Esta pregunta no es ociosa, sobre todo cuando oponemos, tantas veces, sin sentido y sin criterio, dimensiones que poseen una armonía secreta y fecunda. El hombre nace solo y muere solo y su vida consiste en el secreto que sólo Dios conoce. La vida verdadera y profunda es sólo para Dios.
Las modas nada dicen. Imponen "maneras" o modos a veces asfixiantes, cerrando puertas y ventanas, ahogando horizontes...
Ningún "modo" de vida puede ser un absoluto. Nuestra vida es una incesante apertura a la trascendencia, un descubrimiento que brinda expansión al corazón...
La fuerza y la virtud del hombre se hace realidad y presencia dentro y no fuera. Es hora de volver a lo interior y valorar lo escondido, evitando cualquier manoseo sin pudor.
La dictadura de "maneras" frustra la acción del hombre...
¿No hallas, acaso, fascinación y gozo en ese desierto sin confines que te levanta al Cielo? ¿Qué puedes dar que no hayas recibido de lo Alto en el silencio de tu corazón?
Huye la superficialidad de lo que se dice o de lo que se repite y respira bien hondo más allá de las fronteras...
Alberto E. Justo