Los secretos del alma consisten en grandes tesoros que no es posible manifestar. No son susceptibles de comentarios, ni de definiciones... El Señor regala una suerte de "cuerpo interior", imágenes preñadas, un "mito" fecundo que dice algo, que sugiere, pero que oculta mucho más... Recordando enseñanzas del gran Starets San Silouan del Monte Athos copiamos, para nuestros lectores, el párrafo siguiente: "Muchos jóvenes le consultaron con frecuencia el camino que les aconsejaba elegir en su vida. A unos, les aconsejó estudiar teología (...); a otros les dio su bendición para realizar estudios (...); a otros en fin, les aconsejó no orientarse a los estudios (...). El último consejo era el más raro, pues el Starets pensaba que ya había llegado la época predicha por el Padre Estratónico, en la que muchas personas 'instruídas' se convertirían en monjes en el mundo; juzgaba que, de modo general, las condiciones en las que la forma del monaquismo había existido a lo largo de los siglos pasados se habían vuelto desfavorables, pero que las vocaciones y el atractivo hacia el monaquismo existirían siempre." Archimandrita Sophrony "San Silouan el Athonita". Madrid, Encuentro, 1990. P. 62.
Se trata de una vocación, de un sendero escondido, porque Dios opera silenciosamente en y a través de un alma que se deja sumergir hasta donde no sabe..., ni sospecha. En cualquier ocasión y momento de la historia brotan caminos de celadas raíces, porque "la mejor parte" no será quitada a nadie...
Alberto E. Justo