El "mundo" levanta olas inmensas de todo tipo para que los viandantes y peregrinos descarrilen y caigan. Sobre todo para que permanezcan caídos o detenidos por luchas o polémicas, en infinitas discusiones acerca de lo que se debe hacer y de lo que no...
En tantas ocasiones nos vemos casi obligados a cubrir las brechas abiertas en la nave para evitar un naufragio... Y el tiempo perdido es mucho, porque la línea horizontal es implacable.
Sin embargo, lo acentuamos una vez más, esa dimensión no es la nuestra. Hemos sido llamados hacia esferas más altas, a pesar de que no cesan los ecos y noticias que provienen del otro lado de la frontera.
Tal vez porque la oración en la noche oscura (y también agitada) nos da algo que no podemos alcanzar de otro modo...
La soledad no se puede "perder". Se crece en ella aunque los factores exteriores pretendan otra cosa.
Percíbense los truenos de tormentas lejanas... Es verdad que nos mienten para que las sintamos harto cercanas. La mirada serena, la adhesión plena a la presencia más alta en el corazón son nuestro camino y nuestra realidad.
Alberto E. Justo