¿Interrogantes nuevos? ¿Sorpresas
que no imaginábamos? Esta hora parece sacudirnos de mil modos... ¿Nos hemos
descubiertos más débiles que ayer, que hace sólo un momento? Ahora, quizá, nos
demos cuenta de ser mucho más pequeños...
¡Cuánta angustia en un momento! ¿Qué será mañana, o pasado? –nos
preguntamos. Y así mil veces, olvidando que los embates y las pruebas, la
constatación de nuestra miseria, son el paso cotidiano, que nos despierta... Sí,
es la ocasión, es el abismo que llama al Abismo.
Firmes y abandonados en mayor confianza cada vez... Aunque
debamos recomenzar y renovarnos sin cesar.
Una mirada, una aspiración (que es gracia), un silencio
profundo que nos libere de lo que sea: ¡dejémonos alcanzar!
Alberto E. Justo