viernes, 26 de diciembre de 2014

paisaje y panorama verdadero

¿Qué es lo que vemos, qué es lo que oímos, en este "mundo" circundante que asalta y amenaza? En realidad: poco y nada. Hay dos dimensiones: una primera: las "cáscaras" y otra detrás: las "desilusiones". Las coberturas sombrías son las que "aparentemente" nos tocan, las segundas, las tristezas, son las consecuencias de prestar atención a las primeras...
Entonces: ¿educar los sentidos? ¿Para no ver, para no oír, para no tocar? ¿Por dónde comenzar si tal fuera nuestra tarea ascética, a fin de vencer la terrible acedia propia de esta hora?
Todo ha de comenzar por una "educación" de la MEMORIA. Las falsedades exteriores llegan a un terreno bien dispuesto por las evocaciones harto frecuentes de una memoria no sujeta...
Si percibo un sonido, inmediatamente lo asocio con "recuerdos" mortificantes, con sufrimientos o carencias del pasado, que he retenido dolorosamente en mi "cuerpo", en todas las células de mi cuerpo.
¿Cuál es el primer "paso" de la memoria? Tener presente, en cualquier circunstancia la Palabra de Dios: "Yo Soy el que Soy". Es decir la misma realidad, mi vida verdadera, el hecho de que no soy yo sino Él, esto es: soy en Él y Él vive en mi.
Ahora bien: ante la certeza de que Él vive en mi y mi vida está escondida con Cristo en Dios, los asedios del mundo, aún los más cercanos, aún los que se despliegan en los "lugares" tenidos por "santos y buenos", se esfuman porque no son "reales", son sombras de prueba o surgimientos de una suerte de caos que está debajo y que reaparece en ciertos pasos del tiempo y de la historia.
Por tanto: "más allá" que siempre puede ser "más aquí".
Elevemos nuestro pensamiento y nuestra meditación al Crucificado y a cuanto Él oye y sabe de nuestro pecado y de nuestra necedad. "Señor JesuCristo, Hijo de Dios Vivo, ten piedad de mí, pecador."

Alberto E. Justo

jueves, 25 de diciembre de 2014

a cada instante: asomo de la Eternidad

Desde siempre, desde el primer instante de la Aurora...
Y a cada instante la Aurora que no tiene ocaso...
Soplo inefable, rayo de Luz que surge desde lo más profundo.
¿Cómo nos atrevemos a hablar, a decir... "alguna cosa"?
No lo sé. Es hora de aceptar lo que siempre está más allá...
¿Por qué? Porque es lo más inmediato.
Lo más íntimo, a veces, aparece "lejos". Es curioso porque es lo que está más cerca... ¡Y tan cerca! Que no hay palabra que lo diga,
ni pensamiento que lo contenga...

Alberto E. Justo


Ven, Señor Jesús


incomprensión...

¡¡Feliz y santa Navidad!! ¿Es posible "comprender" la hondura de tantos acontecimientos que se escapan cada día? No es posible esa "manera" de "abarcar", que tantas veces echamos de menos.
Sin embargo recibamos de Dios lo que no alcanzamos (¡qué paradoja!) porque en el Misterio, que es nuestra vida, podemos adivinar cuánto más grande es el patrimonio del silencio...
En la Noche llena de estrellas. "En el silencio y la esperanza está mi fortaleza" (Is.30,15).

Alberto E. Justo


viernes, 19 de diciembre de 2014

A pesar de lo que veas...

Hay una vida que ignoras, que quizá olvidas o soslayas... Es la vida verdadera que corre más alta, por encima de los sentidos o más hondo que todas las noticias...
¡Vida verdadera, inimaginable! No acertamos a expresar nuestro bien. Quedamos atados a un carro que nos arrastra y nos miente, porque suponemos demasiado o pretendemos razonar tanto que todo lo perdemos en la vorágine de inquietudes y de angustias...
Acepta lo que no logras circunscribir ni encerrar en ninguna parte. Acepta que lo mejor esté por encima de ti, pero profundamente en ti. Acepta que el Señor te regale, aunque por el momento no puedas descubrirlo para "usarlo".
No se trata de "usar", tampoco de "aprovechar". Tampoco de ganar o de perder y, mucho menos, de comparar... De nada te apoderes, deja que el agua se deslice mansamente...

Alberto E. Justo

jueves, 4 de diciembre de 2014

A pesar de lo que sea... levántate y camina

¿Temes lo que pueda advenir? ¿Temes lo que no es (ni puede ser)? La excesiva información, el movimiento constante sin paz, atan al hombre y lo enlazan sujetándolo en las "vueltas" y "revueltas" del camino... La pobre "fantasía" gime volando de un lado para el otro, porque hasta ella misma teje amenazas y diseña peligros...
Y, sin embargo, el horizonte está despejado. En efecto, está dentro, en nuestro interior. Suponíamos que tantas cosas acaecían fuera, por allí, sin reparar que lo que acontece está aquí y depende de nuestra conciencia... ¿Ignoramos la "fuerza" de la "adhesión" del corazón?
Tras los gemidos, detrás de esas murallas frágiles de papel, sigue sin pausa la melodía que trae el silencio y siembra la paz.
¡Espléndido amanecer! ¡Aurora sin par que sólo nace en la soledad! Entonces -me dices- me voy a la soledad... Y te olvidas que a la soledad no se va porque desde el principio estamos en ella.
Somos, en efecto, ermitaños desde siempre. Es ésta la realidad profunda que nos cuesta descubrir... Las distracciones son tantas y tan variadas que acabamos seducidos por lo que no es...
Algunos pretenden poseer "misiones", otros se ufanan de abarcar dominios varios o gozar de "poderes" (en realidad de chocolate, más vacíos que un mal bombón). Búscase el barullo que está siempre fuera...
Pero es posible volver a casa. El Padre abre su Corazón... "No temas, María... No temas José..."

Alberto E. Justo

martes, 2 de diciembre de 2014

contradicciones sutiles...

¿Contradicción o persecución? Quizá debamos recurrir a la expresión más fuerte a fin de decir algo acerca de la hora de la prueba. Es el momento de la oración angustiada, del dolor que no tiene calificativos... Más allá de suposiciones y "esperanzas" la torpeza y la necedad manifiéstanse en las acciones de los sitiadores que violan, sin rubor, los altos valores que aún sostienen nuestro andar cotidiano. No hay explicaciones. La "barbarie", de la cual somos testigos, no puede apelar a razón ni sentido alguno: simplemente es torpeza infinita.
¿Por qué sutil?  Porque es muy difícil trazar perfiles y descubrir su historia (si la tiene). Se impone y avasalla sin acciones nobles y definidas... En vez de armas emplea la mentira y las trampas más vulgares. 
Los "mediocres" pedían que el Señor descendiera de la Cruz, sus insultos (no sabían lo que hacían) resuenan aún hoy como la vergüenza de la historia. La cobardía de Pilato (eterno ejemplo del mal juez) se reproduce en los que entregan lo más preciado "por un plato de lentejas."
Sólo el "abandono" del Señor en la Cruz puede darnos la respuesta y el "sentido" que ansiamos en la hora de la incomprensión y del dolor.
Sin embargo Él ha vencido al mundo...

Alberto E. Justo