martes, 14 de febrero de 2012

Vocación esencial

¡Un clamor asciende desde lo profundo de nuestra alma! Es claro que no lo podemos ignorar... Tampoco lo podemos definir ni explicar y, mucho menos, reproducir. Es una llamado, una vocación que no tiene nombre... Se trata de esa "trascendencia" que tanto tenemos olvidada; de esa vida esencial cuya puerta está cubierta por las "cuestiones" que nos rodean y que pretenden ensordecer.
Pero ¡¡atención!! no estamos, ni somos, ni vivimos en las "cuestiones" que rodean y asfixian. Siempre nos hemos de reconocer más allá de rumores y urgencias que pretenden acaparar la atención y la vida. Ahondemos en nuestro interior, vayamos a lo más profundo para hallarnos en verdad... Eso que el "mundo" nos dice, eso es precisamente lo que no somos, lo que no puede -en ningún caso- absorber nuestros días.
Descubramos, insisto, nuestro "ser" profundo, que, tantas veces, no tiene nombre. El nombre que nos interesa es un secreto en Dios y en nuestro corazón. Nada ni nadie nos puede apartar del Centro. En esos valles y montañas, en aquél mar sin fronteras, no hay mandones ni reglas.
¿Nos animamos a seguir siempre y sin definición precisa? ¿Nos animamos a llamar, en verdad, "Padre" a Dios?
No son buenas las "mediaciones" hueras y manoseadas por los decires de los hombres. La "moda" es hablar demasiado. Nada de eso, nada de eso. Silencio y Paz. Que brille la Belleza Divina en sus auténticos testigos...

Alberto E. Justo