Con esa terrible ansiedad, digna de evitarse, me digo: -voy a aprenderme bien de memoria lo que dice aquél gran maestro, a fin de aprovechar los caminos espirituales... Y pasan los tiempos, los días y las horas y acabo por darme cuenta que sigo en el punto de partida...
¿Desilusión? ¿Fracaso? Quizá sea necesario "fracasar" muchas veces para hallar "aquello" que nunca podemos expresar bien.
El "silencio" parece muy penoso para algunos... Entonces adviene esa caterva de tensiones, esa feroz invasión de propósitos, porque no logramos lo que queremos así no más.
Se ha dicho que las "aguas de Siloé" fluyen en el silencio... ¿Qué ocurre cuando dejo que el curso del río me lleve más allá? Tu respiro te levanta por encima de tus sueños. Ya te hallas donde no sospechas: alégrate, nada más.
Alberto E. Justo