lunes, 15 de junio de 2015

Lucha en la soledad

En efecto, no hay "fuerzas" competitivas... Con frecuencia nos imaginamos una lucha con contrarios bien definidos u objetivos también precisos... Pero esto "otro" es secreto y escondido.
El peregrino no encuentra apoyos, parece que no los tendrá, que su tarea o misión se desdibuja en los espejismos del desierto sin confines...
No se trata de enfrentamientos sino de un Misterio que halla su hondura siempre más allá, donde el solitario no sabe.
Las respuestas son, sin embargo, elocuentes. Brillan en un horizonte puro y despejado. La Luz no es avara y en sólo un instante despeja las alturas y nos levanta por encima de cuanto pudiéramos soñar...

Alberto E. Justo


Lucha y paz

En la hora presente, como en cualquier otra, se manifiesta un hecho ineludible: la peregrinación en la que estamos empeñados constituye una lucha, comporta esfuerzo y paciencia y, desde luego, el coraje -¡tantas veces!- de aceptar injustos rechazos. El secreto es hondo y admirable: ser uno con Aquél que vino a los suyos y los suyos no lo recibieron. Caminar como los antiguos, sin dudar en nuestros pasos, porque seguir las sendas por las que vamos comporta una paz más alta (si podemos decirlo así). Pero es claro que esa "paz" no es la del mundo ni la que pretenden ofrecer los que ambicionan el dominio o cualquier forma de poder. La paz verdadera sólo brota y vive en el corazón, en el centro, en el silencio, en la contemplación bendita. ¿Arrojo? Desde luego: no hemos de dudar ni ceder. Pero con la firme convicción de que todas las conmociones de este mundo no pueden apartarnos ni distraernos siquiera de nuestra vocación contemplativa.
Es inmensa la interioridad y no sabe de confines...

Alberto E. Justo


viernes, 5 de junio de 2015

Las Horas del "desengaño"...

Es posible -siempre- ir más allá. No pertenecemos a ninguna estructura ni ansiamos asfixias del color que sean. El peregrino descubre su "lugar", aunque dude, aunque demore, aunque la angustia quiera detenerlo.
La verdadera Filosofía es un "modo de vida" y en esto todos somos filósofos: cuando nos elevamos por encima de tantos planos engañosos que parecen cerrar los caminos con pendientes que no existen.
El hombre es capaz de descubrir su camino y seguirlo, aunque ciertas circunstancias pretendan echar sombras y confundir el panorama.
Es preciso y urgente -¡tantas veces!- negar la sandez y las necedades y adoptar una actitud coherente a fin de no caer en lugares comunes y en errores a la moda. Los apresurados ignoran la historia y el castigo que trae consigo semejante ignorancia, tantas veces voluntaria y culpable.
Busque el peregrino siempre más hondo, la "profundidad" es su destino y su morada. Viva con coraje, según su conciencia, y no repita "tonterías". Bastante abundan ya...
Fe, Confianza y Paz...

Alberto E. Justo