En efecto, hace muchos años que busco un... libro "definitivo". Algo que me guíe infaliblemente entre tantos vericuetos y senderos como los que hay por esos andurriales... También, con frecuencia, busco un autor. Sí, un autor que -simplemente- me lo diga todo y me libre de tantos aprietos... ¡Cuánto nos gusta descubrir estos amigos que -juzgamos- nos dicen la verdad!
Pero el desengaño es permanente. Acabamos diciendo, con San Juan de la Cruz, "no me mandes ya más mensajero, que no saben decirme lo que quiero"... He aquí esa gran verdad: los mensajes no bastan en absoluto. Nos damos cuenta, tarde o temprano, de que queremos otra cosa... No interesa cuál... Es otra.
Entonces volvemos al Único que nos da lo que queremos. No son los libros, ni los mensajes, ni las imágenes, ni nada. Es otra cosa... Es siempre más. Y seguimos peregrinos por donde Él nos lleva o llegamos a ser "peregrinos en Él"... ¡Misterio grande! Porque no hay definiciones.
Volvamos a casa. Estamos demasiado acostumbrados andar por ahí. Volvamos a casa. Sólo en Casa tendremos la sorpresa. Pero ¿qué es "volver a casa"?... ¡¿Y tú eres doctor en Israel y no sabes esto?!
Valora y quédate. En tu corazón están las realidades mayores... Ahora calla y atiende... La respuesta llega en el silencio...
Alberto E. Justo