Lo que buscas ya está en ti... ¿Por qué revolver esos mundos para dar con un tesoro que ya tenemos? Esta convicción es necesaria para la meditación fecunda. No es cosa de "añadir" sino de quitar, de liberar...
El silencio nos habla del camino a fin de callar los pensamientos y los rumores que nos distraen. La pureza es la liberadora a cada instante, pues nos devuelve a la Mirada de Dios, a la transparencia, al sosiego, a la paz. Basta dejarse alcanzar y elevar por la gracia y por esa Presencia inefable que lo es todo y que es arribo de Dios...("Él está a la puerta -siempre- y llama").
No dependemos de ocurrencias ni de intermediarios de ningún tipo. Es nuestro propósito "recordar" la "contemplación sin medios". Ir directamente a Dios, solos y libres en Él...
Alberto E. Justo