Mi querido Enrique, aquí va mi saludo y mi deseo de alcanzar siempre el perdón del Señor. Hoy lo entrego en Tus manos con la confianza que ya conocemos. El perdón lo vivo como una sonrisa de Jesus que nos libera a cada instante. Mi mayor pecado es el temor y la duda, la vacilación y un cierto temor que no me abandona. Pido perdón por mi ser temeroso y no sobreponerme por falta de Fe. Quiero dejarme abrazar por el Señor... ser y estar en Él. Espero esa gracia.
Estoy en estos días demasiado pendiente de la "comida" y de los auxilios que
juzgo necesarios para mi bienestar y necesidades. Pido al Señor la gracia de liberarme de estas dependencias, a veces insoportables. Pido también perdón por mi "carácter" y por la escasa paz que ahora y siempre suplico...
Elevo mi alma a Dios... Amén
Alberto Enrique