Justo

jueves, 25 de septiembre de 2014

A pesar del silencio y gracias a él, continuamos en breve...

A mis amigos lectores: en breve continuaremos con nuestras reflexiones. La meditación no se detiene y, mucho menos, nuestra plegaria...
Desde el Desierto, en el Desierto, proseguimos nuestra peregrinación...

Alberto E. Justo



lunes, 9 de junio de 2014

presencia y valor

Nada mejor que meditar en las horas difíciles acerca de nuestra vocación "personal". En efecto, podemos cometer un gran error cuando eludimos ese llamado "directo", el "nombre escondido", que cada uno sabe que ha recibido de Dios. Más de una vez, quizá por dudas injustificadas, caemos ante el espejismo de una falsa condición, que no nos pertenece en absoluto.
No dejemos que se nos "disuelva" en institución cualquiera, ni en grupo o grupejo alguno... Tengamos el valor y la audacia de discernir nuestra realidad y de aceptar nuestra relación "directa" sin vueltas ni arroyuelos. Puede parecer extraña esta insistencia, pero la verdad es que el peregrino no puede hallar su senda ni darse en caridad si olvida que siempre es "más" de lo que sospecha, si ignora que el "secreto", que sólo el Padre conoce, es el fundamento de su libertad. 
Es necesario y urgente aprender, tal vez como un día aprendimos a leer y a escribir, cómo la libertad es honor y decoro de la vida. ¿No nos admira la acción de Dios y su infinito respeto?
Presencia y valor, pues, en el camino único...

Alberto E. Justo

lunes, 2 de junio de 2014

una vez más: el secreto

Secreto maravilloso, que es la vida... ¡Cuántas veces olvidamos lo más simple y directo! Pero allí estamos porque Dios está...
Golpeamos puertas pequeñas, muy pequeñas, y descuidamos que hay Alguien a nuestra puerta, ya en nuestro corazón, que aguarda nuestra atención y adhesión...
Nunca lo meditaremos bastante... Pero "aquello", o "Aquél", no es "objeto". No reduzcamos la visión interior. Descendamos cada vez más en el ámbito, en lo íntimo y más escondido, siguiendo en el respiro profundo el camino que más nos vela, nos revela y nos cela...
Sí, el camino que nos esconde y que nadie conoce. ¡Y no importa que nadie lo conozca! Así es mejor. El silencio es horizonte fecundo. 

Alberto E. Justo



domingo, 18 de mayo de 2014

de camino, sin detenernos...

Es posible que la fatiga del peregrino sea muy grande. Más posible todavía es que no se sienta comprendido o aceptado, o no halle paz en sus tiempos y en tantos lugares... Sin embargo Dios llama y la voz interior no calla. Entendámonos bien: Dios no llama a este lugar en especial (cualquiera sea), llama a "seguir". El Señor nos llama a seguirlo, a Él. Porque tal cosa comporta nuestra vida y las variaciones pueden ser infinitas.
No nos extrañemos de las escasas coincidencias entre las cosas que suponíamos necesariamente juntas o de acuerdo con no sé cuáles principios. El Señor nos convoca por vías insospechadas y despierta sentidos escondidos en nuestro corazón.
No es el hombre juguete caprichoso de nadie. Ni siquiera de quienes se tienen por poseedores de cetros y de reglamentos favorables aún en los campos "religiosos"...
La "voz" de Dios necesita de silencio y de respeto para ser percibida; y nunca de atropellos del color que sean.
Es preciso, pues, continuar a pesar de todo, por un camino siempre inédito, de algún modo siempre nuevo, que se labra con nuestros pasos, en confianza y en paz.

Alberto E. Justo

miércoles, 14 de mayo de 2014

¿Nombrar o calificar lo que no tiene nombre?

Muchas cosas son dichas porque no hay más remedio que adoptar las palabras que tenemos a disposición. Pero hay realidades que superan cualquier determinación y no es fácil expresar, así no más, el camino que cada peregrino sigue. Es muy probable que ni siquiera él mismo acertara a "verse" en su senda.
Ser "monje en el mundo" comporta trascender ámbitos para llegar a un silencio mayor en Dios. Es este el sentido en que lo planteamos aquí, más allá de "modos" o maneras. Con una analogía diríamos, con San Bernardo, que el "modo" de amar a Dios es "amarlo sin modo". El "modo" de esta soledad, de esta "vocación", es carecer de modo.
Se trata de un misterio que sólo aprovecha a quien se deja "elevar" más allá de ilusiones y fronteras. Es posible a todo viandante "enamorarse" hasta tal punto y entrar en el secreto del corazón donde Dios ha construido su templo y su ermita. ¡Y vivir en verdad allí!

Alberto E. Justo


"como monjes en el mundo..."

"Tú serás monje en el mundo..." Son palabras del starets... Podemos recibirlas de mil maneras... Es una vocación y, ante todo, un secreto.
El secreto es algo así como el esplendor de una condición que está en el Corazón de Cristo. El que se pretende "renunciante" ha de aprender a renunciar... a la "renuncia"... Quien se "abandona" en verdad ha de abandonar el "abandono"...
La "soledad" carece de condicionamientos y de determinaciones. Está simplemente más allá. El signo deja de percibirse en la posesión plena de lo significado... En suma, busquemos más hondo y más allá. No hemos de detenernos en ninguna frontera.

Alberto E. Justo

jueves, 8 de mayo de 2014

el camino es siempre mayor

Ya no hay detenimientos en modos ni maneras. El desierto nos habla de ausencia pero también de plenitud. Frente a un icono hemos de ir más allá de su figura, pasando a través de ella o superándola en el corazón. Lo mismo ocurre con el desierto, con el cielo, con el mar, con los ojos, con la hondura de una mirada... Porque hay siempre "algo más" podemos pasar y alcanzar esa hondura, ese "fondo", que no tiene confines.
Hay una Presencia que está en todas partes: en lo grande, en lo pequeño. Lo hemos olvidado, privilegiando lugares o momentos, elevando algunos y despreciando otros.
Si el Verbo nace en el alma ¿qué más? ¿Qué estoy buscando tan lejos?
Alégrese el espíritu y goce del don inefable. El camino es mayor porque es recto y directo, sin curvas ni cuestiones.

Alberto E. Justo


miércoles, 7 de mayo de 2014

el desierto está en nosotros

De todos modos el desierto está en nosotros y podemos reconocerlo o discernirlo en los lugares o acontecimientos de nuestra peregrinación...
Es una condición (en relación desde luego con la soledad de la persona) y también una conciencia. El hombre se descubre según se sumerge en la realidad que lo levanta, o -mejor- se deja elevar a la participación de la trascendencia, a su condición "celeste", adonde Dios lo llama y lo rapta.
El desierto significa: "siempre más allá." Y la paradoja de su quietud consiste precisamente en esa escala, que lo introduce en su intimidad inaudita e inefable... Lo que parece tan lejos está demasiado cerca...
Aún podemos vencer las apariencias y "nacer de lo Alto", en Espíritu y en Verdad.

Alberto E. Justo


De camino... por el desierto

Por el desierto..., pero ¿de qué desierto hablamos? ¿Qué es el desierto?
Nada y, de alguna manera, todo. No se trata de un paseo placentero por esos caminos, ni por otros... No se trata de un "lugar" que nos proteja y nos ampare de las sendas y cosas del mundo... Es otro cosa, que nunca acertaremos a definir, que sólo la alegoría y el símbolo pueden señalar...
El "desierto", el mismo de los Padres, es para nosotros hoy una "tierra" inédita e insospechada. Los rumores y los aullidos, nunca aceptados, evocan las grandes tormentas de arena o los "sacudones" de una "ausencia" poblada de ventoleras... Hay figuras y hay asfaltos. Y no dejan de aparecer ruidosas máquinas que recuerdan oscuras montañas escondidas en las nieblas y en las nubes. El desierto es ocasión y acontecimiento... Pero es ocasión de Dios. Porque el desierto nos enseña esa "otra cara", nos enseña a soltar y a desprendernos, el desierto -de alguna manera- es separación y lejanía, lo contrario de lo que vemos u oímos o tocamos.
El ruido llama al silencio... Esto es un misterio muy grande y hemos de enfrentarlo con audacia y serenidad. Por eso nos atrevemos a decir que la ausencia comporta presencia...

Alberto E. Justo



lunes, 5 de mayo de 2014

lucha y soledad

El peregrino sigue su empeño y halla la fuerte muralla que parece obstruir o dificultar su camino... Es "normal" tropezar en los caminos de este mundo, sobre todo cuando la estima por lo excelente o lo sublime se diluye...
El peregrino sabe, desde el inicio, que él es un solitario. Este hecho, en efecto, le muestra su responsabilidad y su realidad: no hay comprensión, ni defensa, ni apoyos fáciles... Su vida deberá labrarse en un silencio más profundo, en dimensiones diferentes, trascendiendo las envolturas falaces de las horas de decadencia.
La senda verdadera está "más arriba" o "más abajo", pero de ninguna manera en el nivel usual que se impone como ´"obligatorio" a los viandantes.
¡Amigo! No te encuentras donde crees estar ahora. No me atrevo a decirte que tu lugar es hoy éste o aquél. Simplemente te aseguro que tus pasos se elevan, que han de levantarse, mucho más alto y arriba de lo que puedes soñar.
La lucha será siempre con los que no quieren "volar" ni "soñar". Miran para aquí y para allá, pero es nada lo que ven y de ti nada saben. 
Afírmate, con coraje y no temas perder nada. Muchas veces callamos por miedo o por vergüenza. Nada perderás. Te encuentras en realidad muy lejos, en otros caminos y sendas, más allá de las montañas y de sus cumbres (que son demasiado bajas). Confía y sigue...

Alberto E. Justo

domingo, 4 de mayo de 2014

Silencio y pureza, Soledad y libertad...

Lo que buscas ya está en ti... ¿Por qué revolver esos mundos para dar con un tesoro que ya tenemos? Esta convicción es necesaria para la meditación fecunda. No es cosa de "añadir" sino de quitar, de liberar...
El silencio nos habla del camino a fin de callar los pensamientos y los rumores que nos distraen. La pureza es la liberadora a cada instante, pues nos devuelve a la Mirada de Dios, a la transparencia, al sosiego, a la paz. Basta dejarse alcanzar y elevar por la gracia y por esa Presencia inefable que lo es todo y que es arribo de Dios...("Él está a la puerta -siempre- y llama").
No dependemos de ocurrencias ni de intermediarios de ningún tipo. Es nuestro propósito "recordar" la "contemplación sin medios". Ir directamente a Dios, solos y libres en Él...

Alberto E. Justo


sábado, 3 de mayo de 2014

¿Soledad? Es al Solo a Quien quiero...

Va el peregrino de camino... ¿Hay "algo" que lo lleve, que lo acompañe? Quizá teme, tal vez trae un tremendo equipaje de normas, de condiciones, de encargos, de "cosas" de todo tipo. Se pregunta "quién es" y no responde porque el peso de tantas determinaciones detiene su vuelo. ¡Vuelo del alma!
Pero sigue de camino... No acabará nunca. El Ser no tiene confines... Y no se resuelve a cerrar los ojos y mirar "directamente" más adentro, y caer -sin decir nada- en la profundidad que no sabe de nada.
Pero en su verdadera soledad no está solo. El silencio de su desasimiento lo separa de toda limitación forzosa y lo eleva en Aquél que es su Vida. ¡Quiéralo y no dude! La Belleza misma es ahora su Morada...

Alberto E. Justo



La vocación a la soledad...

O beata solitudo, o sola beatitudo... No está mal repetir lo que ya sabemos, lo que ya hemos meditado. Más todavía cuando se presenta a nuestra consideración la honda senda de una vocación jamás desmentida.
¿Soledad? Es muy difícil precisar todo lo que encierra esta palabra... Nos basta, por ahora, subrayar una nota que es esencial: la realidad que no miente. En efecto, puedo descubrir mi vocación a la soledad, pero puedo -también- adquirir la conciencia de una realidad, de la realidad..., porque, en efecto, "soy solo". Solo aunque cuando estoy solo o cuando me doy cuenta de ello, soy el menos solo... ¿Paradojas? Sin duda. Lo decimos aquí con la vieja frase: "solo a solas con el Solo."
Esta vez, en suma, (porque hemos de volver muchas veces acerca de ello), señalamos lo que dice un estudioso contemporáneo en referencia a la soledad del sabio taoista: "No es la soledad física. Es la soledad del que se siente incomprendido, o mejor diríamos fuera de lugar, (...) No hay mayor soledad ni más angustiada que la del que no está solo..." (I.Preciado "Las enseñanzas de Lao zi". Barcelona 1998. Pp 76-77).
Es esta una senda que no puede ignorarse ni soslayarse, y entra en la perspectiva ciertamente fecunda. ¿La "soledad" del Huerto? Es un ámbito de meditación y de descubrimiento. Volveremos acerca de ello.

Alberto E. Justo

viernes, 2 de mayo de 2014

Lo que buscas tan lejos está demasiado cerca...

¡Demasiado cerca quiere decir: en tí! El silencio del desierto, de ese desierto interior, que no abandonamos, abre el paso una y otra vez. No nos parece que sea así, pero la realidad es tal y aunque no haya ninguna "noticia" de los sentidos, aunque nos mortifiquen los cercanos o los lejanos, el misterio se abre inmenso sin definiciones ni límites.
En el silencio que supera el ruido, o la dificultad que fuere, encontramos lo que tanto deseamos sin atrevernos a adivinar...
¿Es necesario "hacer" algo? Es urgente abandonar y dejar todo lo que no cuenta, es hora de no dejarse detener ni encerrar por las "cuestiúnculas" vanas y ascender por la escala más empinada: la que no atiende los gritos o las luces falsas que sólo son ocaso y muerte.
No hay "reglas" para esto. La vida no precisa de introducciones ni de declaraciones de ninguna especie. La vida es vida y la recibimos a cada instante.
En silencio, pues, en lo íntimo, en lo secreto. Que no importa que nadie lo sepa y menos que lo aplauda. En silencio y soledad, en paz fecunda, sin temor...
Dejémonos transformar en ese "Yo Soy" que resuena en nuestro corazón profundo...

Alberto E. Justo


jueves, 27 de marzo de 2014

acerca de la nueva "soledad"

Porque todos los días aprendemos en el silencio o en el bullicio un "paso" hacia lo alto de un camino que no acaba y que halla su cumplimiento en la hora de la muerte...
El hombre no sospecha la luz de su intimidad, lo íntimo inmenso de su corazón. Las amenazas de inquietud y de zozobra, en la difícil navegación de estos días, se multiplican y atemorizan ante el permanente deseo de paz.
¿Cómo huir o precaverse de tanta angustia y desazón en medio de un mundo que todo lo quiere ignorar?
El horror de estos días es ruido y tristeza, en suma "desesperanza" y desilusión.
Pero nuestra oración no está encadenada y la súplica cotidiana se eleva a cada instante en medio de tantas pruebas. Súplica silenciosa y solitaria, plegaria en nueva soledad. ¿Quién se atreve a seguir ahora luchando y luchando en el secreto cotidiano de un sufrimiento incalificable?
Porque, en efecto, lo primero que se manifiesta en nuestras jornadas es la imagen de Getsemaní y de un desierto preñado de reventones y de estrépito sin sentido.
Pero, por debajo, hay una nueva soledad que, desde luego, es crucificante, pero que amanece en el Paraíso con Aquél que nos llama y nos levanta por encima de todo lo creado.

Alberto E. Justo

miércoles, 26 de marzo de 2014

lucha interior...

Descubriremos muchas veces una suerte de guerra en nuestro interior... El asalto del antiguo adversario no se hace esperar... Pero es urgente volver al corazón y no dejar que las distracciones nos aparten del camino y de la vida.
Es "normal" hallarnos en sutiles combates y en necios "enfrentamientos" con lo que no sabemos. Un golpe y otro golpe y ya estamos mordiendo el polvo y arrastrándonos por el suelo. Pero nada más fecundo que dejar entonces y levantarnos en confianza y con firmeza. Sí, "dejar", precisamente dejar y abandonar, a la vera de la senda que seguimos, aquello falso que nos engaña y nos aparta de lo real y profundo.
En un solo instante estamos de nuevo en el "centro". Dejémonos "levantar" por Aquél que es nuestra Vida...

Alberto E. Justo

espíritu y libertad

En efecto, el espíritu respira en libertad y las "determinaciones" que oprimen al peregrino no han de turbar su andar. Porque es siempre posible que los necios inventen métodos para circunscribir los caminos ajenos, pero es imposible que ahoguen la libertad profunda de los demás.
El hombre halla valles inmensos donde descubre el sí profundo que no conoce fronteras ni caprichos. Frecuentemente porfían los mandones y los ambiciosos, pretendiendo imponer sus ocurrencias... Ignoran que ese infinito horizonte de la vida no queda sujeto a nada ni a nadie... Olvidan aquella intimidad que a Dios sólo pertenece e insisten invocando "poderes" que no son más que diminutas ilusiones...
Viva el peregrino seguro de sus pasos, que lleva un tesoro inimaginable en su corazón. Viva y despierte en el Misterio, sin temer, en confianza y en paz.

Alberto E. Justo

martes, 25 de marzo de 2014

Hacia las montañas

Siempre: solo a solas con el Solo. La Presencia es la misma oración... Disposición plena de medio segundo de duración: es para siempre. Convierte el minuto en eternidad, sin reservas y sin cálculo¨.
Él Es. Él es presencia... Él es - Él conoce... ¿Hay acaso diferencia entre ser y conocer? No nos hallamos en una fábrica con horarios ni hay que marcar la entrada o la salida.
Todos los recodos y situaciones de la vida presente están ahí para recordar e indicar un exilio. O para significar que el exiliado, de todas maneras, no está ahí o aquí.
El exiliado se halla en un lugar "imposible", en un no-lugar, que es hondura inaudita. El cuerpo señala "más-allá-del-cuerpo". Todo cuerpo sirve de contraste, como el claroscuro o la sombra resalta la luz en un cuadro. Precisamente indica "otro lugar". Responde simplemente: -no está aquí.
Todas las cosas dicen "yo no soy". Aún el canto más maravilloso, aún la plegaria más atenta.
Nada tan sublime como el silencio que no se proyecta ni se programa demasiado. Al silencio se lo encuentra aún en el fárrago, aún en la sorpresa. El silencio está... Siempre más aquí.
No, no he de fabricar silencio...
El silencio no sabe de preparaciones. Está siempre y todo lo abarca...
Esplendor que no aguardaba
en la tibia tarde primera... 
¡Clamor, grito, llamada!
Más allá de la frontera...
Ya se elevan esas llamas
por encima de las piedras...

Alberto E. Justo

domingo, 9 de marzo de 2014

El canto que no se detiene

Canta el poeta en el centro de su alma... No sabe cómo manifestar su melodía ni cómo escribir lo que se escapa... Huyen los modos, se detienen las palabras, no hay manera de decir, apenas un llanto escondido en lo más hondo... Y, sin embargo, resuena en los espacios sin fronteras, un himno que es incomparable y que no parece necesitar otra cosa que su inspiración secreta.
Es semejante a la oración silenciosa que supera la propia expresión. No pretende textos ni conceptos... Ha surgido y nacido más allá... Y más allá permanece, continúa en nuevas armonías, saltando entre las montañas, sumergiéndose en el mar, ascendiendo a los cielos y besando las estrellas...
No desesperes en los silencios ni en los desiertos... Las flores brotan en cualquier parte. Aunque los "otros" te apresuren... tú reposa y deja. En el Centro todo es misterio y vida nueva...

Alberto E. Justo

miércoles, 5 de marzo de 2014

No copies ni te copies...

Con esa terrible ansiedad, digna de evitarse, me digo: -voy a aprenderme bien de memoria lo que dice aquél gran maestro, a fin de aprovechar los caminos espirituales... Y pasan los tiempos, los días y las horas y acabo por darme cuenta que sigo en el punto de partida...
¿Desilusión? ¿Fracaso? Quizá sea necesario "fracasar" muchas veces para hallar "aquello" que nunca podemos expresar bien.
El "silencio" parece muy penoso para algunos... Entonces adviene esa caterva de tensiones, esa feroz invasión de propósitos, porque no logramos lo que queremos así no más.
Se ha dicho que las "aguas de Siloé" fluyen en el silencio... ¿Qué ocurre cuando dejo que el curso del río me lleve más allá? Tu respiro te levanta por encima de tus sueños. Ya te hallas donde no sospechas: alégrate, nada más.

Alberto E. Justo

insistir en la búsqueda...

Abre los ojos interiores... Mira más allá. Más "adentro" es lo mismo que "más allá" o "más aquí". Se trata de superar una cierta frontera o de derribar esas falsas y pesadas murallas que nos encierran... Para eso es necesario abrir los ojos interiores...
Me dirás que nada ves. Me dirás que topas con sombras terribles o que carecen de sentido...
Pero te digo: así como el silencio supera y trasciende cualquier sonido y nos levanta a la música más alta, los ojos del corazón sólo hallan el reposo en el horizonte inmenso que, como la luz nueva, se descubre con la paradoja de lo que parece inalcanzable.
Trata de vencer ese "parecer" que no te permite seguir. Te encuentras en la llanura, en las montañas, en el mar... Hay ruidos y sonidos molestos por todos lados, pero tu sabes y te dices, con firmeza: "yo no soy eso", en realidad no estoy allí ni aquí.
Y te sientes solo, sin el sentido que aguardabas... Pues ¡aprende a caminar sin el "sentido" que te consuela! ¿Qué sentido? ¿Hacia el norte, hacia el sud, hacia el este, hacia el oeste? Tu horizonte está siempre más allá porque está siempre más aquí.
No caigas en ciénaga alguna..., no te quedes atado a las "estructuras" que mueren. Goza vivir desde el hondo respiro, en la misma vida de Dios.

Alberto E. Justo


martes, 4 de marzo de 2014

en las horas de la noche

Estas son las horas de dolor y de prueba... Sobre todo cuando la soberbia de la ignorancia pretende aplastar al pobre viandante que busca la paz y el silencio, la hondura y la libertad...
La necedad se apodera con harta frecuencia de los escenarios descoloridos de nuestros días y parece ser la última palabra en el tiempo de la confusión.
Pero no es así... Fantasmas y máscaras, con pretensiones de ferocidad, ensayan sus muecas, aunque sólo frente al espejo, porque carecen de horizontes límpidos y grandes.
Sepa el peregrino seguir a pesar de todo, sepa no prestar atención alguna a lo que carece de ser y de profundidad, sepa, en fin, lo que valen sus segundos y su respiro... Recuerde, una y mil veces, que no puede ser sometido por nada, ni por nadie: su corazón está abierto en la Eternidad.

Alberto E. Justo


domingo, 16 de febrero de 2014

El "desierto" del "no-poder"

Aquél viajero asaltado por los ladrones y auxiliado por el "buen samaritano", ¿qué pudo? Tal vez padecer, pero -sobre todo- recibir la ayuda y la compasión de otro. El "hijo pródigo", ¿qué pudo hacer? sólo volver a su casa y recibir el amor de su padre... Y la célebre "mujer adúltera" ¿pudo algo más que quedar allí mismo, presente y en silencio, ante los acusadores y ante el Señor? 
Nada más y nada menos: porque, por lo general, "no-podemos", cuando no hay "fuerzas" y cuando atenazan hechos y personas... 
Es un misterio muy grande el "desconocimiento" o descuido con que el peregrino tropieza por las sendas de esta tierra. Pocos son los que "saben" de él y muchos los que "pasan" mirando de reojo: -¡que baje de la cruz y creeremos!
¿Afirmaremos que es "hermoso" saberse impotente o desconocido? No hiciera yo ahora ninguna definición apresurada para no caer en vanidad ni en tontería.
Lo cierto es que existe, pequeño, pequeño y, al mismo tiempo, grande, grande, este "no-poder", estos límites cuya calificación y medida resultará siempre vana.
Sigamos en el desierto del "no-poder" que sólo Dios sabe y conoce y que, misteriosamente, nos lleva por él.

Alberto E. Justo

sábado, 15 de febrero de 2014

¿Perder o ganar?

Se nos proponen tantas alternativas... Sobre todo, eso de llegar al mayor de los resultados y obtener el mejor premio.
Es posible que nos juzguemos mal y que tengamos por derrota lo que, en realidad, es una victoria. Porque no es éste el camino que nos interesa.
Es seguro que no arribaremos a satisfacciones, ni a regalos, ni a descansar en esos "resultados" que se tienen por definitivos. Las campanas más bellas suenan más lejos o más cerca, pero en claves muy diferentes.
Una vez más: no estamos donde creemos estar. No somos lo que sospechamos, ni poseemos esto o aquello... Nuestra vida es un Misterio y el Misterio del hombre puede ser tan grande como el Misterio de Dios...
Dejemos las pequeñeces más pequeñas, donde gimen las máscaras y seduce no sé qué poder... ¡Deja que corran y que chillen! Todo eso no te empeña, nada tienes que ver con ello.
El hombre mediocre pretende satisfacerse jugando a ser "mandón". Es trágico y triste.
Por tanto: ni pierdas, ni ganes: deja y calla en la misma intimidad que te ha sido regalada y cuya luz brilla siempre en lo hondo del corazón.

Alberto E. Justo


¿Es tan poco lo que "entendemos"?

Poco o mucho, con frecuencia estamos tentados de "medir" casi todo. Sí, de medir y clasificar. Hasta que llega una hora (¡y qué hora!) en la que todo cálculo se estrella y los dichos y definiciones de ayer se revelan insuficientes y hasta molestos y contraproducentes... A veces es una desagradable sorpresa, pero es necesario abrir el corazón porque sólo es allí donde hallaremos nuestro bien.
Llega, por ejemplo, la hora inesperada de la enfermedad y del dolor... ¿Qué hacer entonces? ¿Peregrinar, preguntar, sufrir sin más? La "gran muralla" de "otros tiempos" se quiebra y se derrumba. Es preciso dejar que se torne polvo porque ya, en realidad, no defiende de nada...
Hay una apertura que no nos atrevemos a atravesar. No está (nunca lo está) en contradicción con lo mejor del "pasado", con nuestra vida de ayer y de siempre. Pero es sorprendente porque nos libera de la sospecha de equivocarnos, de caer en vacilaciones y de quedar aplastados por las dudas.
El Señor ha tendido la mano y hemos de asirla, desde luego. Pero sin temer las tormentas ni los vendavales. 
¿Y si fuera necesario partir y pasar más allá de lo que fuere?

Alberto E. Justo


viernes, 14 de febrero de 2014

Hacia una nueva "épica"

En esta tierra, se ha dicho, "milicia" es la vida del hombre... Pero es cierto que más "adentro" de cualquier movimiento exterior hay un espacio infinito, totalmente inimaginable. Porque cuanto acontece y se agita y se manifiesta acaba por "apagarse", de alguna manera. El ruido es perecedero, las acciones también, porque lo propio de todo es "pasar"...
Hay, sin embargo, un palpitar, una vida siempre más honda, no manifiesta y escondida: núcleo y centro siempre abierto, a pesar de nuestras "desconfianzas" y vacilaciones, a pesar de nuestro desinterés y de nuestros olvidos y descuidos.
Lo que hoy parece fuerte es, en realidad, harto débil. Necesita del estrépito para soñar una existencia que es nada más que vacío... ¡Qué paradojas!
Quizá por ello la noble caballería andante sigue su camino en el sublime y escondido bosque de la locura (así nuestro Don Quijote), y el "eremitismo" existe siempre cuando superamos fronteras que reducen y cierran y abrimos el corazón a la trascendencia, al relieve, a la profundidad.
¿Eremitismo "andante"?
Deja que caigan las máscaras, esos disfraces que visten porfiadas y vanas estructuras... Olvida el reglamento... ¿dónde están las duras clasificaciones de ayer?
Respira bien hondo, que eres libre..., de respirar, de vivir. "¡Hombre de poca Fe, ¿por qué dudas?!"

Alberto E. Justo



jueves, 13 de febrero de 2014

cuando hiere el sufrimiento...

Existe "esta" hora, llena de misterio que, a veces, parece no tener fin. Y, en medio de ella, se alzan turbios fantasmas que, existiendo apenas, pretenden alimentar su "nada" con "poder" y "envidia". ¡Cosa extraña! ¿Es posible -acaso- llenar el vacío con..."nada"?
Ilusión de grupos humanos, ilusión de unos o de otros... Ignorantes de esa "caída" que redime y libera...
Pero carece de sentido hablar de "otros". Quien experimenta el sufrimiento sabe que los "otros" desconocen totalmente semejante pasión o dolor. Así como esa "piedrecita blanca" sólo es conocida por quien la recibe, así también sólo sabe del dolor quien lo padece.
Es esta una soledad siempre nueva, un silencio más hondo cada vez...

Alberto E. Justo


La "sonrisa" del "Secreto"

Porque son muchos los caminos y tantas las sendas dolorosas que esta "hora" parece imponer a los viandantes. Pero permanece siempre la "mejor" pregunta, cuya respuesta (por aproximada y pequeña que sea) nunca deja de iluminar... -¿Quién soy?
Don Quijote supo afirmarlo: -bien sé quién soy... ¿Y ahora, nosotros?
Las respuestas mayores y más profundas son aquellas que no velan el silencio... Yo sé que soy en Aquél que Es. Los perfiles y las delimitaciones, las pretendidas expresiones y las apresuradas "certezas" sólo logran "oscurecer" y "alejar". Porque el "Secreto", el maravilloso Secreto, no será expresado en el lenguaje común... En la "hondura" se respira una pureza incomparable, gózase allí el sabor de la Fuente primera adonde no conduce ningún sendero. El secreto de Dios -ha dicho alguien- la suprema evidencia (que es lo mismo) tiene por morada el punto más silencioso de nuestro ser. Allí mismo, "Aquí", lo alcanzamos sin medio alguno, directamente.
La mirada virginal posee un pudor incomparable y no admite manoseos ni comentarios.
¡Cuánto ruido vano en un mundo que ha perdido el sentido de su propia existencia!
Pues sigamos. La soledad de hoy, tan especial y , a veces, tan triste, puede ser la ocasión del "amanecer" de una certeza que supera la palabra y el concepto.
El Secreto SONRIE y nos repite: -ven.

Alberto E. Justo

miércoles, 12 de febrero de 2014

siempre de camino...

El desierto es insospechado... Después de tantos días, atravesada la frontera del año, parece que las sendas del yermo no se agotan jamás y ofrecen nuevos o permanentes derroteros.
La "hora" es difícil... Por lo menos nos parece así. El sufrimiento sacude los días mejores... Pero no oscurece el amanecer.
Aunque digamos que "no" a muchas cosas, aunque tengamos la impresión equivocada de una derrota quizá prematura: el camino se abre hoy como ayer o como siempre y no en un sentido "plano" carente de relieve o de alzada: se abre en hondura, en altura, trascendente y sorpresivo, siempre más allá.
Los tiranuelos de los aires, de las planicies, y de los planos resecos muerden sus labios y miran de reojo con la pretensión de dominar... ¿Qué más da? Se hallan en otra dimensión, demasiado lejos aunque se los perciba cerca.
¡Descubra el caminante su libertad y respire hondo! De un solo golpe se halla más arriba o en lo profundo de su corazón. Dios nos levanta "por encima de toda creatura", decía San Juan de la Cruz...

Alberto E. Justo