Quizá los peregrinos sufran, a veces, algún sobresalto inesperado cuando andaban confiados haciendo camino...
¿Diremos que... "no importa"? Es claro que hay "enemigos" sueltos por ahí y que la necedad del mundo no es poca... Pero es mejor meditar en otra clave...
La vida verdadera es extremadamente simple. No tiene etapas forzosas y, tarde o temprano, abre ese secreto de su abismo que no tiene definición.
Estamos llamados al sosiego y la paz adviene cuando no topamos con "nada". ¿Cómo puede ser? ¿Pensábamos en "otras" complicaciones nuevas? No hay complicaciones, porque no hay nada. Soli Deo honor et gloria.
No tropecemos con los intermediarios postizos que se han tornado harto soberbios. "Tienen ojos y no ven, orejas y no oyen..."
Silenciosamente tornemos al corazón. Cuando encontremos a alguien tengamos en cuenta su corazón y no sus documentos o sus papeles o si me sirve o no me sirve o si queda bien en mi rompecabezas...
Quememos los papeles, los informes y no oigamos las murmuraciones...
La Contemplación es una apertura en serenidad que no pretende obtener resultados... Las agendas no me sirven para la vida que en realidad interesa...
¡Ah, hermanos míos, lo propio del viento -alguien ha dicho- es ser oído, no calculado!
Alberto E. Justo