Al "abandono confiado" se añade la alegría del camino. Porque todo el Bien está en y con nosotros... ¿Parece esto demasiado ingenuo? Sin embargo la conciencia de una ausencia fecunda es siempre luminosa. Ausencia fecunda: quiere decir que cuando juzgamos que "nos falta" en realidad se hace presente todo. La pobreza llama a la riqueza como un abismo llama a otro abismo. Es indudable que el desafío de nuestro tiempo es la virtud teologal y heroica de la Esperanza... Pero ¿qué sería de nosotros si no confiáramos en Dios? Tal vez hemos olvidado que nunca estamos solos y que hay un arrojo que nos permite pasar más allá. Este ha de ser nuestro testimonio... Muy difícil, desde luego, en un mundo que sufre y del cual participamos el misterio del dolor...
Pero esta conciencia ha de llenar de luz nuestros días. Es Gracia. ¡Adelante, pues! Sí, a pesar de las falaces promesas y de los apretujones de las jornadas que seguimos.
Alberto E. Justo