A pesar del rigor de la "hora" y de la terrible proximidad de quienes no saben, ni podrán saber... La sabiduría es silenciosa y poderosa. No se entrega a cualquier pasante ni a cualquier curioso. La sabiduría -una vez más- es discreción, pudor y silencio.
Hoy topamos con quienes saben muy poco y creen saber muchísimo. No podemos quejarnos por la ausencia de mediocres que llenan el aire, los aires, de sandeces e impertinencias.
Parece que el pobre hombre necesita dominar y someter, de lo contrario se tiene por un infeliz. Pero aquél sujeto que cree "saber" es, casi siempre, un peligroso ignorante.
-Medita, hermano, medita- busca en tu corazón esa trascendencia que se escapa, porque sólo te animas en los "lodazales", en lo que se dice, en lo que imponen las "modas" cada vez más ridículas.
Deja y vete lejos. No embadurnes tu calzado nuevo
Alberto E. Justo.