¡¡Esos ojos!! ¿Cómo hay quien pierda el tiempo en caminos y estructuras banales, de por aquí y de por ahí, cuando llevamos esos ojos en las entrañas?
Ahondar en el Espíritu que ora... Y llegar al "desierto interior", como decía San Juan de la Cruz: "Esta sabiduría mística tiene propiedad de esconder al alma en sí. Porque, demás de lo ordinario, algunas veces de tal manera absorbe al alma y sume en su abismo secreto, que el alma echa de ver claro que está puesta alejadísima y remotísima de toda criatura; de suerte que le parece que la colocan en una profundísima y anchísima soledad, donde no puede llegar alguna humana criatura, como un inmenso desierto que por ninguna parte tiene fin, tanto más deleitoso, sabroso y amoroso, cuanto más profundo, ancho y solo, donde el alma se ve tan secreta cuando se ve sobre toda temporal criatura levantada." (Noche, 2, 2, 17).
¿Te quedas aún con las migajas? ¡Atención! Si te quedas, si no quieres ese horizonte sin confines, no impidas ni detengas el camino de "otros". ¡Deja, no impidas la música!
Alberto E. Justo