Sí, hemos de admitirlo con confianza... La llamada "senda del corazón" comporta discernimientos y decisiones que no son fáciles y que suponen renuncias y, sobre todo, cierta "inseguridad".
El camino interior carece de determinaciones y normas que nos proporcionen esas "certezas" exteriores que, aparentemente, garantizan "pisar fuerte" (digámoslo así) porque no nos vamos a equivocar...
Tantas veces dejaremos esto o nos apartaremos de aquello y quedaremos en medio de la ruta quizá aguardando...
Es claro que el abandono y la confianza en Dios cubren todo nuestro paisaje, pero no pretendamos soluciones matemáticas ni univocidades resplandecientes. La noche es noche y no pretendemos otra luz que aquella, esta, que alumbra la noche, la noche de la contemplación que es más clara que el día...
¿Vivir sin paradoja? Es imposible.
Alberto E. Justo