Pasar más allá o...
penetrar en el bosque... Quizá regresar sin pausa a la ermita interior... ¿Se
trata de “mediaciones”? No, son alusiones a la Realidad que no tiene expresión.
Pero ¿cómo?
Morar en los ojos
de Dios es siempre SER CONOCIDO, CONTEMPLADO y AMADO, es reconocernos en Él. Pero
tampoco son suficientes estas palabras.
El peregrino sabe
que su casa, su morada, es UN Corazón que no puede delimitar ni imaginar.
“Hoy estarás
conmigo en el Paraíso”. Esto puede ser leído y orado escuchando, en el silencio
que gesta toda palabra, “ahora mismo estás en mi Corazón.”
Y no sólo “estás”,
sino ERES. Y más todavía, que no es cuestión de delimitar nada, porque el
hombre no puede imaginar ni circunscribir el Don de Dios.
En suma: “Si nada
eres, todo lo eres en Mí.”
Alberto E. Justo