Las "horas difíciles" no parecen detener su curso... Cada día una nueva contrariedad asoma su perfil amenazante detrás de sierras y nubes... ¿Por qué? ¿Qué es esto?
Lo hemos visto ya: no puede haber proporción alguna entre la Pasión del Inocente y su impar pureza... Las mayores pruebas, los caminos más empinados, hallan hondura y sentido en el Misterio de la Cruz y, también, en la Resurrección y en la Ascensión gloriosas.
El "horror" de lo inaceptable puede transfigurarse aunque su imprevisible manifestación se revele insoportable...
Sin embargo detrás de sombras y gemidos, más allá de cualquiera de nuestros lamentos y lágrimas, resplandece la única Luz, que es nuestra vida y nuestra dicha... ¿Qué sentido encontrar en la vía de la cruz de cada día? El mayor sentido consiste en que, él solo, supera totalmente nuestra lógica y nuestra imaginación.
La "hora", en realidad, está escondida. El "dolor" resulta demasiado "claro"... Por ello apela a una trascendencia que va más allá que las explicaciones que nunca conforman ni satisfacen. El triunfo está celado, pero el secreto, el secreto del Padre, es nuestra vida...
Alberto E. Justo