viernes, 19 de febrero de 2010

recuerdo y olvido

¡Olvídate del paraje que atraviesas! No importa tanto el lugar donde ahora nos hallamos, sino que interesa cómo somos... Esto sí que no ha de olvidarse, porque sin cesar retornamos a la fuente, ya que tal es nuestra vida: nutrirse y vivir de la fuente, del origen. Comporta aprender a recibir, a acoger, a ser pesebre, portal y establo, cuna abierta al nacimiento de la aurora...
La belleza halla un eco en el corazón porque, en primer lugar, en este mismo corazón reside.

Alberto E. Justo