sábado, 21 de agosto de 2010

¿Cómo "estar" en el Desierto?

Propongo a los amigos lectores un texto de Matilde de Magdeburgo: "El Desierto tiene doce cosas": "Debes amar la nada (niht), debes huir del 'yo' (iht) (o icht: literalmente: 'de cualquier cosa'), debes estar solo y no acudir a nadie. No debes ocuparte de mucho sino que debes liberarte de todas las cosas (de las creaturas). Debes liberar a los prisioneros y vencer a los libres, debes deleitar a los enfermos y tú mismo no tener nada para ti. Debes beber el agua del dolor y encender las brasas del amor (Minne) con la madera de las virtudes: de este modo vivirás en el verdadero desierto." Mechthild von Magdeburg "La Luce fluente della Divinità", I, XXXV.
Este maravilloso "estado" de Desierto no puede ser reducido ni juzgado en el nivel "psicológico". Se trata de la dimensión propia del ESPÍRITU, que supera los esquemas de corte antropológico, a veces "tan de moda."
Cuando quieras adentrarte en la espesura o en la misma Belleza de Dios (adentrémonos en su Hermosura, en el sentido de San Juan de la Cruz) abandona todo "eso" que se dice en exceso y se gasta en esfuerzos vanos: ¡corre al Espíritu! Déjate conquistarte por Él, déjate sumergir en Él. La Llama ya ha invadido el madero, convirtámons en esa "ceniza" luminosa para volvernos llama en la Única Llama...

Alberto E. Justo

lunes, 16 de agosto de 2010


Vocación profunda

"Si no te vuelves como este niño..." Invitación llena de sentido, que el Señor nos dirige a cada uno de nosotros... Pero ¿se trata de una especie de esfuerzo, de efectivo voluntarismo, para transformarnos, tal vez según un método, en lo que ya no somos? No es eso. Porque ese "niño", éste "niño", ya vive en el corazón. Es la pureza de ese nacimiento virginal de Dios y en Dios, es nuestra condición verdadera, escondida y no manifiesta sino luego de esa aventura de vida y de gracia que puede llamarse "descenso al corazón." Sí, claro, descenso hacia una realidad escondida, reencuentro con el Origen.
Cada uno es llamado; cada uno es UNICO; y se halla -si quiere- en esa profundidad dichosa. Cada uno va con el secreto, su secreto -descubierto o no- siempre inefable. ¿Un "mito"? Tal vez, pero un mito en el sentido que este "mito" es la más perfecta expresión de lo inefable y supera cualquier intento de reducción a un "concepto."
Anterior a cualquier reducción estructuralista nuestro Origen brilla más allá de las fronteras. Ante él palidecen definiciones o instituciones; ante él todo calla para evocar el templo sagrado donde el hombre descubre su rostro a Dios. Directamente y sin reparos. "Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos." Descubre el desierto más maravilloso, el desierto florecido sin confines...
Por eso eres, en verdad, ermitaño y eres monje (que quiere decir "único", al menos "unificado"), eres "eso", el Espíritu está en ti...
Es hora de cultivar esta vocación admirable atendiendo a esta conversión y a esta realidad. No te conformes con lo que "se dice" o lo que "se aprueba" o "se aplaude"... Vuelve a ser niño, vuelve a casa...

Alberto E. Justo

sábado, 14 de agosto de 2010

Monjes en el mundo...

Los secretos del alma consisten en grandes tesoros que no es posible manifestar. No son susceptibles de comentarios, ni de definiciones... El Señor regala una suerte de "cuerpo interior", imágenes preñadas, un "mito" fecundo que dice algo, que sugiere, pero que oculta mucho más... Recordando enseñanzas del gran Starets San Silouan del Monte Athos copiamos, para nuestros lectores, el párrafo siguiente: "Muchos jóvenes le consultaron con frecuencia el camino que les aconsejaba elegir en su vida. A unos, les aconsejó estudiar teología (...); a otros les dio su bendición para realizar estudios (...); a otros en fin, les aconsejó no orientarse a los estudios (...). El último consejo era el más raro, pues el Starets pensaba que ya había llegado la época predicha por el Padre Estratónico, en la que muchas personas 'instruídas' se convertirían en monjes en el mundo; juzgaba que, de modo general, las condiciones en las que la forma del monaquismo había existido a lo largo de los siglos pasados se habían vuelto desfavorables, pero que las vocaciones y el atractivo hacia el monaquismo existirían siempre." Archimandrita Sophrony "San Silouan el Athonita". Madrid, Encuentro, 1990. P. 62.
Se trata de una vocación, de un sendero escondido, porque Dios opera silenciosamente en y a través de un alma que se deja sumergir hasta donde no sabe..., ni sospecha. En cualquier ocasión y momento de la historia brotan caminos de celadas raíces, porque "la mejor parte" no será quitada a nadie...

Alberto E. Justo

miércoles, 11 de agosto de 2010

Estamos invitados a pasar adelante

Aún "suena" el eco del silencio. Quizá una nueva nostalgia; quizá. Pero quitamos el velo a la ilusión cuando caemos en la cuenta de que aún esas "satisfacciones" espirituales son simplemente "creadas." Y nada más. No podemos detenernos en nuestra peregrinación a lo "más hondo", a seguir más allá de cualquier cosa que detenga nuestro andar.
La peregrinación no acaba cuando el consuelo nos visita. El Misterio se abre otra vez, aunque ya nos hallemos en su ámbito. Aún podemos amar más...

Alberto E. Justo