Que tus pasos no sean tuyos. Sabes que no lo son. Ahora bien: éntrate en el Desierto, más allá de las fronteras y de cualquier compromiso. No calcules nada, abandónalo todo... Siempre más escondido y en paz
Deja lo que no llevas y alégrate en lo que dejas, que es ello lo mejor y más sabroso...
Allá arriba hay un monasterio que alumbra el valle...
Alberto E. Justo