sábado, 2 de noviembre de 2013

Amanecer

La vida no ha de ser definida. La recibimos y la redescubrimos en diversos niveles, sin apresuramiento y sin tensión.
La Aurora verdadera no se declama, ni se impone. Simplemente llega y nos envuelve en el encanto de su luz, en su aire, en su respiro. ¡Cuánto nos equivocamos al... "forzar"!
El soplo de la mañana y de la vida: es pureza, no reclama. Simplemente es ahí.
Llevamos horas navegando por un lago silencioso, próximos a una costa boscosa y acercándonos a esa isla en cuya soledad se oculta una pequeña ermita. Si nos apresuramos se aleja, si nos dejamos conducir por la mansa corriente, se acerca...
Porque es muy bueno contemplar y gozar, en la primera mañana, el regalo divino de la paz.

¿Y esto es compatible con los sacudones de una hora difícil, cuando el alarido y la hostilidad son formas habituales de expresión y de conducta?
Laguna y Aurora, Paz y Verdad están en el paisaje del alma y ésta no sabe de claudicaciones cuando se desprende de cuanto no le pertenece y se abandona en la Vida verdadera.

Alberto E. Justo


¿Prisionero en tu lugar?

No sabemos cuál es nuestro "lugar". En suma: no acertamos a descubrir dónde estamos... ¡Tantas preguntas acerca de los "valores", de las "cuestiones", de los problemas... ¿Hemos logrado nuestros deseos, alcanzaremos -alguna vez- nuestros propósitos? Preguntas y más preguntas que fatigan y no aportan respuestas...
¡Pero es tan simple y tan directo! Quizá por ello resistamos a abandonarnos en lo más fecundo...
¡Estamos donde "somos"!
Aguardamos añadir migajas a la hondura del ser. Distraídos por esto o por aquello, detenidos en horarios, reglamentos y porfías, apartamos la mirada y nos perdemos en infinitos vericuetos sin razón y sin salida.
¡Si hubiéramos sospechado entonces!... Pero esto es un engaño. Este "pensamiento" carece de sentido... Es urgente afirmar con valor y conciencia:
Hoy es hoy y nuestra vida es "ya". Ahora mismo recibimos el don inefable y , también ahora, sabemos que participamos del Ser y que todo lo tenemos en "Aquél que nos conforta."
Volvamos una vez más a "casa". No nos dejemos atrapar en las espinas de las sendas inciertas... El Secreto está celado en la Presencia que nos eleva y nos transforma...

Alberto E. Justo