El mensaje presente retoma sus mejores bríos cuando se levanta por las mañanas y desayuna un mensaje de paz.
El peregrino no ha de dudar nunca: Dios está aquí, más de cuanto podamos imaginar, más cerca que toda "cercanía". No se trata de repetir lo que ya sabemos sino de vivir ese nuevo fuego del Espíritu divino.
Silencio vibrante, silencio de paz y de vida. Aunque la tentación del descorazonamiento nos asedie, aunque las sombras de las desilusiones nos persigan... Nuestra vida es aquí y en el silencio más hondo. Amén,
Alberto E. Justo