Seguimos de camino. Que brote del corazón esa confianza que el Señor llama. Es el signo de esta hora: un abandono que me atrevo a calificar como "heroico", una consagración (diré) siempre renovada en esta entrega, siempre sonriente, a los Ojos de Aquél que no deja de sonreír y de venir cada vez más cerca... ¿Cerca? ¡Qué insuficientes son las palabras, esos vocablos que apenas, apenas, alcanzan a señalar alguna cosa!
A. E. Justo