No te detengas en palabrejas ahora. No seas, esta vez, profesor de filosofía sino filósofo... Sólo abandónate en tu camino sin titubear. Tú haces ese camino tuyo en Aquél que te guarda y te lleva en Su Corazón. No temas, ni vaciles; no dudes y no pienses... Lejos de todo y de todos, muy cerca, inmediatamente, de Dios.
Alberto E. Justo