El peregrino sigue su empeño y halla la fuerte muralla que parece obstruir o dificultar su camino... Es "normal" tropezar en los caminos de este mundo, sobre todo cuando la estima por lo excelente o lo sublime se diluye...
El peregrino sabe, desde el inicio, que él es un solitario. Este hecho, en efecto, le muestra su responsabilidad y su realidad: no hay comprensión, ni defensa, ni apoyos fáciles... Su vida deberá labrarse en un silencio más profundo, en dimensiones diferentes, trascendiendo las envolturas falaces de las horas de decadencia.
La senda verdadera está "más arriba" o "más abajo", pero de ninguna manera en el nivel usual que se impone como ´"obligatorio" a los viandantes.
¡Amigo! No te encuentras donde crees estar ahora. No me atrevo a decirte que tu lugar es hoy éste o aquél. Simplemente te aseguro que tus pasos se elevan, que han de levantarse, mucho más alto y arriba de lo que puedes soñar.
La lucha será siempre con los que no quieren "volar" ni "soñar". Miran para aquí y para allá, pero es nada lo que ven y de ti nada saben.
Afírmate, con coraje y no temas perder nada. Muchas veces callamos por miedo o por vergüenza. Nada perderás. Te encuentras en realidad muy lejos, en otros caminos y sendas, más allá de las montañas y de sus cumbres (que son demasiado bajas). Confía y sigue...
Alberto E. Justo