sábado, 3 de diciembre de 2011

Orden y sentido

Nuestra meditación se detiene, a veces, en las extrañas sorpresas de lo "cotidiano". En efecto, el tejido de sucesos nos rodea y es difícil desatender ciertos reclamos que parecen determinantes, aunque no lo son...
Volver a lo esencial (que no significa menospreciar nada) comporta redescubrir nuestra condición profunda, el "fondo del alma", es decir: la vida del Espíritu.
Nuestra vida auténtica y honda, no está "condicionada" por desvelos exteriores (los que sean), sino que es descubierta cuando precisamente quitamos, de algún modo, los accidentes que nos distraen.
Ahora bien: esos "accidentes" no son solamente los que tenemos por tales apresuradamente... Lo que nos distrae y nos deja inermes es el "apartamiento" de la "vía directa", cuando nos quedamos veranear en los "medios" y olvidamos el íntimo valor y ordenación de todas las cosas.

Alberto E. Justo