viernes, 14 de diciembre de 2012

a pesar de los fantasmas


Es muy posible que surjan límites donde no suponíamos. Y es muy posible también que esas fronteras aparezcan porque nuestro temor o nuestra indecisión las diseñan.
         La “asfixia” provocada por estructuras o problemas ha de ser superada siempre con valor y con la convicción de que permanentemente, a cada instante, somos llamados y elevados por un regalo inimaginable de Dios. En suma, por Él y por sólo Él, por el Único...
         A fin de reconocer esta profundidad nuestra meditación, nuestra atención, ha de levantarse en ese inefable Rayo que nos crea y recrea...
         Despeguémonos, pues, de esas suposiciones que nos ligan a máquinas y a mecanismos (de la especie que sean). ¡Somos algo más que tuercas o tornillos y valemos más que los martillos y los clavos!
         ¡Adelante, con confianza, en el vuelo del Espíritu! Con la oración directa, silenciosa, profunda, hallaremos –sin mediaciones caprichosas- la Presencia que transfigura.

         Alberto E. Justo