lunes, 22 de marzo de 2010

la senda siempre más honda

¿Por qué afincarnos en innúmeras complicaciones, persiguiendo "seguridades" estrechas y ámbitos con aire acondicionado? Un nuevo desasimiento se impone cuando los pensamientos propios y los cuidados o prejuicios ajenos obstaculizan, de un modo o de otro, el andar más simple y más directo.
No estamos invitados a dar vueltas y vueltas. Estamos llamados a responder y a arrojarnos en el mar inmenso del amor divino... ¿Dudamos? Pareciera, a veces, que reclamamos más pruebas, que no nos conformamos así no más. Y esto es un error.
Cuando acontece esa "separación" o "desprendimiento" de todo lo perecedero, de todo lo que fabricamos para encerrarnos más y más... Cuando nos descubrimos libres, sobre todo de nosotros mismos... Cuando percibimos ese silencio que porta, escondida, la vocación, la voz del Señor que llama... Entonces... ¡es tanto lo que descubrimos que no podemos escribirlo aquí ni en ningún lugar!
Entonces no buscamos la... "soledad" sino al SOLO, al Único... Porque es Él mismo Quien viene y habita en el corazón...
¡No te pierdas en los arroyuelos, ni en los caminos laberínticos que se abren seductores! No quiero arroyos, ni estanques pequeños... ¡Quiero el Mar!

Alberto E. Justo