Nos hallamos en la hora de una prueba que no alcanzamos a medir, ni proponemos nada acerca de ella. Silencio e ignorancia: esto es: sabia ignorancia, con ojos cerrados y abiertos al mismo tiempo.
Han callado las campanas, cuyo eco se percibía ayer en la distancia. Hoy no hay campanas, al menos afinadas.
Pero hay una magnífica noticia... Sabemos más, conocemos más, lo que ayer resultaba ignoto.
Si sabes algo más goza y sonríe... Y calla.
Alberto E. Justo